Desde enero de 1959, cuando el pueblo de Cuba decidió hacer su
camino por medio de una Revolución democrática-popular y agraria, hasta poco
después, cuando desde la dirección del país y con apoyo del pueblo se tomó el
camino de la construcción del socialismo, la política exterior de los diversos
gobiernos de Estados Unidos hacia con Cuba fue reconducida en base a agresiones
de todo tipo y, en lo que aún perdura, el bloqueo económico financiero y
comercial.
Muchos en el mundo, con los monopolios mediáticos haciendo ecos,
creyeron que la alocución del presidente norteamericano, el pasado 17 de
diciembre de 2014, cuando dijo que “Después de todo, estos 50 años han
demostrado que el aislamiento no funcionó. Es hora de un nuevo enfoque”, reconociendo
el rotundo fiasco de estos 57 años de intentos de hacer fracasar a la
Revolución cubana, sería el preámbulo de un nuevo camino libre de escollos en
las relaciones diplomáticas de ambos países. Mucho más se pensó en ese gran
paso, cuando en su discurso en el Gran Teatro de la Habana Alicia Alonso, el 22
de marzo de 2015, el presidente Barack Obama, llamó nuevamente al Congreso de
EE.UU. a poner fin a esta política, porque “solo hace daño al pueblo cubano en lugar de
ayudarlo”, según sus propias palabras.
Sin embargo, el propio Obama, el 11 de septiembre de ese mismo año,
a sólo 6 meses de sus anteriores palabras, volvió a rubricar la llamada Ley de
Comercio con el Enemigo (TWEA, por sus siglas en inglés), de 1917, y la firmó
nuevamente en este año 2016; por cual se ampara para “imponer sanciones
económicas contra naciones extranjeras mediante la prohibición, la limitación o
la regulación de las transacciones comerciales y financieras con países
hostiles en tiempos de guerra” o su alternativa en la Sección 5b, de dicha ley,
la cual expone “…o durante cualquier otro periodo de emergencia nacional
declarado por el presidente”. Una Ley que hoy en día sólo se aplica para Cuba
y, además, en tiempo de paz; ya que nunca, realmente, ni el gobierno ni el
pueblo cubanos han llevado a cabo actividad alguna contra el pueblo
estadounidense ni el gobierno de ese país. Por lo tanto, ¿A qué se debe esa
declaración de emergencia nacional?
Mientras por un lado se habla de derogar el bloqueo, por otra se
siguen sancionando a entidades que establecen relaciones comerciales con Cuba.
De cientos de miles o millones de dólares son las multas aplicadas a
entidades norteamericanas o extranjeras por no cumplir con el bloqueo: el banco
alemán Commerzbank, la compañía francesa CGG Services S.A, la compañía
estadounidense Halliburton Atlantic Limited, la compañía de seguros marítimos
estadounidense Navigators Insurance Company (“Navigators”), el banco francés
Crédit Agricole o la compañía estadounidense de diseño WATG Holdings Inc.
(WATG), con sede en California, han sido ejemplos de estas sanciones.
De igual forma muchas otras empresas han rechazado ofrecerle
servicios a Cuba para evitar sanciones del Departamento de Estado de Estados
Unidos: la Sociedad de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales
(SWIFT, por sus siglas en inglés); los bancos italianos Banco Popolare,
Unicredit e Intensa San Paolo; o la mismísima compañía estadounidense PayPal.
Esta última, para gran ridículo, bloqueó la cuenta de la empresa alemana
Proticket, por el simple hecho que algunos de sus clientes habían pagado
entradas para la comedia musical Soy Cubano y un concierto de la cantante
cubana Addys Mercedes.
Muchos más ejemplos se detallan en el Informe de Cuba sobre la
Resolución 70/5 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, titulada “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero
impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, presentada este año.
Las Naciones Unidas ha condenado el Bloqueo en 24 ocasiones
consecutivas, siendo cada año más aplastante la derrota de Estados Unidos en su
empeño por mantener esta medida de genocidio contra Cuba. El empecinamiento del
gobierno estadounidense sólo confirma que más bien es Cuba y su pueblo quienes
han sido víctimas de una cadena de constantes agresiones.
El bloqueo económico contra Cuba no es una iniciativa puesta en
marcha por causa del triunfo de la Revolución, sino una estrategia que nació a
finales del siglo XIX para aplastar todo foco de liberación en la Isla. Los
hechos de la historia nos la muestra en la intervención de EE.UU. en el
conflicto hispano-cubano, cuando el Secretario de Guerra de ese país, Mr. J. G.
