El presidente ecuatoriano Rafael Correa (IZQUIERDA), celebra la victoria electoral junto a su compañero de fórmula, Jorge Glas. |
Aunque Europa ha tenido la
suerte de no haber sido invadida militarmente por Estados Unidos con fines de
expansionismo (ya que la participación estadounidense en la Segunda Guerra
Mundial fue con carácter de “aliado” para detener a las fuerzas soviéticas_
digo; quise decir alemanas nazis), pero la situación del “culto” continente está en
extrema depauperación, a pesar de ser un bloque económicamente desarrollado.
Grecia, Italia, Portugal,
Francia y España se encuentran en el punto de mira con índices económicos llegando a lo
caótico, según expertos. Las protestas sociales en toda Europa por las medidas de “austeridad” impuestas
por la llamada Troika se desbordan en mareas por las calles de todas las ciudades, en
reclamos del cese de las políticas de recortes y desvalijamiento de derechos. Los
únicos que están exentos de sufrir estas afectaciones se encuentran en el 1% de
las cúpulas de poder. En esta minoría se cuecen y ejecutan las mayores gestiones
de corrupción y latrocinio al erario público.
Desafortunadamente el nivel
de conciencia política de la población está torcida con tanta fanfarria que se “vende”
por los medios masivos, y esperanzados en la credulidad de una democracia
basada en “Estado de Bienestar”, siguen anquilosados en creencias inyectadas por
tantos años, por las cúpulas a través de los diferentes canales de comunicación
bajo su poder.
Mientras la derecha se
consolida y fortalece en su juego de “pluralidad” (un cachumbambe bipartidista: el mismo perro con diferente
collar), la izquierda y las fuerzas sindicales continúan fragmentadas y
penetradas con algunos personajes que se pierden en la disputa del protagonismo.
Tan ávidos están de reconocimientos inmerecidos que no distinguen o no quieren
distinguir los pasos certeros que los lleve a una unión segura, firme y que
brinde solidez de lucha para llevar a cabo los cambios que solicitan las masas.
A pesar de que les cunde la
incapacidad, además, intentan dar lecciones al resto del mundo. El ensanchamiento
de la brecha entre la "mala y buena" izquierda les proporciona una débil pose
frente a las masas, la cual aprovecha la derecha para seguir reinventándose
para sostener su poder. Al resto mayoritario sin afiliaciones se
le contenta con la muy efectiva y cíclica política de la zanahoria y el garrote.
Al final, un sálvese quien pueda.
América Central y Sur han
sufrido los desbastadores golpes propinados por invasiones militares
norteamericanas y se les ha sembrado en su cuerpo las ulcerosas bases militares
que hoy propician la latente hegemonía imperialista. Un continente en siglos de
lucha contra la colonización europea y después la yanqui.
Sin embargo, el ejemplo dado
por la Revolución cubana proporcionó al mundo la esperanza de que el sueño de
independencia es posible y sólo se logra con la cohesión de una dirección
política firmemente identificada con el pueblo y apoyada en la participación de
las masas dentro del proceso de gestión del país.
Así, nuevos movimientos
sociales de lucha en otros países ha logrado fraguarse en contundentes bloques y
han proporcionado programas políticos más viables para los pueblos. Están luchando
contra una fuerte oposición burguesa que está asesorada y financiada desde el
exterior, repeliendo la injerencia imperialista, desbaratando las campañas de difamaciones
de los medios con las verdaderas conquistas sociales alcanzadas y, al mismo
tiempo, generando nuevas formas de gestión soberana que no faciliten excusas de invasiones
extranjeras, sin con ello romper con principios que sostienen hoy la
independencia alcanzada.
Venezuela, Bolivia, Ecuador
son ejemplos claros. Sin embargo, como decía antes, una parte de la izquierda
europea se muestra bizca en su posición hacia los procesos sociales que se
están llevando a cabo en éstos países.
Algunos han retirado su
apoyo a Rafael Correa, sin darse cuenta que erran en sus posturas. La verdad se
impone y los ecuatorianos sí se identifican con su mandatario. Este domingo, en
la primera vuelta de los comicios, ya Rafael Correa venció al resto de los
candidatos por mayoría de votos: logró el 56,7 % de los votos, según confirmó
el Consejo Nacional Electoral de Ecuador, tras un conteo rápido del 100 % de
las actas oficiales.
Después de conocerse el
resultado preliminar y que por lógica se esperaba, Rafael Correa expresó a la
prensa su "profunda gratitud al gabinete de la Revolución Ciudadana",
y, con gesto noble y solidario, dedicó el triunfo "a ese gran líder
latinoamericano que es Hugo Chávez".
Este hombre, al que una
parte de la izquierda europea le retiró su apoyo, fue capaz de darles una
lección por recibir la confianza de los ecuatorianos. A todos ellos, desde el
palacio de Carondelet, les dijo: "Esta Revolución no la para nadie,
estamos haciendo historia. Estamos construyendo la patria chica y la patria
grande. Gracias por esta confianza, nunca les fallaremos, esta victoria es de
ustedes".
Mientras Europa sigue
viviendo a ritmo de golpes presupuestarios en recortes, tsunamis de casos de
corrupción y el expolio de derechos a las masas populares; el continente de la América
de Bolívar y Martí se fortalece en unión, respeto, solidaridad y cambios a favor
de los reclamos de los pueblos.
¡No critiquen y aprendan,
coño!
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