Tomado de Pensar en Cuba
Por José Luis Méndez Méndez. *Es
profesor e investigador universitario.
El
6 de octubre se recordará el cuarenta aniversario del acto terrorista que hizo
estallar en pleno vuelo un avión civil cubano en Barbados y que causó la muerte
de 73 personas, de estas 57 cubanos.
Los
autores intelectuales de este brutal hecho fueron Orlando Bosch Ávila, quien
murió impune en su refugio seguro de Miami en el 2011 y Luis Posada Carriles,
sigue en la misma ciudad conjurado contra la Revolución cubana amparado por sus
autoridades.
El
terrorista internacional Orlando Bosch, concibió este tipo de acto de terror
para atraer, según su pensamiento criminal, la atención sobre sus propósitos de
derrocar al gobierno de Cuba.
En
conversaciones con sus secuaces recordó como en la ciudad de Santa Clara, donde
ejerció como médico pediatra, habían colocado allí una bomba en una zapatería.
Al estallar los zapatos volaban por el aire, como resultado del efecto del
explosivo, aunque satisfecho de esa violencia reflexionaba que esas pequeñas
acciones, no eran suficientes, eran necesarios actos de mayor envergadura que
causaran mayor efecto propagandístico.
Con
esa convicción el derribar aviones en pleno vuelo fue un objetivo largamente
elaborado y ensayado por este terrorista y sus sicarios, en la década de los
años setenta del siglo XX. El terrorista buscaba realizar un acto de terror,
que tuviera trascendencia, que no se pudiera minimizar, que llamara la atención
hacia sus propósitos de derrocar por la vía del terror a la Revolución cubana,
resultaba una paradoja para un médico de bebitos convertido en un
asesino de la peor especie.
Este
delincuente común, fue más que un terrorista internacional declarado y
reconocido, como un fanático, extremista, que lindó en lo patológico, lo que
constata su larga historia de violencia y actuación criminal.
Un
estudio de su perfil delictivo mostró rasgos marcados de erostratismo,
concebido como la búsqueda de la fama y la celebridad a través de la violencia.
Una elevada necesidad de reconocimiento derivada de su frustrado supuesto
liderazgo en Cuba en la época estudiantil y laboral.
Así
lo manifestó cuando detonó más de ochenta bombas dentro de los Estados Unidos
entre 1967 y 1968; su notoria tendencia al magnicidio de Fidel Castro y la
obsesión de hacer estallar aviones en pleno vuelo. Fue, como
concluyeran las autoridades norteamericanas que evaluaron su admisión a los
Estados Unidos, un criminal que emplea la violencia en su acción homicida para
la búsqueda de gloria y notoriedad, su finalidad es convertirse en un personaje
mítico, aunque para ello deba involucrar y victimizar a personas ajenas a sus
planes perversos.
Esos
sueños tenebrosos lo guiaron en 1968, cuando fundó la banda terrorista Poder
Cubano e hizo detonar bombas en varias ciudades norteamericanas, los
perfiló mientras estuvo en prisión en la cárcel de máxima seguridad de Marion,
Illinois, después cuando pactó durante el gobierno de Richard Nixon, para ser
liberado a cambio de salir del país para continuar ejerciendo el terrorismo
contra Cuba y otros países.
El
documento secreto del FBI, desclasificado y fechado el 1 de noviembre de 1976,
donde se analizan los antecedentes del sabotaje al avión cubano en Barbados, se
expresa que Acción Cubana, con Bosch al frente, intentó
un ataque con bombas a la aerolínea Bahamas Air en el aeropuerto internacional
de Miami el 27 de septiembre de 1975. Como se conoce, Acción Cubana fue el
nombre que le dio Orlando Bosch, a su organización cuando se “fugó” de los
Estados Unidos, para operar en América Latina, después la mutó a la Coordinación de
Organizaciones Revolucionarias Unidas, CORU en junio de 1976.
El
30 de noviembre de 1975, una noticia terrorífica apareció en el semanarioÚltima
Hora, de New York, donde fue divulgado un comunicado bajo el seudónimo
de Ernesto de una organización denominada Poder Cubano-76. El texto se
adjudicaba haber colocado dos bombas de tiempo en un avión de la línea aérea
Bahamas Air, que regresaba de Nassau a los Estados Unidos. Por suerte los
artefactos de muerte fueron encontrados y desactivados minutos antes de que la
nave fuese abordada por sesenta y dos personas a bordo, en su mayoría
ciudadanos norteamericanos, quienes se disponían a regresar a Miami.
Funcionarios
de la aerolínea confirmaron que los explosivos habían sido dispuestos de modo
que explotaran en el momento en que el avión estuviese en pleno vuelo. Según Ernesto,
la acción era en protesta contra el gobierno de Bahamas por la suspensión del
permiso a los pescadores cubanos de la Florida, dedicados a la pesca de
langostas. La motivación manifiesta, demuestra la demencia del terrorista.
