lunes, 29 de agosto de 2016

Doble juego yanqui

Tomado de Bohemia, Revista Cubana de Cultura General
Por María Victoria Valdés Rodda.

El venidero 30 de septiembre se cumplirá un año de la entrada de las tropas rusas en terreno sirio. Y en ese contexto cabe destacar que la situación actual es mucho más favorable, a pesar de la persistencia de las tensiones en el Medio Oriente.
El cálculo de Vladimir Putin y del Gobierno de Bashar Al Assad sobre las ventajas de la aviación como soporte contra el terrorismo fue certero, lo cual permitió que Damasco mantenga una postura de afianzamiento gracias, además, al apoyo de otras fuerzas, provenientes de Irán y de Líbano. De este último es el movimiento Hizbulá que, al cierre de esta edición, efectúo una ofensiva contra posiciones del autodenominado Estado Islámico (EI) o Daesh, en la región fronteriza Al Qalamun.
El medio árabe Al Mayadeen destacó las victorias del Ejército sirio y de sus simpatizantes árabes y persas, quienes han intensificado los operativos militares en varias provincias del país. Sobresalen Alepo, Sweida y Hama: decenas de terroristas fueron eliminados, sus vehículos destruidos y confiscadas sus armas y municiones.
El secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shamjani, se muestra orgulloso de la cooperación y coordinación entre Irán, Rusia y Siria. En entrevista concedida a la radio y televisión persas, Shamjani precisó que la unión entre los tres países frustró la estrategia dilatoria de Estados Unidos para imponer su voluntad en las ecuaciones de seguridad en Siria.
Asimismo hizo alusión a los esfuerzos de Estados Unidos y sus aliados para apoyar a los grupos terroristas, llamados  eufemísticamente “grupos armados opositores al Gobierno sirio”. ¡Vaya oposición mezclada con sangre fría para matar a civiles indefensos!
Mientras, la prensa noroccidental (léase la de Estados Unidos y Europa) persiste en exigir en rimbombantes titulares y artículos, que se lleven a cabo treguas cada cierto tiempo entre gobierno y oposición. Lo curioso es que quienes incumplen el cese al fuego son los llamados “moderados”: terroristas amparados por la Vieja Europa y la Casa Blanca, con el argumento de que son luchadores por la soberanía nacional, que desean legitimidad democrática. Desde el inicio de la aplicación de la tregua el 27 de febrero de este año, ya son más de mil las infracciones al alto el fuego cometidas por ellos.
Doble rasero
Este patrón de amago es un simple juego de apariencias que se aplicó con éxito en Irak, Libia y Ucrania, de modo que el presidente Al Assad y sus seguidores –la mayoría del pueblo que lo eligió en las urnas– están prevenidos. También Moscú. De cualquier manera es interesante subrayar lo que analistas internacionales han denunciado como doble discurso estadounidense en referencia a las treguas en la ciudad siria de Alepo.
Washington, según el periodista Eduardo Meneses, aprovecha los períodos de calma para favorecer a determinados grupos, porque persiste en la voluntad de derrocar al Assad. El mandatario fue claro e intransigente cuando le expresó a la agencia RiaNovosti, que “el terrorismo que desangra a Siria e Irak es apoyado desde Turquía, Arabia Saudita y varios países europeos, entre ellos Francia y el Reino Unido”. Recalcó que “el terrorismo es el verdadero problema. Tenemos que luchar contra él a nivel internacional, porque no solo afecta a Siria, por eso mientras otros países nada más que observan, y no realizan ningún trabajo serio en cuanto a este problema, nosotros lo encaramos”.
En tanto, la consejera de Assad, Bouthaina Shaaban, al hablar con la digital rusa RT, aseveró que los ejércitos sirio e iraquí “han hecho todo lo posible para derrotar al Estado Islámico pero la interferencia de algunos actores regionales e internacionales ha dificultado el éxito del proceso, porque si no hubiera apoyo por los partidos regionales (en particular Turquía y Arabia Saudita) no sería difícil derrotar al Estado Islámico. Sin embargo, el dinero, los recursos y la facilitación para el EI provienen de estos países”.
