
Tomado de Rebelion.
Por Lázaro Fariñas.
No dudo que, en cualquier momento, a algunas de las "compañías" que
se dedican a difamar a Cuba alrededor del mundo se les ocurra crear un
plan turístico para los cubanos que viven en la isla, ya que, gracias a
las nuevas regulaciones del gobierno revolucionario, se han eliminado
toda una serie de controles y por lo tanto, se les ha hecho más fácil
viajar al extranjero. Como ahora el gran problema de los futuros
viajantes no son la Carta de Invitación o la llamada Tarjeta Blanca,
sino el encontrar un país que les dé la visa de entrada y además, buscar
el dinero necesario para pagar los inmensos gastos que significa el
salir a conocer otros mundos, la enorme cantidad de cubanos que decían
que iba a viajar al extranjero, se ha reducido a solo unos cuantos.
Siempre lo habíamos dicho, que el problema de los viajes de los cubanos
no estaba en las regulaciones del gobierno de Cuba, sino en lo mismo que
cualquier otro ciudadano del mundo necesita para poder hacer la maleta y
salir de su país. Los que hemos tenido la oportunidad de viajar por el
mundo, conocemos de primera mano lo que cuesta salir de turista a
cualquier región del planeta. Los pasajes de avión han ido en aumento a
medida que han pasado los años, los hoteles de las ciudades están por
las nubes y los precios de las comidas en los restaurantes están tan
altos, que a cualquiera se le quita el apetito. Así que, parodiando al
gran Napoleón, se necesita dinero, dinero y más dinero.
La
realidad es que no son solo los cubanos los que tienen ese impedimento
para conocer otros países. Por ejemplo, aquí en Miami existen barrios
enteros que no pueden ni viajar a Cayo Hueso, a solo ciento sesenta
millas al sur de la ciudad, y la inmensa mayoría de los norteamericanos
no conocen, ni tan siquiera el Canadá, con el cual tienen frontera.
De todas formas, creo que, como escribía al principio de este
comentario, en cualquier momento, a alguna "compañía", aprovechando que
se acerca el verano, quizás se le ocurra ofrecerle a los cubanos de la
isla una promoción para facilitarles los viajes al extranjero. Se me
ocurre que, una manera rápida de que esa promoción tenga éxito, sería
ofrecer el plan siguiente: "Métase a disidente y le facilitaremos visa y
pasaje al extranjero". Bien podrían ampliar su presentación, nombrando a
cada uno de los turistas disidentes que ya se han aprovechado de esa
disidencia para hacer periplos alrededor del mundo con todos los gastos
pagados. Algunos, como el ping-pong, cruzan el Atlántico para allá y
para acá, y vuelven para allá, para regresar para acá.
Desde
que hace solo dos meses Cuba desreguló las salidas al exterior, ha
salido toda una serie de personajes, de la llamada oposición cubana, a
pasear por el mundo, con sus gastos pagos y sin ningún tipo de problema
con las visas de los países por visitar. Tampoco han sido viajes de una o
dos semanas, como normalmente son los viajes de los genuinos turistas,
esos que tienen que pagar con dinero constante y tajante los gastos de
sus viajes. Los opositores de pacotilla cubanos no tienen que
preocuparse ni por los tr á mites de viaje, solamente de hacer la
maleta, del resto se encargan las "compañías" anticubanas que les
garantizan un viaje feliz por las capitales de mundo.
Recuerdo
un lema que tenía la insipiente industria turística de Cuba antes de la
Revolución, y decía: "Conozca a Cuba primero y al extranjero después".
Parece que los disidentes criollos no están de acuerdo con ese lema de
la Cuba de ayer --esa Cuba que tanto añoran, sin tan siquiera haberla
conocido-- y prefieren hacerlo a la inversa.
Hay que visitar a
los que pagan, a los que ordenan, a los patrocinadores. Hay que verlos
de frente y presentarles los argumentos necesarios para que sigan de
paganos, para que sigan enviando recursos para poder seguir viviendo, al
regreso, del cuento de la disidencia.
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