Primero, revisemos la historia.
Los sistemas políticos se constituyen e
instauran para responder a determinadas clases sociales. Ha sido así desde el
inicio de los tiempos.
Aunque en la Era Primitiva no existía una
conformación política a través de luchas de clases, pero sí una estructuración
social que establecía jerarquías; pero mayoritariamente todos gozaban de similares
privilegios dentro de la tribu o comunidad.
En la era medieval, la decadencia de las
instituciones estatales de ciudades fue sustituida por autoridades locales
(“nobles” y eclesiásticos) poseedores de castillos o monasterios, cuyas tierras
prometían “seguridad” a los más débiles contra asaltos de bandidos y conquistadores,
pero el pago era el fruto del trabajo.
El capitalismo no es menos en cuanto a
expolio se trata. Este sistema político fue el resultado del incremento del
comercio, impulsado con las llamadas cruzadas y el descubrimiento del “Nuevo
Mundo” (el expansionismo condenó a comunidades indígenas y pueblos a ser
exterminados o subyugados en nombre del “desarrollo”); así como por los cambios
drásticos generados por los movimientos del Renacimiento y el Protestantismo,
que devinieron en la llamada Revolución Industrial. El capitalismo, como
sistema generador de beneficios para la satisfacción individual, establece la
propiedad privada como principal relación sobre los medios de producción, priorizando
la generación de necesidades para el impulso del consumismo por sobre la
prestación de servicios básicos para el desarrollo social, y donde se establece
la fragmentación de la sociedad en clases: aunque la clase obrera y campesina las
quieren mostrar como personas libres (aparentemente), se ven en la obligación
de vender su trabajo para poder tener un sustento. Finalmente, y sin derechos a
alternativas, la
disciplina del hambre les obliga a aceptar el trabajo que sea y subordinarse a
cualquier explotador.
En
el capitalismo, el mismo afán de creación de riquezas, promueve los grandes
volúmenes de producciones y con ello la intensificación de la explotación de la
masa trabajadora. Aunque en dicho sistema, a la producción se le quiere dar un
carácter social, el propio capitalismo entra en contradicción por establecer la
apropiación del producto del trabajo por manos privadas.
Las
medidas políticas y económicas que sus gobiernos proclaman, se encaminan a la
creación de mayores riquezas por una minoría social, dueña de los medios de
producción, sea por la producción o los servicios, y donde el desarrollo de la
automatización y la robótica van desplazando la mano de obra humana por la
presencia tecnológica. El sistema, junto a su propio desarrollo, crea abismales
desigualdades, donde la masa trabajadora se limita a la dependencia económica e,
irremediablemente, se vea obligada a la enajenante aceptación de un obvio
despojo de sus derechos.
Karl
Marx pone de manifiesto el carácter explotador al dar a conocer la Ley
Fundamental del Capitalismo: "La finalidad constante de la producción
capitalista consiste en crear el máximo de plusvalía o de plusproducto con el
mínimo de capital desembolsado".
La
fase superior del capitalismo, el imperialismo, se caracteriza por la fusión
del capital bancario con el industrial, creando los llamados monopolios y donde
los mismos se fusionan con el aparato del Estado para sustituir sus funciones
de regulación económica y política. Este último queda a merced de los centros
de poder del capital.
Sin
embargo, el crecimiento de los grandes monopolios aumenta la necesidad de
adquisición de nuevos recursos (naturales y humanos en forma de mano de obra
barata), los cuales se expropian de otros pueblos a través de las
transnacionales. Los intereses geopolíticos que surgen entre las grandes
compañías o monopolios generan que se confieran a sí mismos el “derecho” de la
repartición territorial del mundo; dominación que imponen a través del poderío
económico y el militar también. ¿Alguien no sabe que la Primera Guerra Mundial
fue el resultado de la ambición de
potencias capitalistas por convertirse en hegemonías?
Llegado
a este punto donde queda definido el capitalismo, llamo la atención sobre un
comentario que surgió en la cuenta de facebook de Fidelista
por Siempre, quien compartió un debate sostenido con el Sr.
Aún
cuando la respuesta dada por Fidelista por Siempre en su muro de FB es
contundente, me gustaría abundar un poco más sobre la referente “benevolencia”
del sistema capitalista que ha intentado dar el Sr. Fernando Fabian.
Primero
que todo, es de reconocer que cada cual puede
identificarse con el sistema político que vaya mejor con su identificación
ideológica; pero lo que es inmoral es esbozar argumentos basados en la mentira
o la manipulación intencionada, con el único fin de justificar crímenes… muchos
más aquellos que se dicen que se cometen “en nombre de la democracia”.
