Dicen que las
comparaciones nunca son buenas; por lo general es preferible ver las
particularidades. Sin embargo, por mucho que no se quiera, con Cuba siempre hay
que poner todo en una balanza, y mucho más cuando se trata de defender la
soberanía de las cubanas y cubanos y el proceso social socialista.
Y digo defender,
porque no faltan quienes intentan desacreditar a la Revolución, adjudicándole
la responsabilidad total de todas las deficiencias y carencias existentes, que
el pueblo cubano se ve obligado afrontar.
Claro, cuando
aparecen los hiper-críticos, los argumentos de sus ataques están matizados en
minimizar o ignorar totalmente los impactos que provoca el bloqueo económico, financiero
y comercial impuesto por Estados Unidos por más de 50 años (principalmente
después que ha sido rechazado por 22 años consecutivos en la ONU, contando en
el último año sólo con el voto favorable de Israel (cómplice natural) y los
propios EE.UU); así como las pérdidas millonarias provocadas por esta política
de ahogamiento y por reconstruir infraestructuras económicas dañadas por
atentados llevados a cabo por inescrupulosos pagados por organizaciones
terroristas ancladas en ese país y asesorados por la Agencia Central de
Inteligencia (CIA).
Pero hoy no
comentaré sobre este tema tan denunciado por Cuba en los foros internacionales,
e incluso en el seno de las Naciones Unidas, sino que aceptaré el reto de las
comparaciones; tomando en cuenta a quienes defienden una transición de Cuba al
capitalismo, apoyados en la teoría que el desarrollo democrático radica,
exclusivamente, en la existencia de la pluralidad partidista; por tanto, acusan
a Cuba de no alcanzar la “democracia” pululada por tener un solo partido
político: el Partido Comunista de Cuba (PCC).
Por lo tanto, dando
un vistazo comparativo entre el sistema político en cualquier país del llamado
1er mundo y, según tanto se afanan, “democrático” (tomemos de ejemplo a España,
Inglaterra o Estados Unidos) y el sistema político cubano, podemos señalar como
ejemplos 10 cuestiones muy esenciales:
(1)
· El Sistema Político Capitalista basa
sus elecciones regionales y nacionales en la promoción de candidatos políticos
propuestos mayoritariamente por la cúpula de los partidos. Es decir, los
ciudadanos no votan a individuos, sino a partidos. Por ende, no se escoge a la
persona más capaz.
· Mientras del Sistema Político Cubano
la gran prensa, precisamente al servicio de ese Sistema Político Capitalista,
omite que el proceso electoral cubano no se basa en la elección partidista; ya
que el PCC no propone ni elige candidatos en los procesos electorales. Las
elecciones en Cuba son llevadas a cabo por el Consejo Nacional Electoral, el
cual está formado por miembros de diversas organizaciones sociales no
gubernamentales. Un proceso electoral que no es dirigido por el partido ni se
inicia en éste, sino en el núcleo de la sociedad: el barrio.
(2)
· En el Sistema Político Capitalista las
elecciones se centran en fanfarronas campañas publicitarias, en la divulgación
de promesas que una vez en el poder no se cumplen bajo diversas y oportunas
excusas camufladas en convenientes culpas que desvían la atención de la
verdadera cronología histórica de los problemas.
· En el Sistema Político Cubano no se
permiten campañas, no se permite el favoritismo electoral a partidos, no se
ejecutan millonarios gastos en campañas publicitarias que favorezcan a quién
pague más. Todos los candidatos elegidos por el pueblo tienen el mismo derecho
y las mismas posibilidades, sin importar el capital económico con el que
cuentan.
(3)
· En el sistema Político Capitalista
la corrupción se adormece en truculentos procesos judiciales que no llegan a su
fin o prescriben por el oportuno cambio de jueces; finalmente el favoritismo a
las grandes empresas facilita las puertas giratorias a los políticos encausados
y destituidos.
· En el sistema Político Cubano se
analizan los problemas en su real contexto, tomando en cuenta las causas y consecuencias,
llevando a cabo la crítica sincera y las correspondientes medidas judiciales y
administrativas a los responsables.
