Por Valia Hernández
“Operación
Cóndor” es el nombre con el que se bautizó un plan de inteligencia y
coordinación entre los servicios de seguridad de Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia en la década de los años 1970. Se constituyó
en una organización clandestina internacional para la práctica del terrorismo
de Estado con la cooperación de los Estados Unidos.
Enmarcada en la Doctrina Truman, institucionalizaba el seguimiento, vigilancia, detención, tortura
y desaparición o muerte de personas consideradas
como subversivas.
La CIA asegura que su primer
conocimiento sobre esa organización ocurrió en marzo de 1976. Refieren haber
conocido que el entonces coronel Juan Manuel Contreras Sepúlveda, jefe de la
Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), inició un
programa de colaboración entre los servicios de inteligencia de distintos
países de Sudamérica al que bautizó como “Plan Cóndor”.
Sin embargo, los estadounidenses
conocían esos hechos con anterioridad a la fecha que señalan. Los propios
archivos de la CIA revelan que Contreras fue invitado en 1975 a su cuartel general en Langley. Solo unos días
después, el 25 de noviembre de 1975, tiene lugar una reunión en Chile
encabezada por el propio Contreras y en la que participaron además los líderes
de los servicios de inteligencia militar de Argentina, Bolivia, Paraguay y
Uruguay.
George Bush (padre), en ese
entonces Director de la CIA, ordenó al general Contreras Sepúlveda la
participación de terroristas cubanos al servicio de la agencia en los planes
represivos, siguiendo el ejemplo de la DISIP venezolana. A su regreso a Chile,
Contreras visitó Caracas y se entrevistó con varios jefes de la DISIP, entre
ellos con Luis Posada Carriles.
Una de las operaciones más
significativas llevadas a cabo tuvo por nombre “Colombo”. Como respuesta a una
visita de una comisión de Derechos Humanos a Chile, la DINA y la Alianza
Anticomunista Argentina (AAA o Triple A) procuraron reaparecer mediáticamente
a 119 desaparecidos chilenos. La DINA entregaría a la Triple A documentos
falsos de chilenos muertos en campos de concentración, y ésta a su vez los
dejaría junto a cadáveres irreconocibles en lugares públicos.
Entre decenas de secuestros y
atentados contra opositores, la Operación Cóndor concretó acciones de gran
resonancia pública como:
Asesinato del Ex-Comandante en
jefe del Ejército de Chile, general Carlos Prats en Buenos Aires.
Asesinato del ex presidente
de Bolivia Juan José Torres en
Buenos Aires
Asesinato del senador
uruguayo Zelmar Michelini y
el diputado Héctor Gutiérrez Ruiz, también uruguayo, en Buenos Aires en
1974
Asesinato del ex ministro de
relaciones exteriores del gobierno chileno de Salvador Allende, Orlando Letelier y su secretaria Ronni Moffitt
en Washington DC en 1976
Atentado contra el ex Ministro
del Interior del gobierno del presidente chileno Eduardo Frei Montalva, Bernardo Leighton en Roma en 1975
Colaboración argentina en el
golpe de García Meza en Bolivia en 1980.
Orgánicamente, la Operación
Cóndor comenzó a ser desmontada cuando cayó la dictadura argentina en 1983. Sin embargo, los contactos y los asesinatos
coordinados continuaron. En abril de 1991, se puso en marcha
la Operación Silencio para impedir el enjuiciamiento de los responsables.
Dictadura militar en Argentina
El 24 de marzo de 1976
se produjo un golpe de Estado en Argentina,
dando así inicio a la dictadura que se autodenominó Proceso de Reorganización Nacional. Asumió el poder
una Junta de Comandantes de las tres fuerzas armadas
integrada por el general Jorge Rafael Videla, el
almirante Emilio Eduardo Massera y el brigadier general Orlando Ramón Agosti. El primero a su vez, fue designado
con el título de presidente con la mayor parte de las funciones de los poderes
ejecutivo y legislativo.
A partir de ese momento tuvo
lugar un régimen de represión ilegal, violencia indiscriminada, persecuciones,
torturas sistematizadas, desaparición, forzada de personas,
manipulación de la información y demás formas de terrorismo de Estado. Se
estima que durante ese período las fuerzas represoras del gobierno de facto
hicieron desaparecer 30.000 personas (aunque la lista oficial cuenta con 13.000
desaparecidos registrados).
Para implementar la táctica de
desaparición forzada de personas el gobierno militar creó cientos de centros clandestinos de detención (CCD). Las Fuerzas
Armadas clasificaban los CCD en dos tipos:
Lugar de Reunión de Detenidos
(LRD): tenían una organización más estable y estaban preparados para alojar,
torturar y asesinar a grandes cantidades de detenidos.
Lugar Transitorio (LT): tenían
una infraestructura precaria y estaban destinados a funcionar como un primer
lugar de alojamiento de los detenidos-desaparecidos.
En el año 1976 llegaron a existir 610 CCD, pero muchos de ellos
fueron temporarios y circunstanciales. Luego de los primeros meses posteriores
al golpe de estado, la cifra se estabilizó en 364 CCD.