En opinión del Sr. Fernando Fabian, el
socialismo es un sistema “salvaje”; lo cual coloca al capitalismo como es
sistema “angelical” que brinda abundancia y prosperidad (sólo hay que ver el
montaje de su instantánea).
Imagen del Sr. Fernando Fabian, colgada por Fidelista por Siempre en su muro de FB para abrir un debate al respecto en las redes sociales. |
Es realmente incongruente, sádico e irónico
plantear tan hipótesis.
Demos un pequeño vistazo a lo que puede
generar en el interior de la sociedad:
- El capitalismo ha conllevado al expansionismo, el cual facturó el exterminio de comunidades autóctonas o la subyugación de pueblos enteros.
- El capitalismo en su hegemonía promueve guerras de rapiña por intereses geopolíticos y adueñarse de recursos naturales de otros pueblos; provocando muerte, desplazamientos forzosos de poblaciones, la pérdida de cientos de miles de vidas humanas y ocasiona millonarios daños materiales y económicos a los países invadidos.
- El capitalismo pone las riquezas en manos de las grandes empresas, posibilitando que sólo unos pocos acaparen millones en cuentas bancarias, mayoritariamente, en paraísos fiscales, mientras millones de personas en el mundo pasan hambruna o muriendo por inanición.
- El capitalismo ahoga los servicios públicos con recortes económicos, depauperándolos para que sirva como excusa su privatización, favoreciendo el bolsillo de grandes corporaciones; como el caso de la sanidad, imponiendo que la vida dependa de un seguro médico inalcanzable.
- El capitalismo busca soluciones en aquellos problemas enfocados a favorecer las grandes fortunas, socializando la deuda privada como medio de salvar bancos, grandes empresas, consorcios, etc., dejando a las nuevas generaciones en condiciones de vulnerabilidad, engrosando las filas del desempleo o la emigración juvenil. Las organizaciones al servicio del Estado para la atención de la sociedad, van desapareciendo de la misma manera que se reducen las inversiones públicas para los programas sociales.
Ninguno de estos niños pertenecen al Socialismo cubano. |
- El capitalismo se rige por las normas que dictan los centros económicos de poder: la Bolsa, el FMI, el Banco Mundial, el famoso Grupo Bilderberg o las bancas; mientras cientos de miles de familias son desahuciadas de sus casas por no tener cómo afrontar la hipoteca o los pequeños empresarios son despojados de sus negocios por no tener capital suficiente para competir con las grandes corporaciones. La manera más clara del refrán: “Devoras o eres devorado”.
- El capitalismo posibilita que los bancos sean los dueños de tu salario, o que el dueño de la empresa sea el dueño de tu tiempo y esfuerzo, lo cual siempre proveerá de leyes a las empresas que faciliten el despido, la precariedad del salario o que el mercado laboral, sin más opciones y sin derechos a reclamar, se resigne a contratos basura.
- El capitalismo genera el racismo, la xenofobia, la homofobia y la violencia de género (tanto de sexo como de clase social) como medio de segregación y poder.
Ahora demos otro pequeñito a lo que puede
generar a nivel internacional:
- En el capitalismo se “defiende” la apertura a un “mundo libre” y se vanagloria con el derrumbe del Muro de Berlín, mientras levanta otros centenares de muros que truncan la búsqueda del famoso “sueño americano” o “las oportunidades” del llamado Primer Mundo desarrollado.
- El capitalismo, hoy en día, sostiene en gran por ciento su economía en la industria militar, promoviendo empresas privadas para actividades mercenarias, organizaciones que denominan de “Defensa Regional” (como el caso de la OTAN) y se abogan el derecho a la intervención militar en cualquier país que dictaminen de “enemigo o peligroso”.
- El capitalismo de Estado (como el imperialismo Yanqui) crea organizaciones con fines de espionaje, pero que prestan servicios para la creación de conflictos bélicos, el asesoramiento a grupos paramilitares y de oposición, complotar asesinatos a dirigentes políticos; así como generar convenientes trances diplomáticos entre países, agresivas operaciones de guerra fría o agresiones militares.
- El capitalismo dice defender el respeto a la “democracia”, pero aplaude o asesora golpes de Estado, tanto los suaves como los duros; financia a la oposición de gobiernos constitucionales (sin importar si son mercenarios) o utiliza como argumento (siendo el caso del imperialismo Yanqui) acusatorio de que esos gobiernos son “antiestadounidenses” o los declara un peligro para sus intereses.