(4)
· En el Sistema Político Capitalista
los partidos intentan ganar las elecciones mediante promesas; aunque una vez se
cuente con el poder dichas promesas se tuercen en respuestas a los intereses de
los mercados financieros y las grandes sociedades mercantiles; las cuales,
paradójicamente, benefician el sector privado y no estaban en la lista de
propuestas de la fuerza política ganadora en el proceso electoral.
· En el Sistema Político Cubano no se proyecta
la solución de los problemas a través de promesas electorales, sino con
responsabilidad política hacia la sociedad, con planes de trabajo objetivos,
con la planificación de tareas y el ordenamiento de prioridades de la sociedad.
Por tanto, no se promocionan programas, cual cumplimiento de los mismos
dependerán de los intereses partidistas, de los grandes poderes económicos o de monarquías.
(5)
· El en Sistema Político Capitalista
las leyes que se aprueban están dirigidas a favorecer a los grandes capitales,
a los mercados financieros, a quienes dirigen la banca y la bolsa y a las
instituciones regionales e internacionales (Troika Europea, FMI, BM, BEI), que
sirven de instrumentos de control o a través de los cuales se dictan las
políticas de restricción; lo cual deja a la mayoría social fuera de los
beneficios generados por los grandes negocios.
· En el Sistema Político Cubano las
leyes no se pactan, al no permitirse que el órgano estatal se subordine a los
dictados de los grandes negocios inversores, sino que se acuerdan con la
coordinación de los diferentes ministerios con el consenso de la Asamblea
Nacional; lo cual define que todo esfuerzo está dirigido a reforzar los
sectores económicos de mayor beneficio
al país.
(6)
· En el Sistema Político Capitalista los
partidos de derecha y llamados de centro, después de arrepticios y bizantinos
enfrentamientos en las campañas electorales, siempre convergen en pactos que socializa
la deuda privada y castigan a la mayoría social más desfavorecida
económicamente; donde las grandes sociedades mercantiles son bonificadas con la
reducción de impuestos, bajo la excusa de incentivar planes de inversión,
mientras la población es castigada con la subida de impuestos y obligada a afrontar
las crisis con las consecuencias del despido.
· En el Sistema Político Cubano no se
promueven trifulcas públicas ni enfrentamientos subrepticios; sino el análisis diáfano
y el estudio concreto que promuevan el fortalecimiento de la economía nacional,
el mantenimiento de las conquistas sociales y todo el esfuerzo se realiza en las
actividades productivas que van dirigidas a alcanzar nuevos logros.
(7)
· En el Sistema Político Capitalista
se afrontan las crisis con reformas laborales que facilitan los despidos,
bajada de salarios, adopción de contratos basuras, reducción o eliminación de
las indemnizaciones y la implementación del miedo al reclamo a través del
despojo de derechos.
· En el Sistema Político Cubano, antes
de adoptarse medidas que represente reducción alguna en la actividad productiva
o beneficio económico, se cuenta con varias alternativas o incentivos que no
generen merma en la producción, pero tampoco en las políticas que blindan a las
trabajadoras y trabajadores de sus derechos correspondientes.
(8)
· El Sistema Político Capitalista,
debido a la “pluralidad” partidista, los debates parlamentarios o congresuales se
disocian en trifulcas partidistas, en intereses grupales, donde los discursos
se centran en ver quién desacredita mejor al/los contrario(s), en minimizar el
impacto de quienes se encuentran en la llamada oposición.
· En el sistema Político Cubano se
afrontan las crisis con el trabajo político que fortalezca la consciencia de
clase, en el debate y el consenso con el pueblo que posibilite la adopción de
alternativas, con la directa participación popular en la búsqueda de
alternativas que respondan objetivamente a la realidad del país.
(9)
· El cotidiano pluripartidismo (bipartito)
del Sistema Político Capitalista promueve leyes que recortan los servicios
públicos para justificar la privatización, aludiendo la ineficiencia de los
primeros, lo cual no resuelve las necesidades demandadas por la mayoría social,
sino que siembra con tal política la desigualdad y la discriminación social. Estos
flagelos también se incrementan con la adopción de políticas de libre mercado
como vía de forzar la desigual competencia.