Registros
documentales existentes en los archivos de agencias norteamericanas
especializadas en combatir al terrorismo doméstico mostraban que el nombre de Ernesto era
la forma de identificarse de Bosch en sus comunicados, para acreditarse actos
violentos y que Poder Cubano-76, era una versión actualizada de la banda que
bajo su conducción, asoló con actos de terror varios estados norteamericanos en
la década de los sesenta.
Existía
una relación directa y comprobada entre el Ernesto firmante
del comunicado, con Orlando Bosch y la organización que se lo adjudicó, de
todas maneras este fue sólo un adelanto macabro de lo que vendría después.
En
enero de 1976 el terrorismo de los anticubanos en Miami, era más que
un dolor de cabeza para las autoridades, se había perdido el equilibrio, el
control, los terroristas eran delincuentes comunes, que empleaban lo aprendido
de la CIA, para extorsionar, asesinar adversarios, pugnar por espacios dentro de
la mafia local, reinaba el caos dentro de los criminales anticubanos.
Se
revisó minuciosamente la prensa contrarrevolucionaria posterior al comunicado
de Poder Cubano-76 y no se había encontrado ningún tipo de desmentido por parte
de esa organización. Es decir, a una banda terrorista no le importó que se le
atribuyera el intento de asesinato de sesenta y dos personas y no lo negara.
Llegó
en junio de 1976 la creación de la mencionada organización terrorista CORU, que
fue la sombrilla debajo de la cual se puso en marcha un extenso plan agresivo
contra Cuba y otros países. El Caribe se convirtió en la principal plaza
terrorista de los anticubanos. A esta oleada de terror, Bosch, lo calificó
como:“Ataques revolucionarios a los intereses y representaciones castristas
y sus cómplices en Costa Rica, Panamá, Jamaica, México y otros países.”. [1]
El
fracaso de hacer estallar al avión de Bahamas Air, lo frustró, pero a la vez lo
impulsó a pretender nuevos intentos. Bosch le había confiado este tipo de plan
al terrorista Gaspar Jiménez Escobado, y le expresó, que volar a un avión
cubano sería el detonante que impediría silenciar su lucha para derrocar al
Gobierno Revolucionario, haría temblar, según él, sus estructuras y acapararía
la atención pública mundial. Igualmente anularía, o por lo menos frenaría,
cualquiera aproximación o entendimiento entre los gobiernos de los Estados
Unidos y Cuba.
El
terrorista sustentaba, que un hecho de tal magnitud aterrorizaría a las
autoridades de los países de América Latina, que como resultado del acuerdo de
la OEA, adoptado en junio de 1975, podrían estar en libertad de decidir
unilateralmente el restablecer o no las relaciones con La Habana, había que
mantener el aislamiento del régimen cubano, estimaba él.
Era la mente genocida de un
terrorista en expansión, quien había expresado que los norteamericanos querían
tumbar a Fidel Castro con la llamada guerra frontal, aniquiladora de los rojos,
añadiendo que si la mitad de las bombas que los Estados Unidos lanzó en Vietnam
se las hubiera tirado a Cuba, ya estaría resuelto el problema. Era sólo un
avance de lo que haría.
[1]Véase del propio autor en el libro Los Años del Terror, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006. pp. 112-115
A mediados de junio de 1976, un grupo de terroristas
anticubanos radicados dentro y fuera de los Estados Unidos se reunió en una
hacienda de la región de Bonao, República Dominicana, para diseñar y ejecutar
la proclamada “guerra por los caminos del mundo”, ofensiva de agresiones contra
Cuba y otros países. Uno de los pretextos para esta escalada agresiva era la
presencia internacionalista legítima en solidaridad con el agredido pueblo de
Angola.
Asistieron además, según diversas fuentes,
representantes de la DISIP de Venezuela, de la DINA de Chile, y la CIA, el
objetivo era organizar una extensa campaña terrorista contra intereses y
personal de Cuba y contra aquellos países de varios continentes que mantenían
relaciones con la Isla. Se ha establecido, que se efectuaron dos reuniones, una
de los principales organizadores del encuentro para encauzar los esfuerzos
criminales y otra de los operadores, es decir de los hombres que participarían
directamente en la ejecución de los actos de terror.
El general fascista chileno Manuel Contreras Sepúlveda
aseguró el 19 de julio de 2004, que participaron Luís Posada Carriles, quien
había sido alto jefe de la DISIP de Venezuela y Michael Townley, agente de la
CIA radicado en Chile y uno de los terroristas más activo de la Operación
Cóndor, al servicio de la DINA.