- El capitalismo se aboga el derecho de crear organizaciones que convenientemente en un momento determinado cataloga como terrorista para justificar una invasión, decreta a un gobierno enemigo porque no sigue las reglas de los mercados o de las potencias hegemónicas, incorpora países a una lista de patrocinadores del terrorismo aún cuando no hay pruebas de ello o simplemente acusa a un gobierno de la tenencia de “armas nucleares” (cuando EEUU e Israel tienen cientos de ojivas nucleares y armas químicas; pero además, se han dedicado a la guerra).
- El capitalismo le adjudica la autoridad a “un Presidente” (como es el caso de Barack Obama, “Premio Nobel de la Paz”) para firmar un decreto que aprueba el asesinato selectivo a miles de kilómetros de distancia y en país ajeno, o a la invasión militar de un país soberano bajo una excusa que alude ser una cuestión de “Defensa Nacional” o por la instauración de la “democracia”.
Desde el capitalismo se reclama “respeto”
por los Derechos Humanos; sin embargo, se vuelve muy contradictorio, cuando son
los países capitalistas quienes imponen bloqueos económicos, trama sutiles
complots para sabotear las relaciones comerciales, crear conflictos bajo burdas
rencillas o ejecutan sabotajes a infraestructuras económicas en otros países (y
de estos ataques, Cuba ha sufrido bastante y también quieren poner a prueba a Venezuela).
Pero
si hablamos de “libertad de expresión”, otro de los grandes reclamos del
capitalismo para diabolizar a quienes no siguen sus dictados; se tiene que
tener en cuenta que en el capitalismo, la llamada prensa libre, los grandes
monopolios de la información, los Mass Medias, ponen sus servicios a merced de
los intereses de los grandes capitales, los mismos que sustentan al capitalismo
como sistema y han llevado a cabo cientos de años de barbarie.
Esa
prensa, realmente, deja de ser “libre” cuando sus servicios están disponibles
para sectores privilegiados, para inculcar la enajenación y la resignación en
la población, cuando manipulan o tergiversan las realidades de diversos países
para justificar sus atrocidades, cuando engañan y mienten descaradamente para
apoyar así intereses “estratégicos” de los círculos de poder.
El pluripartidismo que se enarbola como
sistema democrático “idílico”, sólo justifica la división de la sociedad en
clases.
Bajo el pretexto de promover “igualdad de
oportunidades”, se disponen de millonarios gastos en campañas publicitarias o
electorales; mientras que la segmentación le proporciona a los sectores del
poder manejar con facilidad la confrontación de luchas de clases, debilitando a
los sectores menos favorecidos y evitando la unidad social para la
transformación del sistema en otro que permita la construcción de un mundo
mejor.
Las crisis económicas generadas en el
capitalismo, donde la especulación se eleva en promesas electorales
incumplibles, lleva a millones de personas a sufrir penurias ¿No sería más
correcto verter ese capital derrochado en campañas electorales de egos
clasistas, en crear y generar bienes o servicios sociales?
Entonces,
cabe preguntarse ¿Cuándo el capitalismo no es salvaje?
Cuando las relaciones de los países
capitalistas con el resto que sostengan sociedades diferentes o sean menos
desarrollados, se establezcan bajo principio de respeto, solidaridad, cooperación
en igualdad de condiciones, sin injerencias ni posiciones hegemónicas; entonces
puede que piense que el capitalismo no es tan salvaje.
Cuando las potencias capitalistas, que para
alcanzar el desarrollo del que gozan hoy en día lo alcanzaron a través de la
colonización, la explotación y el expolio en los países que hoy día son pobres
o menos desarrollados, devuelvan todo lo que han robado y paguen por todas las
comunidades que han masacrado para cumplir sus objetivos de poderío; sólo
entonces puede que piense que el capitalismo no es tan salvaje.
Cuando los países capitalistas reclamen
respeto por los Derechos Humanos, pero sin imponer bloqueos económicos a otros
países, sin sabotear las relaciones comerciales, sin crear conflictos bajo
rencillas o sin haber llevado a cabo sabotajes a infraestructuras económicas en
otros países (y de ataques, Cuba ha sufrido bastante)… y las diferencias se
resuelvan sin presiones económicas o militares sobre los países más
desfavorecidos… entonces puede que piense que el capitalismo no es tan salvaje.