· En el Sistema Político Cubano basa
su economía en la propiedad social sobre los medios de producción, insertándose
en el mercado sin dejar que éste dicte las normas sobre la soberanía de Cuba; así
socializa los beneficios de la actividad productiva, garantizando de esta
manera el acceso del pueblo a los servicios públicos básicos. Producto de la
crisis iniciada en 2008 (la cual afecto a todo el mundo y fue provocada por el
capitalismo_ sea dicho de paso), conllevó a la actualización de la economía
cubana, con la adopción de lineamientos aprobados por el pueblo y después por
el Congreso del Partido y el Parlamento, donde se autorizó la ampliación de
actividades del sector cuentapropista (autónomo) para llevar a cabo servicios
no esenciales para el desarrollo económico del país, pero sin dejar de ser éstos importantes para la atención de la sociedad.
(10)
· En el Sistema Político Capitalista,
los intereses de los partidos dominantes no basan el desarrollo económico del
país en la necesidad material real de la sociedad, sino que manera que favorece
la creación de necesidades que promuevan el consumismo desmedido. No pone las
novedades tecnológicas y científicas en función del desarrollo social, sino en
minimizar los costes productivos y donde la industrialización abarata la mano
de obra humana.
· El sistema Político Cubano enfoca
sus esfuerzos en las necesidades económicas reales del país a corto, mediano y
largo plazo; planifica las inversiones e incluso hasta proyecta la formación de
la fuerza laboral y profesional en base a dichas necesidades. Los recursos
naturales y económicos se ponen a disposición del desarrollo y la demanda social.
La llamada “democracia”
representativa está inscrita por un sistema que no cree en la equidad ni en el
respeto a los derechos de la sociedad. Los medios de prensas se ponen al
servicio de los sectores que controlan el poder económico_ claro está, son los
que pagan millonarias sumas_ promoviendo por sus espacios la cultura de la
enajenación, de la resignación, de lo banal, donde se valora por las posesiones
y no por cómo se actúa: no se premian los valores humanos sino el estatus
social que proporcionan las propiedades.
Esa “democracia”
representativa del Sistema Político Capitalista fundamenta su desarrollo en el
expansionismo, en la colonización de otros pueblos, en el expolio de los
recursos ajenos, en la imposición a otros pueblos menos desarrollados a la
dependencia económica, a despojar a los gobiernos del control económico a
través del engañadizo “libre comercio”_ el cual más bien facilita la desregularización
de las economías y abre las puertas a la desigual competencia.
En esa pluripartidista
“democracia” representativa del capitalismo sólo hay que ver cómo la Troika
Europea impone sus dictados de recortes (mal llamados “de austeridad”) en
Grecia, España o Portugal; o como el gobierno derechista del Estado Español
respondiendo a los intereses yanquis intenta dar lecciones de “democracia” al
gobierno de la República Bolivariana de Venezuela de Nicolás Maduro y se
posicionó a favor de las intentonas de golpes de Estado y de los cabecillas de
la oposición que promovieron las guarimbas y las muertes resultantes; o como el
gobierno de los Estados Unidos mantiene en pleno siglo XXI a Puerto Rico en
condición de colonia o ha condenado a la destrucción por medio de guerras de
rapiñas a Irak, Libia y Siria (por controlar sus recursos naturales y además
cercar más a Rusia), mientras se hace el cegato con el genocidio israelí contra
el pueblo palestino.
Esa pluripartidista
“democracia” representativa del capitalismo no pronuncia condena alguna contra
los bombardeos de Arabia Saudita contra Yemén ni tampoco contra Estados Unidos por
proporcionar armas para tal magnicidio; o como la fuerza política derechista representada
por Mauricio Macri ya adopta medidas que va desmantelando los derechos del
hermano pueblo argentino.
Mientras
la llamada “democracia” representativa responde a sectores que tienen el poder
económico en sus manos, la democracia participativa emancipa a cada
mujer y hombre a través de su desarrollo cultural y pone al ser humano como
factor fundamental en la transformación de la sociedad, en el desarrollo
económico y en la actividad política del país. Cuba es ejemplo de ello y se
muestra en estos 57 años de Revolución, donde muy a pesar del genocida bloqueo
económico imperialista y la acción servil de otros gobiernos europeos a los
intereses del Tío Sam, el pueblo cubano sigue gozando de conquistas sociales reconocidas por organismos internacionales y que se carecen en esos países desarrollados con la "democracia" representativa.
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