martes, 21 de abril de 2015

Señor Obama, no estamos anclados al pasado, es el pasado el que aún tienen anclado a nuestro presente.


Por Gustavo de la Torre Morales.


En los últimos meses, han sido muy rápidas y sorpresivas las noticias de la supuesta nueva proyección del Presidente Barack Obama hacia Cuba, comunicada el pasado 17 de diciembre y reafirmadas recientemente en la Cumbre de las Américas, en abril de este año_ aunque dicho cambio de la política de su gobierno está motivado por el visible aislamiento regional que está padeciendo Estados Unidos y con el temor que la integración del cono Sur de América y el Caribe con China y Rusia se haga más fuerte.


Siendo aún Candidato nominado a la Presidencia, Barack Obama ya prometía establecer una nueva política con Cuba, una “puerta abierta” a los viajes de cubanoamericanos y al envío de remesas para que las familias cubanas “no dependieran del gobierno de Castro”, según palabras del propio Obama en un artículo de opinión publicado en el Miami Herald, en el 2007: "Todos conocemos el poder de la libertad y las oportunidades que América en su mejores momentos ha fortalecido tanto y avanzado. Si se despliegan sabiamente, esos ideales tendrán un efecto transformador en los cubanos de hoy como lo hicieron en mi padre hace más de 50 años (1). De esta manera, el futuro presidente, creía que dicho acercamiento facilitaría el objetivo del Carril II, de la Ley Torricelli (2): la principal arma ideológica para terminar con la Revolución cubana.


Sin embargo, para justificar su “apertura” con Cuba, en mayo del próximo año, frente al cavernícola fardo de la Fundación Nacional Cubano-Americana, en Miami, dijo: Que no haya confusión acerca de esto. Voy a mantener el embargo. Nos proporciona la palanca para presentarle al régimen una opción clara: Si toman pasos significativos hacia la democracia, empezando por la liberación de todos los presos políticos, tomaremos las medidas necesarias para comenzar la normalización de relaciones " (3). Por supuesto, no podía eliminar el bloqueo económico contra Cuba y la subversión interna en el país caribeño, ya que eran, para quienes han hecho de la hostil política exterior, un lucrativo negocio.


En aquel entonces, Barack Obama omitió de un plumazo toda la historia de agresiones sufridas por Cuba durante casi medio siglo. Deseaba comenzar una nueva etapa donde la guerra estaba en el área ideológica, derrocar la “dictadura” en Cuba, vendiéndole lentejuelas al pueblo cubano: una vuelta al pasado de los años 50 con casinos, juegos y prostitución (junto al resto de calamidades del paquete capitalista).


Aunque con obstáculos en su camino, Barack Obama, ya siendo presidente, comienza su carrera en la política hacia Cuba, incumpliendo, junto a otras tantas promesas, el cierre de la ilegal cárcel de la Base Naval de Guantánamo.


Ha tomado siete (7) años en el despacho oval, para que el presidente norteamericano, optara por la difícil tarea de finalmente comunicar en público el rotundo fracaso de la política llevada a cabo contra Cuba. Su alocución del 17 de diciembre de 2014 comenzó así: En el cambio más significativo de nuestra política, en más de cincuenta años, terminaremos ese enfoque obsoleto que por décadas fracasó en promover nuestros intereses y, en cambio, comenzaremos a normalizar la relación entre los dos países” (4). 


En la reciente Cumbre de las Américas, el 11 de abril, frente a la oleada de críticas recibidas por los mandatarios de la mayoría de los países, por la escalada constante de agresiones de todo tipo provenientes de los diferentes gobiernos norteamericanos, el mandatario Obama en la Primera Sesión de Plenarias expuso: Hacemos un reclamo acerca de estar abiertos al cambio. Así que yo diría simplemente que podemos, supongo, pasar mucho tiempo hablando de los agravios del pasado, y supongo que es posible utilizar a Estados Unidos como una excusa a mano, de vez en cuando, por los problemas políticos internos que pueden estar ocurriendo. Pero eso no va a traer progreso (...) No va a hacer que nuestros países más productivo o más competitivos en una economía global” (5).


Señor Barack Obama, ¿Cómo se atreve a pedirnos que olvidemos el pasado? ¿Cómo olvidarnos del pasado, si bajo tu propia firma se aprueba un Decreto Legislativo, el cual declara a la República Bolivariana de Venezuela como una “amenaza extraordinaria e inusual” para la seguridad Nacional de Estados unidos? No podemos olvidar que los decretos firmados, declarando a Irak, Afganistán, Libia, Siria y Yemen de amenazas, tuvieron un solo final: intervención militar y desestabilización dentro de esos países, con el coste de vidas humanas y grandes pérdidas económicas. ¿Cómo quiere que olvidemos esto?


