Por Víctor M. Carriba: Corresponsal/ONU
Naciones Unidas comenzó a afinar
su puntería hacia las operaciones clandestinas y militares realizadas por Estados
Unidos en otros países con el pretexto de la llamada lucha contra el terrorismo
y a reclamar responsabilidades por esos actos.
Aunque con años de demora, el
tema regresó a la agenda internacional tras sendos informes del relator
especial de la ONU sobre la promoción y protección de los derechos humanos y
las libertades fundamentales durante el combate al terrorismo, Ben Emmerson.
Uno de los asuntos clave de esos reportes apunta hacia las operaciones de la
CIA de detención, traslado, secreto, interrogatorios ilegales y tortura de sospechosos
de terrorismo.
El otro encara los ataques de
aviones teledirigidos (drones) norteamericanos en territorio de otros países,
sin la autorización del Estado afectado y con saldo de numerosos muertos y
heridos entre la población civil.
Hace dos semanas, el especialista
reclamó al gobierno de Estados Unidos que publique sin demora el informe
elaborado por un comité selecto del Senado sobre el programa secreto de detención
e interrogatorios de la CIA.
Emmerson señaló a la administración
del expresidente George W. Bush como responsable de “una campaña sistemática de
actos internacionales arbitrarios, como detenciones y traslados secretos y
torturas de sospechosos de terrorismo”.
Recordó que ese gobernante autorizó
a la agencia a ejecutar ese esquema secreto y la creación de instalaciones clandestinas
de detención conocidas como “sitios oscuros” en territorios de otros países.
También confirmó que Bush avaló
la aplicación de la técnica de ahogamiento (waterboarding) durante los
interrogatorios de “presos de alto valor” y un paquete de técnicas de abuso
mental y físico.
No obstante, el relator de la ONU
reconoció diversas medidas adoptadas por el actual Gobierno del presidente,
Barack Obama, frente a la detención secreta, la tortura y otras formas de
abusos.
Sin embargo, lamentó que “a pesar
del claro repudio a las acciones ilegales perpetradas por la CIA durante la era
Bush, muchos de los hechos permanecen clasificados y ningún funcionario ha sido
presentado ante la justicia en Estados Unidos”.
El informe presentado al Consejo
de Derechos Humanos (CDH) revela que los “sitios oscuros” creados para esos
prisioneros fueron instalados en Lituania, Marruecos, Polonia, Rumanía y
Tailandia.
Y que “al menos otros 49 países
permitieron la utilización de su espacio aéreo o aeropuertos” para los aviones
que trasladaron a los prisioneros.
Por otro lado, el relator
especial denunció la utilización de aviones no tripulados por Estados Unidos en
Pakistán como una acción contraproducente, opuesta a la ley internacional y
violatoria de la soberanía y la integridad territorial de ese país.
Luego de una visita a Islamabad, Emmerson
subrayó el fuerte rechazo del gobierno pakistaní a las operaciones de esas
naves estadounidenses, las cuales no cuentan con su consentimiento y han sido repudiadas
ante Naciones Unidas.
El gobierno de Pakistán no acepta
el uso de drones por Estados Unidos contra su territorio y lo considera una violación
de la soberanía e integridad territorial, insistió.
Datos oficiales de Islamabad
contabilizan 2 200 muertos y al menos 600 heridos en el país desde 2004, a
causa de 330 ataques realizados por los aviones estadounidenses.
Es hora de que la comunidad
internacional atienda las inquietudes de Pakistán y otorgue al próximo gobierno
el espacio, el apoyo y la asistencia que necesita para instalar la paz en su
territorio sin la interferencia militar de otros estados, concluyó Emmerson.
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