Cuando gobierno norteamericano y de
aquellos países pertenecientes a la OTAN o serviles al imperialismo, en vez de
enviar tropas, marines, portaviones, aviones cazas o grupúsculos mercenarios,
sea personal médico o cultural a países pobres para prestar ayuda sin intereses
ni condiciones políticas o económicas… cuando ese personal no sea sólo para
hacerse la foto para la prensa y se marchen sin más; entonces, puede que piense
que el capitalismo no es tan salvaje.
Al parecer el Sr.
Fernando Fabian, no se ha percatado que México, bajo un sistema
capitalista, padece de desapariciones forzosas, de linchamientos y fosas
clandestinas de asesinatos cometidos por el cartel de la droga que en ese país
campea por su casa, de la corrupción que abunda en la clase política burguesa o
de la gran pobreza que cunde en gran parte de la población a causa de las
desigualdades sociales existentes.
El Sr.
Fernando Fabian no ha reparado, o no le interesa hacerlo, en que el
capitalismo es un sistema que promueve el individualismo, el sectarismo, la
desigualdad social, el egoísmo; donde al individuo se valora por lo que posee
como capital y no por su valor moral; donde su gran prensa y algunos secuaces,
que también prestan sus servicios, manejan la información según los intereses
de los sectores económicos en el poder, demonizando alternativas diferentes
para que sean ejemplos donde buscar esperanzas.
Sr.
Fernando Fabian, no siempre una imagen vale más
que mil palabras… y menos cuando esa imagen se utiliza para manipular la realidad.
La verdad se hace más explícita si se explica; pero se confirma con los hechos
de la realidad que se vive y esto es imposible manipularlo con subversivas
imágenes.
Por todo lo anterior, modestamente
expuesto, confirmo que la respuesta a la pregunta cabecera es ¡Nunca!
A nuestros países, como el caso de Cuba, la
pueden “acusar” de carencias materiales y de afrontar dificultades económicas_
en altísimo grado por culpa del genocida bloqueo impuesto hace más de medio
siglo contra nuestro pueblo_ o a Venezuela por no tener provisiones para dar a
su población_ con altísimo grado de culpabilidad de los grandes almacenes en
manos de propietarios privados que siguen el juego imperial de crear carencias
en la población para culpar al gobierno de falta de gestión_ pero de lo que sí nos
podemos declarar a nosotros mismos y de los que nunca se nos podrá acusar, como
muy bien explicó en su muro de Facebook, Fidelista
por Siempre:
Nos declaramos inocentes de:
Lanzar bombas atómicas contra
ciudades y objetivos civiles.
Apoyar dictaduras militares que
hicieron *”torturar, asesinar o” desaparecer
a miles y miles de mujeres y hombres en el mundo entero. *agregado
por el editor del este blog.
De tener cárceles secretas en el
mundo entero, de espiar a toda la humanidad, incluyendo a los dirigentes de
países aliados.
De
imprimir 8 de cada 10 dólares sin respaldo alguno, sometiendo al mundo a la
bancarrota inevitable, violando los acuerdos de Bretton Woods.
De
mantener relaciones con el régimen criminal neo nazi sionista de Israel.
Nos declaramos culpables de:
Haber alfabetizado nuestro país y
mucho más allá de nuestras fronteras.
De participar decididamente en la
liberación de muchos países africanos y de encauzar el fin del régimen del
apartheid sudafricano y la liberación de Mandela. (*Mientras los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido apoyaron abiertamente
al Apartheid Sudafricano y fue la CIA la que ayudó a la captura y encarcelación
del líder africano, también conocido como “Madiba”). *agregado
por el editor del este blog.
De enviar 50.000 personal de la
salud, principalmente médicos, a luchar por la salud de millones de personas en
países pobres.
De combatir el Ébola mientras otros
seguían en los grandes discursos.
De ser solidarios hasta más allá de
lo posible, porque siendo internacionalistas saldaremos nuestra propia deuda
con la humanidad.
Por estos motivos muy sencillos,
prefiero el socialismo cubano.
Como bien dijo Fidelista por
Siempre, me suscribo a sus palabras:
¡¡¡Condenadnos,
no importa, la historia nos ha absuelto!!!
¡¡¡Viva
Cuba libre y revolucionaria!!!
Pero además, agrego:
¡Viva
la solidaridad entre los pueblos!
¡No
a la injerencia en nuestros países!
¡Somos
anticapitalistas y antiimperialistas! ¡Siempre!
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