Por Gustavo de la Torre Morales.
En los últimos meses, han sido muy rápidas
y sorpresivas las noticias de la supuesta nueva proyección del Presidente Barack Obama hacia Cuba, comunicada
el pasado 17 de diciembre y reafirmadas recientemente en la Cumbre de las Américas,
en abril de este año_ aunque dicho cambio de la política de su gobierno está
motivado por el visible aislamiento regional que está padeciendo Estados Unidos
y con el temor que la integración del cono Sur de América y el Caribe con China
y Rusia se haga más fuerte.
Siendo aún Candidato nominado a la
Presidencia, Barack Obama ya prometía establecer una nueva política con Cuba, una
“puerta abierta” a los viajes de cubanoamericanos y al envío de remesas para
que las familias cubanas “no dependieran del gobierno de Castro”, según palabras
del propio Obama en un artículo de opinión publicado en el Miami Herald, en el
2007: "Todos conocemos
el poder de la libertad y las oportunidades que América
en su mejores momentos ha fortalecido tanto y
avanzado. Si se despliegan
sabiamente, esos ideales tendrán un efecto
transformador en los cubanos de hoy como lo hicieron en mi padre
hace más de 50 años” (1). De esta
manera, el futuro presidente, creía que dicho acercamiento facilitaría el
objetivo del Carril II, de la Ley Torricelli (2): la principal arma ideológica para
terminar con la Revolución cubana.
Sin embargo, para justificar su “apertura”
con Cuba, en mayo del próximo año, frente al cavernícola fardo de la Fundación
Nacional Cubano-Americana, en Miami, dijo: “Que no haya confusión
acerca de esto. Voy a mantener el embargo. Nos proporciona la palanca para presentarle
al régimen una opción clara: Si toman pasos significativos hacia la democracia, empezando por la liberación de
todos los presos políticos, tomaremos
las medidas necesarias para comenzar la normalización de relaciones " (3). Por supuesto, no podía eliminar el bloqueo
económico contra Cuba y la subversión interna en el país caribeño, ya que eran,
para quienes han hecho de la hostil política exterior, un lucrativo negocio.
En aquel entonces, Barack
Obama omitió de un plumazo toda la historia de agresiones sufridas por Cuba
durante casi medio siglo. Deseaba comenzar una nueva etapa donde la guerra
estaba en el área ideológica, derrocar la “dictadura” en Cuba, vendiéndole
lentejuelas al pueblo cubano: una vuelta al pasado de los años 50 con casinos,
juegos y prostitución (junto al resto de calamidades del paquete capitalista).
Aunque con obstáculos en su camino, Barack
Obama, ya siendo presidente, comienza su carrera
en la política hacia Cuba, incumpliendo, junto a otras tantas promesas, el
cierre de la ilegal cárcel de la Base Naval de Guantánamo.
Ha tomado siete (7) años en el despacho
oval, para que el presidente norteamericano, optara por la difícil tarea de finalmente
comunicar en público el rotundo fracaso de la política llevada a cabo contra
Cuba. Su alocución del 17 de diciembre de 2014 comenzó así: “En el cambio más
significativo de nuestra política, en más de cincuenta años, terminaremos ese
enfoque obsoleto que por décadas fracasó en promover nuestros intereses y, en
cambio, comenzaremos a normalizar la relación entre los dos países” (4).
En la reciente Cumbre de las
Américas, el 11 de abril, frente a la oleada de críticas recibidas por los mandatarios
de la mayoría de los países, por la escalada constante de agresiones de todo
tipo provenientes de los diferentes gobiernos norteamericanos, el mandatario
Obama en la Primera Sesión de Plenarias expuso: “Hacemos
un reclamo acerca de estar abiertos al cambio. Así que yo diría simplemente que
podemos, supongo, pasar mucho tiempo hablando de los agravios del pasado, y
supongo que es posible utilizar a Estados Unidos como una excusa a mano, de vez
en cuando, por los problemas políticos internos que pueden estar ocurriendo.
Pero eso no va a traer progreso (...) No va a hacer que nuestros países más
productivo o más competitivos en una economía global”
(5).
Señor Barack Obama, ¿Cómo se
atreve a pedirnos que olvidemos el pasado? ¿Cómo olvidarnos del pasado, si bajo
tu propia firma se aprueba un Decreto
Legislativo, el cual declara a la República Bolivariana de Venezuela como
una “amenaza extraordinaria e inusual” para la seguridad Nacional de Estados
unidos? No podemos olvidar que los decretos firmados, declarando a Irak,
Afganistán, Libia, Siria y Yemen de amenazas, tuvieron un solo final: intervención
militar y desestabilización dentro de esos países, con el coste de vidas
humanas y grandes pérdidas económicas. ¿Cómo quiere que olvidemos esto?