Señor Barack Obama, ¿Cómo olvidarnos del pasado si aún el bloqueo contra Cuba sigue su marcha de sanciones a bancos internacionales por haber realizado transacciones comerciales con Cuba? ¿Cómo olvidarnos del pasado, si aún, desde tu propio país, con el asesoramiento de la CIA (institución estatal bajo tu mando) y con financiamiento de grupúsculos y organizaciones que han llevado a cabo actividades terroristas contra nuestros países de la región, se aparecen en Panamá para crear caos y promover espectáculos mediáticos que sirvan para seguir demonizando a nuestros gobiernos elegidos constitucionalmente? ¿Cómo confiar en que el pasado no nos alcanzará nuevamente si en público reconoces que en ocasiones “hay que torcer un brazo” para alcanzar los objetivos e intereses de Estados Unidos? ¿Intereses y objetivos de Estados Unidos? ¿Y los intereses y objetivos del resto de pueblos qué? Por supuesto, no valen nada frente al apetito voraz del imperialismo.


No sólo es ver el peligro inminente que asecha al planeta y a la humanidad por tantas guerras de rapiña, promocionadas bajo puro engaño desde el mismísimo Congreso estadounidense, o la negativa de su gobierno a firmar tratados que ayuden a aliviar las consecuencias del cambio climático por emisión de gases; es también la empecinada actitud injerencista y hegemónica de la política estadounidense, hoy sustentada por usted como Presidente, en los asuntos internos de nuestras naciones, sólo porque no cumplen con las expectativas y con los valores norteamericanos.


¿Desde cuándo la democracia se logra con el financiamiento de la subversión, la desestabilización de gobiernos constitucionales, el apoyo a los golpes de estado, la represión de los pueblos a través de las guerras, la creación de mentiras, el manejo de la opinión pública y la ejecución de acciones encubiertas?_ ¡Ah!, claro, es para imponer la “Democracia” capitalista. Prácticas que aún, desde hace siglos, se mantienen vigentes. ¿Se cree el señor Obama que somos idiotas o que seguimos siendo incultos?


Señor Presidente, Barack Obama, nosotros no estamos anclados al pasado, sino que es el pasado el que aún la política imperial tienen anclado a nuestro presente.


Señor Obama, sus palabrerías de “democracia” y “libertad” están manchadas con la sangre derramada en ese pasado que ahora quiere que olvidemos en un chasquido de dedos. En esa democracia a la que nos invita, prevalece el poder del dinero y no la voluntad del pueblo. Debería mejor ocupar su tiempo en preocuparse en los asuntos domésticos de su país, que no son pocos ni menos importantes por el constante reclamo de la sociedad estadounidense.


Como bien recordara Ricardo Alarcón de Quesada, Doctor en Filosofía y Letras y que hasta hace poco presidió el Parlamento cubano: “fue un filósofo norteamericano quien escribió, por aquellos tiempos no tan lejanos, que quien olvida el pasado será condenado a repetir sus errores. Porque la Historia es implacable cuando juzga a quienes pretenden ignorarla.”

(1)_ The Senator Obama op-ed about his Cuba policy. 2007: “We all know the power of the freedom and opportunity that America at its best has both embodied and advanced. If deployed wisely, those ideals will have as transformative effect on Cubans today as they did on my father more than 50 years ago.” Cita de palabras textuales del Presidente Barack Obama.
(2)_ En el año 1992, el Congreso de Estados Unidos aprobó la llamada ley Torricelli (nombre oficial: Cuban Democracy Act); la cual contiene dos carriles de aplicación de la política norteamericana hacia Cuba: El Carril I refuerza la política de sanciones comerciales hacia la isla; el Carril II, o también llamado “Track Two”, proclama favorecer la democratización de Cuba a través de una política que fomente los contactos y comunicaciones con la isla; lo cual ayudaría a socavar desde dentro el sustento ideológico de la Revolución cubana.
(3)_ Obama speech: “Don’t be confused about this. I will maintain the embargo. It provides us with the leverage to present the regime with a clear choice: If you take significant steps toward democracy, beginning with the freeing of all political prisoners, we will take steps to begin normalizing relations.”
(4)_ “In the most significant changes in our policy in more than fifty years, we will end an outdated approach that, for decades, has failed to advance our interests, and instead we will begin to normalize relations between our two countries.”  Cita de palabras textuales del Presidente Barack Obama.
(5)_ “We do make a claim about being open to change. So I would just say that we can, I suppose, spend a lot of time talking about past grievances, and I suppose that it’s possible to use the United States as a handy excuse every so often for political problems that may be occurring domestically. But that’s not going to bring progress (...) It’s not going to make our countries more productive or more competitive in a global economy.” Cita de palabras textuales del Presidente Barack Obama.

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