lunes, 25 de junio de 2012

La batalla contra la hipocresía y la manipulación.

La ciberguerra del imperialismo contra la conquista social de la Revolución: Los Joven Club de Computación.
El cotilleo de una propaganda manipulada, con el único objetivo de sembrar una opinión pública internacional de rechazo al sistema político-económico instaurado en Cuba desde enero de 1959, conlleva a que los monopolios mass media sean acérrimos seguidores de la mentira y la tergiversación de la realidad cubana, política hostil complementada que se sostiene desde una arquitectura entramada desde la CIA y otras entidades gubernamentales y no gubernamentales de Estados Unidos.

Pero todo esto va como la moda. Ayer se atacaba a la economía como ineficiente, porque la sujeción estaba dada al apoyo dado por la otrora URSS; sin embargo, se desmerengó ese polo producto en parte por sus errores y otro por el empujoncito del imperialismo, y Cuba sigue adelante, muy a pesar del recrudecimiento del bloqueo económico del imperialismo contra la Isla y el ataque frontal que lleva el gobierno norteamericano contra las empresas y entidades financieras que hagan negocios o transacciones con Cuba: Sony Ericsson y ING son ejemplos muy frescos (entre ellas algunas Think Tanks).

Muy a pesar de las serias dificultades que provoca el bloqueo, y todas las leyes diabólicas que sirven de pilares donde se posa este pájaro de rapiña, Cuba mantiene intocables sus conquistas sociales más elementales y sigue cosechando nuevos lauros a medida que se actualiza su propio sistema económico.

Hoy en día la nueva boga está dada por los ataques a la “libertad de expresión” por la “inaccesibilidad” de la población a la internet y el uso de las redes sociales que proporciona la conexión a través de este servicio.

Todos los medios se pronuncian por el estrecho ancho de banda de la Isla, de lo costoso de la conexión a internet, de las limitaciones de acceso al servicio, etc. y un escueto e insulso etcétera.

Desde Estados Unidos, principalmente, y otros países de la Unión Europea, se destinan fondos millonarios a fomentar el uso de nuevas tecnologías con rápido acceso a determinados individuos que trabajen, posteriori, en la línea del “cambio de régimen” en la Isla: la contrarrevolución, llamada dulcificadamente con “ternura” por George W. Bush como “Disidencia”. Un personal, como expone la Real Academia Española en su diccionario, que por estipendio (paga o salario) sirve en la guerra (en este caso psicológica) a un poder extranjero no es más que un mercenario. Un traje justo a la medida para el servicio de estos señores que viven de la traición.

El presupuesto aprobado para la subversión y servicios de estos mercenarios se contempla como parte del presupuesto de gastos del gobierno norteamericano, el cual destina 20 millones de dólares, según carta emitida por el Departamento de Estado al Congreso.

Ni el gobierno norteamericano o sus lacayos, ni sus mercenarios, ni sus monopolios mencionan sus reales ardides ; simplemente tergiversan y manipulan con el objetivo de sembrar un conflicto con la división del pueblo cubano y el gobierno; así como asistirse de personeros que desde afuera también cooperen en la estratagema.

Mientras a Cuba se le bloquea en el uso de nuevas tecnologías y la conexión a internet, por un lado, se le acusa públicamente de censurar y prohibir accesos a este servicio por el otro. Todo un acto de hipocresía.

El asesoramiento y la dotación de equipamiento avanzado (ordenadores, DVD, unidades USB y teléfonos celulares) a los grupos “seleccionados” es una de las vías para “organizar” al ejército de ciberdisidentes encargados de llevar a cabo la labor de subversión y engaño. La carta del Departamento de Estado de EE. UU expone que el presupuesto para la subversión en Cuba será administrado por tres de sus entidades: la Oficina de Latinoamérica y el Caribe (LAC) de la USAID; la Oficina de la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo (DRL), y Asuntos del Hemisferio Occidental (WHA).

Ningún medio critica o menciona, al menos, que Google sigue al pie de la letra lo estipulado por las leyes estadounidense en referencia al bloqueo y desaloja a los cubanos de algunos de sus servicios elementales. Tampoco mencionan los diferentes programas software (que no son pocos) prohibidos para los cubanos residentes en la Isla.

Otro ejemplo burdo de la manipulación está en la mención del denominado Festival Clip realizado en La Habana bajo subvención de entidades extranjeras, entre ellas españolas (como Evento Blog España (EBE)), el cual agrupó sólo a medio centenar de los denominados “periodistas independientes” o “disidentes”, encabezados por Yoani Sánchez; sin embargo, ¿Por qué no mencionan que ya se han cumplido 25 años de la creación de los Joven Clubs de Computación y que éstos han brindado servicios a la población de manera gratuita, creando cultura en el pueblo en el uso de las nuevas tecnologías de la informática? ¿Por qué no mencionan los festivales sobre videojuegos creados en Cuba, con objetivos didácticos, y ninguno de ellos empujan a actos vandálicos como el asesinato de líderes mundiales, algo muy común en los que se promocionan en campañas marketing del capitalismo? ¿Por qué no hablan del Festival Cubano de Informática y de las más de 100 mil personas que acudieron a los 600 centros Joven Clubs de Computación y Electrónica localizados por todo el país? ¿Por qué no mencionan que en Cuba el número de usuarios de la red de redes se ha incrementado a dos millones 610, un 45% más comparado con el 2011? ¿Por qué no mencionan que en estos centros se imparten cursos en el uso de diferentes programas de informática a la población, sin que en ello medie identificación ideológica alguna, como el caso del “famoso” Festival Clip?

La desvergüenza es principio de estos personeros y sus patrocinadores imperiales. Mientras ellos blasfeman; Cuba, su pueblo y Revolución llevan a cabo la batalla contra la hipocresía y la manipulación.

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