lunes, 10 de octubre de 2016

La gran amistad entre Camilo y Che

Camilo y Che, héroes para siempre. Foto: Abel Rojas
Tomado de Cuba por Siempre
Por Víctor Pérez Galdós.

La gran amistad que nació y se desarrolló entre los Comandantes Ernesto Che Guevara yCamilo Cienfuegos ha quedado en la historia de Cuba como un símbolo de la relación entre dos personas que habían nacido en lugares distintos de América Latina y que incluso tenían alguna pequeña diferencia de edad y un carácter distinto.
Pero sí a ello le añadimos que esa interrelación sólo se produjo durante menos de cuatro años, resulta mucho más meritoria que entre ambos se produjera una gran identificación.
Ernesto Guevara de la Serna conoció a Camilo Cienfuegos en México en 1956. Entonces un grupo de revolucionarios cubanos dirigidos por Fidel Castro se hallaban entrenándose para participar en una expedición hacia Cuba con el objetivo de reanudar la lucha contra la dictadura batistiana.
Camilo logró incorporarse al grupo revolucionario poco tiempo antes de la salida de la expedición. Con antelación él se había trasladado desde los Estados Unidos hacia México y a través de un amigo suyo que participaba en los entrenamientos fue que pudo lograr que fuese admitido.
El 25 de noviembre de 1956 tanto Ernesto Guevara como Camilo Cienfuegos formaron parte del grupo de 82 expedicionarios que salieron hacia Cuba a bordo del pequeño yate Granma desde el puerto de Tuxpan.
Tal vez durante la travesía que duró casi siete días puede que el Che Guevara y Camilo hayan intercambiado algunas palabras, pero en realidad entre ellos se inició la amistad a partir del cinco de diciembre de 1956 cuando Camilo tuvo un gesto solidario que impresionó notablemente al Che.
Años después al evocar ese instante el Che recordó lo ocurrido en esa oportunidad cuando varios días después de su llegada al territorio cubano los expedicionarios del “Granma” fueron atacados en forma sorpresiva en Alegría de Pío por soldados de la dictadura batistiana:
El Che especificó: “Nos habían sorprendido; en la huída yo perdí mi mochila, alcancé a salvar la frazada nada más, y nos reunimos un grupo disperso. Fidel había salido con otro grupo. Quedamos unos diez o doce. Y había más o menos una ley no escrita de la guerrilla que aquel que perdía sus bienes personales, lo que todo guerrillero debía llevar sobre sus hombros, pues debía arreglárselas. Entre las cosas que había perdido estaba algo muy preciado para un guerrillero: las dos o tres latas de conserva que cada uno tenía en ese momento.
“Al llegar la noche, con toda naturalidad cada uno se aprestaba a comer la pequeñísima ración que tenía, y Camilo, viendo que yo no tenía nada que comer, ya que la frazada no era un buen alimento, compartió conmigo la única lata de leche que tenía; y desde aquel momento yo creo que nació o se profundizó nuestra amistad. Tomando sorbos de leche y velando disimuladamente cada uno que el reparto fuera parejo, íbamos hablando de toda una serie de cosas.”
En el transcurso de la lucha revolucionaria en Cuba se fue haciendo más sólida la amistad entre el Che Guevara y Camilo Cienfuegos.
En relación con esto, el Che igualmente señaló en el discurso que pronunció el 28 de octubre de 1964, en el acto efectuado en el Ministerio de la Construcción, en La Habana, con motivo del quinto aniversario de la desaparición física de Camilo:  “Desde el primer momento salimos juntos. Desde el Granma, desde la derrota de Alegría de Pío estábamos juntos, sin embargo, éramos dos caracteres muy diferentes. Y fue meses después que llegamos a intimar, extraordinariamente.”
Con el desarrollo de la guerra revolucionaria el Che Guevara y Camilo Cienfuegos se entrelazaron en la historia al realizar ambos, en forma respectiva, una gran hazaña, ya que condujeron dos columnas invasoras desde la Sierra Maestra hasta la entonces provincia de Las Villas, en la zona central del territorio cubano.

En Las Villas en estrecha coordinación continuaron realizando acciones combativas de gran significación y a su vez llevaron a cabo una gran actividad política encaminada a propiciar la unidad y coordinación de las fuerzas revolucionarias.
Después de la victoria de la Revolución Che y Camilo se esforzaron, junto a Fidel, por propiciar la defensa y desarrollo del proceso y sobre todo también ambos coincidieron en la importancia que tenía la educación política del pueblo. Tanto el Che como Camilo sostuvieron encuentros con trabajadores y campesinos y otros sectores del pueblo en diferentes partes de Cuba y hablaron sobre la importancia de la unidad así como acerca de los planes y realizaciones de la Revolución.
Incluso el 26 de octubre de 1959 ambos participaron y hablaron en un gran acto de masas efectuado en La Habana para condenar un vandálico ataque perpetrado varios días antes por elementos contrarrevolucionarios que habían salido en avionetas desde los Estados Unidos de América y ametrallaron La Habana lo cual causó muertos y heridos. Ese acto fue resumido por Fidel quién en su discurso instó al pueblo a prepararse militarmente para poder defender en forma resuelta a la Revolución.
Fue esa la última vez que Camilo habló ante el pueblo cubano puesto que dos días más tarde se produjo su desaparición física cuando viajaba de Camagüey a La Habana en una avioneta que se precipitó al mar.
Varios meses después de haber ocurrido ese lamentable hecho, el Che Guevara evocó a su gran amigo y compañero de lucha al dedicarle el prólogo de su libro Guerra de Guerrillas.
Resaltó que Camilo fue el compañero de cien batallas, el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa.
Precisó, además, que Camilo era un hombre de mil anécdotas y aseguró que las creaba a su paso con naturalidad. Y añadió: “Es que unía a su desenvoltura y a su aprecio por el pueblo, su personalidad; eso que a veces se olvida y se desconoce, eso que imprimía el sello de Camilo a todo lo que le pertenecía: el distintivo precioso que  tan pocos hombres alcanzan de dejar marcado lo suyo en cada acción.”
El Che resaltó que Camilo practicaba la lealtad como una religión y enfatizó: “…era devoto de ella; tanto de la lealtad personal hacia Fidel, que encarna como nadie la voluntad del pueblo, como la de ese mismo pueblo; pueblo y Fidel marchan unidos y así marchaban las devociones del guerrillero invicto.”
En la parte final de ese prólogo el Che resumió en una breve pero muy significativa frase la trascendencia de la vida y obra de Camilo al exponer: “En su renuevo continuo e inmortal, Camilo es la imagen del pueblo.”
Y cuatro años más tarde al hacer referencia a Camilo el Che igualmente precisó:  “Lo que a nosotros, los que recordamos a Camilo como una cosa, como un ser vivo, siempre nos atrajo más, fue lo que también a todo el pueblo de Cuba atrajo: su manera de ser, su carácter, su alegría, su franqueza, su disposición de todos los momentos a ofrecer su vida, a pasar los peligros más grandes con una naturalidad total, con una sencillez completa, sin el más mínimo alarde de su valor, de sabiduría, siempre siendo un compañero de todos, a pesar de que ya al terminar la guerra era, indiscutiblemente, el más brillante de todos los guerrilleros”.

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