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Por Gustavo de la Torre Morales
El resultado de este 26 de octubre de 2016, en las Naciones
Unidas, donde se votó el Informe presentado por Cuba, en referencia a la
Resolución 70/5 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, titulada
“Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, es la muestra de una ardua
resistencia del pueblo cubano, de la gran lucidez del gobierno revolucionario y
de todo el tzunami solidario de la comunidad internacional.
Los representantes de los EE.UU durante
todos estos 24 años se han mostrado con gran impertinencia y con ínfula de
creerse con el pleno derecho de actuar con injerencia con referencia a Cuba
(como comúnmente actúa en su política internacional con el resto de los
pueblos).
Sin embargo, este 26 de octubre se ha
dado un giro inesperado por parte del representante del gobierno
estadounidense, cuando en la votación apretó el botón de abstención.
A primera vista es una actitud
contradictoria, cuando lo que se ha votado es una condena a una política que su
propio presidente, Barack Obama, ya en el 2014 dijo públicamente que era un
fracaso. Lo más coherente sería que ya en el 2015 o en este año 2016, realmente
no hubiese necesidad de estas votaciones, porque se debió haber derogado el
bloqueo contra Cuba. Pero la lógica con la política
imperialista se vuelve un proceso truculento y complicado.
La votación de abstención de EE.UU puede deberse
a que de haber votado en contra, sin previamente levantar el bloqueo, sería
condenarse a sí mismo; además, no puede votar en contra porque al final de todo,
sólo el Congreso estadounidense tiene la “legalidad” (y lo entrecomillo) para decidir si se elimina
esta medida de genocidio y ahogo, la cual viola leyes internacionales y que
sólo se impone de manera autoritaria y hegemónica por parte de ese gobierno.
Pero debe tenerse en cuenta que esta movida de la “abstención” no es más que un
amago de mostrarse al mundo como “flexible” frente a las conversaciones que se
están llevando a cabo con Cuba para la normalización de las relaciones_ de esta
manera, el gobierno de los EE.UU se creerá en la posición de “tener” derechos
para exigirle a Cuba que realice concesiones.
El gobierno de los EEUU simplemente
busca, en este giro, mejorar su imagen internacional con referencia a su relación histórica
con Cuba.
De todas formas, la abstención puede
valorarse de positivo, aunque como ya ha dicho el Canciller cubano, Bruno
Rodríguez, en su intervención en este día 26 de octubre, frente a la Asamblea
de la ONU, “es
necesario, por tanto, juzgar por los hechos. Lo importante y concreto es el desmontaje del bloqueo, más que los
discursos, las declaraciones de prensa o, incluso, el voto de una delegación en
esta sala”. Es decir, que no valen palabras ni
intensiones que quedan en la nada, si por un lado manifiestan la realidad del
fracaso de esta política agresiva y por otro lado se siguen adoptando medidas
que dejan inmóvil el bloqueo.
El bloqueo sigue en vigor y causando
privaciones al pueblo cubano, obstaculizando el desarrollo de la economía del
país y entorpeciendo las relaciones con otros países.
Aún,
cuando los hechos de la historia que afronta Cuba con su vecino del norte, en
estos 57 años de Revolución (plena de agresiones y jugarretas políticas de todo
tipo contra la nación cubana), le da el derecho a Cuba de mantener reservas, no
es menos cierto que “el cambio de voto, que la embajadora Samantha Power
acaba de anunciar, es una señal promisoria. Tenemos la esperanza de que se
refleje en la realidad”, como expresó el propio Canciller cubano.
Mientras,
tanto el gobierno como el pueblo cubanos, seguirán construyendo su propio
futuro, con la misma valentía frente al sacrificio de mantenerse firmes a sus
principios humanitarios y solidarios; de continuar afrontando cualquier
obstáculo por difícil que sea, si con ello sigue demostrando que hay
alternativa posible a las leyes salvajes del fallido capitalismo.
Nosotros
seguiremos apoyando a Cuba en la defensa de su independencia, en la demanda de
respeto a su soberanía y autodeterminación de trazarse un camino propio, sin
injerencias extranjeras; de seguir luchando por la justicia social y los
derechos de los pueblos, manteniendo firmes sus compromisos de cooperación en
igualdad de condiciones con los más necesitados.
Una
vez más, el gobierno de Estado Unidos ha sufrido otro contundente fracaso; pero
no uno estratégico, sino un fracaso total por su empecinada y agresiva política
exterior.
La
batalla no finalizará hasta que sea totalmente eliminado el bloqueo económico,
financiero y comercial impuesto contra Cuba; cuando sea cerrada la base naval
de Guantánamo y devuelto esa porción de territorio usurpado ilegalmente, así
como cuando se finalice con la política injerencista y aberrante, dirigida al cambio
de “régimen”, cuando es al pueblo cubano, al único que le asiste el derecho de
escoger el sistema político que determine. ¡Y esto último, ya lo ha hecho!
En esta batalla, la
solidaridad seguirá, como siempre, al lado de Cuba.
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