lunes, 18 de septiembre de 2017

¿Trata JJ Benítez de desmitificar o más bien mentir sobre la vida del Che?


Por Gustavo de la Torre Morales

La palabra fue un invento de la civilización, la cual facilitó en el complejo ejercicio de la comunicación, la posibilidad de recrear a lo infinito una fantasía como de hacer diáfana una verdad.
Pero la fantasía es ese abanico que posibilita adornar hechos lejanos, pasados o futuros con reflejos de la imaginación, adicionando pictóricamente una invención hasta el punto de idealizar una supuesta realidad; aunque la verdad no es más que la expresión clara, sin rebozo ni lisonja, o el juicio que no se puede negar racionalmente.

Muchos se aventuran en la información y otros en la literatura (aunque ambos se entremezclan en puntos ocasionalmente difusos). Algunos incursionan el campo de la ficción, otros se aferran a exponer los sucesos ocurridos, y aunque ambos necesitan de la investigación, se tiene la salvedad que el primero embelesa la mente con quimeras y el segundo rescata hechos reales… el periodismo no está exento de iguales comportamientos.
¿Recuerdan la llamada “Guerra de Hearst” (“Hearst’s War”), refiriéndose a William Randolph Hearst y la explosión del acorazado Maine que obligó al presidente William McKinley a intervenir en el conflicto hispano-cubano? Resuena aún dentro del periodismo la frase: “¡Ponga usted las ilustraciones, que yo pondré la guerra!”… ¡Y tanto la guerra como la imposición del neo-coloniaje con sus desmanes contra el pueblo cubano se hicieron realidad!
El uso de la mentira, como herramienta para crear estados de opinión favorables a lo que debe ser reprobable es tan común en el periodismo como en la literatura.
De la misma manera que se inventaron una guerra fría contra la otrora URSS en la norteamericanización de Europa durante el Plan Marshall, y una amplia gama de literatura lanzó a EEUU como el “único” salvador del viejo continente occidental del fascismo, también están las famosas y nunca encontradas “armas de destrucción masiva” de Aznar, Blair y Bush para empujar la nefasta guerra contra Irak.
Ejemplos hay incontables y que hoy llaman “Operaciones de falsa bandera”.
Como expresó José María Fraguas de Pablo (Pirracas): “No es cuestión de simplemente no decir la verdad, o de callarse, sino de difundir falsedades de una forma activa o agresiva, porque supone siempre una acción, utiliza una técnica y responde a una estrategia que busca determinados efectos”.
En la literatura también aparecen quienes son reclutados porque fácilmente se acogen a las maquinaciones de montajes y campañas (y así rascar fama), como también intencionalmente se han fabricado “escritores”, lanzados sorprendentemente en carrera ascendente, sin importar los escasos o nulos valores profesionales y éticos, sólo con el objetivo de crear puntas de lanzas contra aquellos que llaman "molestos". ¿En las campañas contra Cuba, no le suena el nombre de Alberto Montaner, un engendro de la CIA?
La realidad muestra que hay periodistas y escritores (algunos hacen ambas funciones) que dedican sus esfuerzos en llevar la verdad a cada rincón de la humanidad, mientras lamentablemente hay otros creando “excusas” que faciliten intereses de lobbies de poder.
De la misma manera que la CIA intentó eliminar físicamente a Fidel Castro en 638 ocasiones (que hasta hoy se conozcan), también reclutó o creó para sus diabólicas campañas de mentiras a marionetas del periodismo y la literatura; aunque algunos se prestan “gratis” con el afán de desacreditar a quien los pueblos levantan en forma de bandera para sus causas de rebeldía.
Es extremadamente notorio que en el año del aniversario 50 del asesinato del Che, salga a la luz pública el lanzamiento del libro “Tengo a papá, las últimas horas del Che”, de JJ Benítez, el cual no esconde el empeño de seguir ese guión imperialista de sembrar el rechazo a quien Cuba con gran cariño, denominó como El Guerrillero Heroico.

El autor de la saga “Caballo de Troya”, en su intento de desmitificar a Ernesto “Che” Guevara, refleja en su nueva “obra” los mismos gatuperios de cuando incursionó en los expedientes X españoles sobre OVNI’s su presentación del vídeo “Mirlo Rojo”, en el programa Planeta Encantado, con imágenes inéditas de “construcciones alienígenas” en la luna.
Sorprende, hasta lo inimaginable, que con libertina desfachatez, el propio JJ Benítez declare que la mayor parte de la información obtenida en su investigación provenga de la Agencia Central de Inteligencia de EEUU (CIA), cuartel donde se engendró las acciones criminales de la famosa Operación Cóndor, cuna de complots y conflictos internacionales, centro de planificación de “Primaveras” o “Revoluciones de Colores” y lugar de donde salió precisamente la orden del asesinar al héroe argentino-cubano, la cual se llevó a cabo el 9 de octubre de 1967, en Bolivia.
Si en el 2007 el Tribunal Supremo del Estado español condenó a Luis Alfonso Gámez a pagar una suma de 6000.00€ por expresar en su blog personal criterios que supuestamente vulneraban el honor a JJ Benítez, cabría preguntarse ¿También condenarán a JJ Benítez a indemnizar a la familia del Che y al pueblo cubano por las falsedades y tergiversaciones publicadas en su libro?

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