América Latina en Movimiento
Por Mario Ramos, Director del Centro Andino de Estudios Estratégicos (CENAE)
La
integración del sentido común podría ser la noción que guíe la relación entre
los estados latinoamericanos y caribeños. El sentido común nos dice que
nuestros estados y pueblos tienen intereses geopolíticos comunes, entonces por
qué no actuar en nombre de ese interés general, por qué no proteger ese interés
general.
El
sentido común nos señala que el éxito inconmensurable de haber reunido a
nuestros treinta y tres Estados en un espacio para el debate argumentado y
horizontal es un logro que debe defenderse y desarrollarse. La integración no
busca eliminar las diferencias, esto no es posible ni deseable, debemos
apreciar el marco común construido que otorga igualdad de derechos a todos sus
miembros, y esto en un mundo en donde determinados organismos internacionales
no se manejan con el principio de la democracia, es un aspecto a considerar.
El
sentido común nos dice que el interés general nos obliga a construir un destino
colectivo, conducido por este modelo de integración pluralista que hemos
conseguido, debemos profundizar nuestra unidad en la pluralidad. CELAC es una
zona de paz, el sentido común obligó a declarar a nuestra región como zona de
paz. Nuestra vocación geopolítica es la paz y debemos como CELAC contribuir a
la paz mundial. El sentido común nos dictó que debemos alejarnos de aquella potencia
que pretende imponer su voluntad geopolítica a otros pueblos y que han
convertido a regiones como el Oriente Medio en zonas con países destruidos.
Usando el método de la “guerra contra el terrorismo” se ha sometido a pueblos y
se camufla la expropiación de sus recursos naturales. “Guerra” que ha otorgado
patente de corso a la potencia que declaró esa guerra infinita para violar a su
antojo el derecho internacional, promover guerras de falsa bandera, cárceles
clandestinas alrededor del mundo y violar todos los derechos humanos que dice
promover.
En este
convulsionado planeta, los miembros de la CELAC tenemos la oportunidad de
construir la civilización del Buen Vivir. Nuestros pueblos nos exigen sensatez,
no les fallemos. Sepultemos de una vez por todas esas supuestas arquitecturas
hemisféricas de seguridad y diálogo internacional que han demostrado estar al
servicio de intereses egoístas y hegemónicos, y gritemos todos ¡Larga
vida a la CELAC!
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