En ese sentido es sabido que Turquía ha llegado a un principio de acuerdo con Estados Unidos para brindar protección aérea a sirios “moderados”. Y esto no solo es denunciado por Siria. El propio canciller turco, Mevlut Cavusoglu, confirmó que “hay un acuerdo preliminar. Cómo se va a coordinar la ayuda es responsabilidad de nuestro Ejército”. Ha precisado que el apoyo aéreo tiene como meta proteger a grupos insurgentes en Siria que reciben entrenamiento militar gracias a un programa liderado por Washington, vigente desde febrero de este año, justo al inicio de la tregua.
Vaya paradoja esta, porque el apoyo yanqui y de sus aliados al EI, activos en Siria e Irak, se produce a pesar de que el país norteño lidera la llamada coalición internacional anti-Daesh, formada por más de 40 países, alianza que no obstante la propaganda mediática no ha conseguido avance alguno en su lucha, en contraste con lo logrado por Moscú.
Recientes documentos desclasificados de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos (DIA, por sus siglas en inglés), indican que esta coalición anti-Daesh ayudó al surgimiento del EI, con el propósito de aislar al presidente sirio, y además para contener la creciente influencia de Irán en Oriente Medio.
Como demuestra el texto, filtrado por WikiLiks, esa coalición, dirigida por Washington, sabía por lo menos desde agosto de 2012 que los precursores del EI, es decir, Al-Qaeda en Irak y el grupo baasista-takfirí Daesh, junto a otros grupos afiliados a Al-Qaeda, “dominaban la oposición siria”. La alianza respaldó continuamente a una oposición que sabía era dominada por los extremistas y grupos sectarios con el propósito manifiesto de debilitar al Ejecutivo de Damasco.
Sin embargo, las acciones bélicas se están tornando en contra de la propia Ankara con la incidencia del terrorismo en suelo turco, y en no pocas plazas europeas y hasta en los Estados Unidos. Pero detengámonos a observar los más recientes sucesos ocurridos este 20 de agosto en una boda en el sureste de Turquía cuando un atentado suicida causó 51 muertos y 69 heridos. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, señaló en un primer comunicado al EI como “probable autor” de la masacre, pero tuvo que retractarse, pues se trató de la acción de un adolescente de 14 años, aparentemente admirador de los “luchadores por la libertad en Siria”.
Proceso de reconciliación y ayuda china
Este 23 de agosto se materializó la incorporación de otros cuatro poblados a los 448 acogidos a la iniciativa gubernamental siria de reconciliación. Esto es un paso esencial en el proceso emancipador de los pobladores bajo el yugo de los terroristas. Incluso para aquellos que todavía continúan sometidos, Rusia y Damasco han creado un corredor de ayuda humanitaria, muy especialmente para los civiles que salen de Alepo y Hama. Se han desplegado puestos de alimentación y expedición de artículos de primera necesidad.
La República Popular China por su parte ha ofrecido ayuda humanitaria y entrenamiento a las tropas gubernamentales sirias. Dos eventos que no han pasado inadvertidos, pues tienen tremenda trascendencia en la geopolítica. De eso es consciente, el exanalista del Departamento de Defensa estadounidense sobre Oriente Próximo, Michael Maloof. Según este experto, Beijing ha estado proporcionando asistencia militar y entrenando al Ejército sirio, y ahora va a aumentar ese apoyo.
Y no podría ser de otra manera, ya que tanto China como Rusia son miembros destacados de la Organización de Cooperación de Shanghái, entidad de naturaleza económica, pero que ha transformado sus objetivos para ajustarlos a la lucha contra el terrorismo, con lo cual cumple con una estrategia de largo alcance como la de propiciar una mayor presencia e influencia en Oriente Medio de China, Rusia e Irán.
El experto en materia política de la Radio Internacional de China, Qinduo Xu, ha calificado la decisión china de “significativa”, ya que puede ser el primer paso para que el país asiático se involucre de lleno en Siria. Subraya igualmente que China “tiene su propio problema con los terroristas” y recuerda que al menos un centenar de ciudadanos chinos luchan en las filas del llamado Estado Islámico.

Además, la paz y la estabilidad en la región “son vitales para China: en el orden pragmático, porque el 50 por ciento de sus importaciones de petróleo provienen de esta región pero además como presupuesto para un mundo equilibrado y mejor, donde la guerra deje de ser el lenguaje predominante”.

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