También el terrorista Aldo Vera Serafín, quien había
ya colocado bombas contra representaciones cubanas en Europa, particularmente
en la embajada de Cuba en Francia y participado en el atentado contra el
Embajador de Cuba en Buenos Aires, Argentina en agosto de 1975.
Como medida para confundir los terroristas dijeron que
la reunión se había efectuado en San José de Costa Rica, lo cual parece
imposible ya que el principal mentor de este encuentro fue Orlando Bosch, quien
precisamente entre enero y marzo de ese año había sido detenido en ese país por
intentar asesinar al opositor al golpe militar y líder del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria, de Chile, Andrés Pascal Allende y a su esposa.
Otro elemento revelador es que fuentes de la policía
de Miami, en audiencias de varios comités de Inteligencia del Congreso de
Estados Unidos, efectuadas el 8 de mayo de 1976, aseguraron que sus fuentes
radicadas en Sudamérica habían informado que Bosch atentaría también contra Henry
Kissinger, cuando visitara a ese país centroamericano.
El plan contra el también sobrino del ex presidente de
Chile, Salvador Allende, había sido ordenado por la DINA. El terrorista de
origen cubano Rolando Otero Hernández, quien se decía llamar “Cóndor”, había
recibido un plan similar. Otero Hernández, era
solicitado por las autoridades norteamericanas, por haber colocado siete bombas
contra sus intereses en la Florida en diciembre de 1975. Posteriormente fue
deportado de Chile, a donde ingresó desde Venezuela, allí había sido reclutado
por Luis Posada Carriles.
La primera acción de la CORU, fue el 1ro de julio de
ese año, cuando estalló una bomba en el Centro Cultural Costa Rica-Cuba en San
José, acto que muchos atribuyen a la autoría de Luís Posada Carriles.
Cuando se oficializó la alianza terrorista que da
lugar a la llamada Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas, CORU,
como colofón de la reunión de Bonao ya estaba estructurado y en curso un vasto plan, con grandes
recursos financieros, logísticos, con aseguramiento en documentación, armas y
explosivos, estudios realizados de los blancos a atacar y una coordinación
cohesionada para actuar. Estallar aviones civiles en pleno vuelo, eran parte
del plan.
Inmediatamente se comenzaron a producir actos de
terror en varios países a la vez, en América Latina y Europa, con comandos que
se pudieron desplazar con todos los recursos necesarios para sus fines
agresivos.
Los planes de explotar en pleno vuelo aviones cubanos
y de líneas aéreas de otros países se incrementaron con relación a similares
intentos en los años previos. El seguimiento pasivo de las autoridades especializadas norteamericanas sobre las actividades de los terroristas,
se incrementó, pero con total complacencia, solo citaremos, que en el informe
resumen secreto desclasificado del FBI, sobre la CORU, presenta
la participación de ocho de sus fuentes, que reportaron diariamente sobre el
quehacer terrorista de los criminales.
No solo el FBI, daba seguimiento a los delincuentes,
también la Agencia Central de Inteligencia estaba al tanto al menos en los
tiempos en que era su Director George H. W. Bush, así lo acredita el
informe secreto DB-315/06286-76, distribuido el 22 de junio de 1976 y
desclasificado en 1997.
El texto advierte, que fue hecho por fuentes y métodos
de inteligencia sensibles y no se le debía dar acceso a extranjeros. Los países
afectados por su contenido eran Cuba-Panamá-República Dominicana y había sido
producido el 21 de junio de 1976. El título llama al estremecimiento: Posible plan de los
exiliados cubanos extremistas para volar un avión cubano.
La fuente, reveladora de esta información fue
identificada como un hombre de negocios con relaciones cercanas a la comunidad
de exiliados cubanos.
El informe alertaba que: “Un grupo de
exiliados cubanos extremistas, del cual Orlando Bosch, es el líder, planea
colocar una bomba en un avión de Cubana de Aviación, que viaja entre Panamá y
La Habana. El plan original de esta operación consistía en colocar dos bombas
el 21 de junio de 1976 en el vuelo 467, que tiene un itinerario que sale de
Panamá a las 11:15 antes meridiano, hora local. “
Un
elemento que confirma las intenciones de los terroristas fue que cuando se
dispone la detención de Luis Posada Carriles en Venezuela por estar involucrado
en el sabotaje al avión civil cubano en Barbados, se practicaron registros en
varios apartamentos y en uno de ellos las autoridades venezolanas encontraron
los movimientos de todas las rutas de Cubana de Aviación, sobre todo en el
Caribe, así como pruebas que indicaban que el terrorista estaba implicado en
las bombas colocadas en la región contra intereses relacionados con Cuba en ese
año 1976.
En otra parte del informe el FBI señaló que Bosch,
residía entonces en República Dominicana, donde como mencionamos anteriormente
se había producido la reunión de Bonao y algo que ratifica lo expresado: La
fuente comentó, que Bosch había sido arrestado en Costa Rica en febrero de ese
año 1976.