Breckenridge le escribió al Mayor General Nelson A. Miles, jefe del Ejército
norteamericano, en junio de 1898, la siguiente orden: “Debemos concentrar el bloqueo,
de modo que el hambre y su eterna compañera la peste, minen a la población
civil y diezmen al ejército cubano.”
La finalidad del bloqueo contra Cuba sigue siendo un punto de la
agenda del gobierno estadounidense, porque aún es vigente la declaración del
Informe del Departamento de Estado, emitido el 6 de abril de 1960: “el
único medio previsible para enajenar el apoyo interno es a través del
descontento y el desaliento basados en la insatisfacción y las dificultades
económicas (…) Una línea de acción (...) es negarle dinero y suministros a
Cuba, para disminuir los salarios reales y monetarios a fin de causar hambre,
desesperación y el derrocamiento del gobierno".
Tanto la TWEA (Trading with the Enemy Act), la Ley de Cooperación
Internacional (1961, sección 620.a.), Ley de Asistencia Exterior (1961), las
Regulaciones al Control de los Activos Cubanos (1963), las llamadas leyes Torricelli
(1992) y la Helms-Burton (1996), las Regulaciones para la Administración de las
Exportaciones (1999), así como la Ley de Reforma a las Sanciones Comerciales y
Ampliación de las Exportaciones (2000) son algunos de los recursos jurídicos
que el gobierno de los Estados Unidos impone como un paraguas “legal” y que
invariablemente aplican con carácter extraterritorial; aún cuando dichas leyes
violan flagrantemente la Resolución 2625, de 24 de octubre de 1970, del XXV
Período de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas que declara:
"ningún Estado puede aplicar o fomentar el uso de medidas económicas,
políticas o de cualquier otra índole para coaccionar a otro Estado, a fin de
lograr que subordine el ejercicio de sus derechos soberanos y obtener él
ventajas de cualquier otro. Todo Estado tiene el derecho inalienable de elegir
su sistema político, económico, social y cultural sin injerencia en ninguna
forma por parte de ningún otro Estado." De igual manera, el bloqueo
claramente se califica como un acto de genocidio, según el artículo II de la
Convención de Ginebra de 1948 para la Prevención y la Sanción del Delito de
Genocidio; así también como un acto de guerra económica, de acuerdo con la
Declaración Relativa al Derecho de la Guerra Marítima adoptada en 1909.
Entonces, ¿Cuándo se derogará el Bloqueo?
Hoy en día, cerca del 76% de las cubanas y cubanos, nacidos en Cuba,
han vivido bajo los efectos desbastadores del bloqueo; el cual ha provocado en
estos 56 años, perjuicios cuantificables al Cuba por más de 125 mil 873
millones de dólares a precios corrientes. Daños que son palpables en la
economía cubana, en la vida cotidiana de sus ciudadanos(as), en los diversos
sectores del país como el de la educación, la cultura, el deporte, etc.; o tan sensible
como el de la sanidad, con nefastas repercusiones para personas de diversas
edades: niños, mujeres y hombres convalecientes de numerosas enfermedades;
quienes no ha sido atendidos a tiempo, porque las leyes del bloqueo
imposibilitan la adquisición de un componente, un catalizador o la tecnología
necesaria para llevar a cabo un tratamiento correspondiente.
Las palabras de Obama han quedado en el vacío, dando tímidos pasos
que sólo crean contingencias al reducido sector privado (cuentapropista); principalmente
porque estiman que al crear diferencias económicas entre los sectores sociales
de Cuba, éste podría ser arranque para una fuerza opositora al gobierno
revolucionario y así, en algún momento, servir a los intereses del
imperialismo.
Mientras el gobierno de Estados Unidos destina esfuerzos y millones
de dólares en frenar el desarrollo de Cuba, el derrocar a la Revolución cubana
como único objetivo; el pueblo cubano sigue afrontando sus reales dificultades
con valentía, creando alternativas para seguir progresando en sus conquistas
sociales, reconocidas por instituciones internacionales como la UNICEF, la
UNESCO, la FAO, la OMS, entre tantas otras. En el mundo entero, gobiernos,
organizaciones y asociaciones de diversas índoles se solidarizan con el pueblo
cubano. La Asociación de Cubanos en Cataluña José Martí se suma al reclamo de
otros(as) tantos cubanos(as) residentes en el exterior y exigimos el cese del
bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por el gobierno de Estados
Unidos contra nuestra Patria.
¡NO AL BLOQUEO!
29 de septiembre de 2016.
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