Señor Barack Obama, ¿Cómo
olvidarnos del pasado si aún el bloqueo contra Cuba sigue su marcha de
sanciones a bancos internacionales por haber realizado transacciones
comerciales con Cuba? ¿Cómo olvidarnos del pasado, si aún, desde tu propio
país, con el asesoramiento de la CIA (institución estatal bajo tu mando) y con
financiamiento de grupúsculos y organizaciones que han llevado a cabo
actividades terroristas contra nuestros países de la región, se aparecen en
Panamá para crear caos y promover espectáculos mediáticos que sirvan para
seguir demonizando a nuestros gobiernos elegidos constitucionalmente? ¿Cómo
confiar en que el pasado no nos alcanzará nuevamente si en público reconoces
que en ocasiones “hay que torcer un brazo” para alcanzar los objetivos e
intereses de Estados Unidos? ¿Intereses y objetivos de Estados Unidos? ¿Y los
intereses y objetivos del resto de pueblos qué? Por supuesto, no valen nada frente al apetito voraz del imperialismo.
No sólo es ver el peligro
inminente que asecha al planeta y a la humanidad por tantas guerras de rapiña,
promocionadas bajo puro engaño desde el mismísimo Congreso estadounidense, o la
negativa de su gobierno a firmar tratados que ayuden a aliviar las consecuencias
del cambio climático por emisión de gases; es también la empecinada actitud
injerencista y hegemónica de la política estadounidense, hoy sustentada por
usted como Presidente, en los asuntos internos de nuestras naciones, sólo
porque no cumplen con las expectativas y con los valores norteamericanos.
¿Desde cuándo la democracia
se logra con el financiamiento de la subversión, la desestabilización de
gobiernos constitucionales, el apoyo a los golpes de estado, la represión de
los pueblos a través de las guerras, la creación de mentiras, el manejo de la
opinión pública y la ejecución de acciones encubiertas?_ ¡Ah!, claro, es para
imponer la “Democracia” capitalista. Prácticas que aún, desde hace siglos, se
mantienen vigentes. ¿Se cree el
señor Obama que somos idiotas o que seguimos siendo incultos?
Señor Presidente, Barack
Obama, nosotros no estamos anclados al pasado, sino que es
el pasado el que aún la política imperial tienen anclado a nuestro presente.
Señor Obama, sus palabrerías
de “democracia” y “libertad” están manchadas con la sangre derramada en ese
pasado que ahora quiere que olvidemos en un chasquido de dedos. En
esa democracia a la que nos invita, prevalece el poder del dinero y no la
voluntad del pueblo. Debería mejor ocupar su tiempo en preocuparse en los
asuntos domésticos de su país, que no son pocos ni menos importantes por el constante
reclamo de la sociedad estadounidense.
Como bien recordara
Ricardo Alarcón de Quesada, Doctor en
Filosofía y Letras y que hasta hace poco presidió el Parlamento cubano: “fue un filósofo norteamericano quien
escribió, por aquellos tiempos no tan lejanos, que quien olvida el pasado será
condenado a repetir sus errores. Porque la Historia es implacable cuando juzga
a quienes pretenden ignorarla.”
(1)_
The Senator Obama op-ed about his Cuba policy. 2007: “We all know the power of
the freedom and opportunity that America at its best has both embodied and
advanced. If deployed wisely, those ideals will have as transformative effect
on Cubans today as they did on my father more than 50 years ago.” Cita de palabras textuales del Presidente Barack Obama.
(2)_ En el año 1992, el Congreso de Estados Unidos aprobó la llamada ley
Torricelli (nombre oficial: Cuban Democracy Act); la cual contiene dos carriles
de aplicación de la política norteamericana hacia Cuba: El Carril I refuerza la
política de sanciones comerciales hacia la isla; el Carril II, o también
llamado “Track Two”, proclama favorecer la democratización de Cuba a través de
una política que fomente los contactos y comunicaciones con la isla; lo cual
ayudaría a socavar desde dentro el sustento ideológico de la Revolución cubana.
(3)_ Obama speech: “Don’t
be confused about this. I will maintain the embargo. It provides us with the
leverage to present the regime with a clear choice: If you take significant
steps toward democracy, beginning with the freeing of all political prisoners,
we will take steps to begin normalizing relations.”
(4)_
“In the most significant changes in our policy in more
than fifty years, we will end an outdated approach that, for decades, has
failed to advance our interests, and instead we will begin to normalize
relations between our two countries.” Cita de palabras textuales del Presidente Barack Obama.
(5)_ “We
do make a claim about being open to change. So I would just say that we can, I
suppose, spend a lot of time talking about past grievances, and I suppose that
it’s possible to use the United States as a handy excuse every so often for
political problems that may be occurring domestically. But that’s not going to bring
progress (...) It’s not going to make our countries more productive or more competitive
in a global economy.” Cita de palabras textuales del Presidente Barack Obama.
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