Otro apartado del documento oficial norteamericano
reiteró que se había trasladado la información al Departamento de Estado, a la
Dirección de Inteligencia del Ejército, a la Marina, a la Aviación, al FBI y a
otras agencias.
Es decir, varias agencias norteamericanas conocieron
que los terroristas de Orlando Bosch harían estallar un avión en pleno vuelo,
con tiempo de anticipación, con detalles y no hicieron nada absolutamente por
evitarlo, ni alertaron a las autoridades cubanas.
La decisión de explotar un avión cubano en pleno vuelo
estaba tomada por los terroristas como acto priorizado y prepararon varias
posibilidades. Quince días después de esta tentativa, el 9 de julio de 1976,
los criminales probarían nuevamente alcanzar su objetivo, cuando casualmente,
como veremos, una bomba que sería colocada a bordo de un avión civil cubano en
el aeropuerto de Jamaica, estalló en la pista.
El terrorista Pablo Gustavo Castillo Díaz, preparó esa
bomba. En su pasaporte norteamericano E 418511, en las páginas 12 y 13, aparece
que este entró a Jamaica el 6 de julio de 1976, lo cual lo colocó en la escena
del crimen.
Este hecho tuvo varios intentos anteriores. El 23 de
noviembre de 1972, un comando de la organización Gobierno Secreto Cubano, nueva
versión dada por Orlando Bosch a su banda, se adjudicó una amenaza de haber
colocado una bomba contra un avión civil cubano en Kingston, Jamaica.
El 10 de enero de 1975, nuevamente un avión cubano en
Kingston, Jamaica, fue objeto de un acto terrorista, esta vez se lo adjudicó el
grupo Frente de Liberación Nacional Cubano, FLNC, colocaron una bomba, estalló
y ocasionó daños considerables.
El 9 de julio de 1976, la bomba estalló dentro de una
maleta que iba a ser colocada en un avión de la línea aérea Cubana de Aviación
en Kingston, Jamaica, que debía haber partido 40 minutos antes con rumbo a La
Habana. En el momento de la explosión, por itinerario, ya el avión tenía que
estar volando sobre el mar cerca de la ciudad de Montego Bay, en la costa norte
de Jamaica, para enrumbarse hacia Cuba. A bordo iban 29 pasajeros de
nacionalidad cubana, jamaicana, dominicana, británica, argentina y
norteamericana. Se trataba de un itinerario regular que dos veces por semana
recorría Jamaica, Barbados, Trinidad & Tobago, y Guyana y después regresaba
a La Habana. La nave era piloteada por Pedro Chacón Alfonso portador de la Licencia 1341. La organización CORU, se
adjudicó el acto terrorista el día 10 de julio por medio de un comunicado
difundido por medios de prensa en Miami.
Ese mismo día una bomba explotó en la oficina de
Cubana de Aviación en Barbados y el 11, a un mes de creada la CORU, esa banda
criminal colocó una bomba que estalló en las oficinas de la línea aérea Air
Panamá en la capital colombiana, que causó considerables daños materiales.
Un cable
de la agencia norteamericana AP publicado el 14 de julio de 1976 en el
periódico The Virgin Island reportó la declaración del Embajador cubano en
Jamaica Ramón Pez Ferro quien condenó la explosión "este viernes de una bomba escondida en
una maleta con destino a La Habana," calificó el hecho como la obra de "un monstruo". La explosión se produjo una hora después de la llegada
de una aeronave cubana al aeropuerto Norman Manley de Kingston.
La
policía local precisó que la explosión se produjo segundos después de que
el chofer del vehículo de transporte de los equipajes se bajó de su
asiento. La bomba pulverizó muchos equipajes y causó daños por miles de
dólares. Nadie fue herido pero un trabajador del aeropuerto contó que un humo
espeso rodeó el avión dando la impresión que se había caído al suelo.
El
aparato debía tomar más pasajeros en Kingston y seguir hacia La Habana media
hora más tarde. Estaba retrasado en su horario de salida, en espera de otros
pasajeros que llegarían en otros vuelos y tomarían el de Cubana de Aviación,
para seguir su destino, no imaginaron que tal vez sería hacia la muerte.
El cable
precisaba, que la CORU se había reivindicado el atentado e indicó que Orlando
Bosch lideraba ese grupo. La agencia añadió que Bosch había estado preso en los
EE.UU. por haber cometido actos terroristas en su territorio.
Como
expresó el terrorista anticubano Ricardo Morales Navarrete, un avión de Cubana
de Aviación había sido sentenciado, sólo faltaba cuándo se ejecutaría el acto
de terror, esta vez, por suerte, habían fallado los asesinos.
Continuará…
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