A pesar de sus diferencias los
CCD fueron organizados con una estructura y un régimen de funcionamiento
similar. Todos los CCD contaban con una o más salas de torturas, amplios
espacios para mantener a los desaparecidos siempre en condiciones de gran
precariedad, y un centro de viviendas para los torturadores y guardias. Casi
todos tenían algún tipo de servicio médico. En algunos casos hubo servicios
religiosos permanentes para el personal militar.
Los Grupos de Tarea (GT) estaban
encargados de realizar los secuestros, generalmente de noche. Inmediatamente
los detenidos-desparecidos eran llevados al CCD correspondiente, donde
permanecían constantemente encapuchados y esposados. Allí eran severamente torturados e interrogados por los mismos integrantes
de los GT. El tiempo de este período inicial de tortura variaba
considerablemente, pero en términos generales puede decirse que oscilaba entre
uno y dos meses. Con posterioridad a ese período inicial de
tortura-interrogatorio, se disponía:
El asesinato del
detenido-desaparecido: en todos los CCD se utilizó el mismo eufemismo para
referirse al asesinato: traslado. Los métodos utilizados para el asesinato y
desaparición de los cadáveres variaron desde los llamados vuelos de la muerte, los fusilamientos en masa, fosas
comunes, tumbas NN, incineración de cadáveres, etc.
El blanqueo: se legalizaba al
detenido-desaparecido y se lo ponía a disposición del Poder Ejecutivo. A partir
de 1980, de esta situación, podía derivar la deportación y
el exilio, haciendo uso de la opción a salir del país que
establece la Constitución (art. 23), o el
enjuiciamiento por tribunales militares y la condena a prisión.
La liberación.
La continuidad como
detenido-desaparecido, por razones variadas (utilización como esclavos,
colaboradores, rehenes, etc.).
Automotores Orletti
Centro clandestino de detención también conocido como “El Jardín”. Ubicado en
Venancio Flores 3519-21, esquina con Emilio Lamarca, Floresta, Buenos Aires.
Era dirigido por el Grupo de
Tareas 18, el que encabezaba Aníbal Gordon, un matón que tenía antecedentes
penales por robo a mano armada y obedecía directamente las órdenes de René Otto
Paladino, Comandante General de la SIDE.
En junio de 1976 el lugar fue
arrendado por los servicios represivos argentinos hasta noviembre de ese propio
año. Se destacaba porque funcionaba como base principal de las fuerzas de
Inteligencia extranjeras que operaban en Argentina y estaba diseñado para que
nadie pudiera salir con vida de ese sitio.
El coronel Rubén Víctor Visuara,
jefe de la base Bullinghurst, fue quien encargó al agente Eduardo Ruffo buscar una “cueva” donde el grupo
hiciera sus operativos, que incluían chantajes, la eliminación de todo
opositor.
Por su parte, Ruffo arrendó el
local de un taller mecánico. La SIDE pagó 240 mil pesos por los primeros dos
meses de alquiler a Santiago Cortell, su propietario, quien creía haberlo
alquilado a una empresa dedicada a la importación y exportación de bienes.
Los vehículos con los detenidos
entraban al local cuando se accionaba desde adentro la apertura de una cortina
metálica. Antes de ingresar, los captores transmitían por radio la consigna
“Operación Sésamo”. Así llegaban a un salón grande dividido por una cortina de
tela. Los detenidos eran alojados del otro lado de la cortina, sobre el suelo
de cemento.
Constaba de dos plantas. En la
planta baja, un gran salón de 6 a 8 metros por 30 metros. Una división baja
separaba del retrete (uno para treinta personas) y del lavadero. De allí salía
una escalera de base de concreto y peldaños de madera. Piso de hormigón, sucio
de tierra y grasa. Chasis de autos desparramados. También automóviles
secuestrados. En la planta alta funcionaban una sala de interrogatorios, otra
de torturas y una terraza donde se colgaba la ropa a secar.
En ese lugar fueron secuestradas
y torturadas unas 300 personas, muchos de los cuales hoy permanecen
desaparecidos.
Actualmente se ha convertido en
un museo dedicado a la memoria de los torturados y desaparecidos.
La Coordinación de Organizaciones
Revolucionarias Unidas (CORU)
Existe una macabra conexión entre
el gobierno estadounidense, los terroristas de origen cubano y la Operación
Cóndor. Ello se puso de manifiesto en la creación de la Coordinación de
Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU). El 15 de junio de 1976 en
República Dominicana, se reunían los terroristas de origen cubano más
sobresalientes radicados en Miami e integraban a varias de las organizaciones
contrarrevolucionarias.
Los cubanos ofrecían su
experiencia en el campo terrorista a las dictaduras militares, mientras que
estas debían contribuir en los planes criminales contra los intereses de Cuba
en América Latina y Europa.
En la reunión de República Dominicana
asistieron la Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos (Brigada 2506),
Acción Cubana, el Frente de Liberación Nacional Cubano, el Movimiento
Nacionalista Cubano, Alpha 66, Agrupación Juvenil Abdala y otros. Aunque
el encuentro fue organizado por Frank Castro, Orlando Bosch fue aceptado
como jefe de la alianza.
Inmediatamente después del golpe
de estado de Augusto Pinochet en Chile contra el gobierno de Salvador Allende,
Orlando Bosch Ávila, de Acción Cubana, y Guillermo Novo Sampoll, del Movimiento
Nacionalista Cubano, ofrecieron sus servicios.
De esa manera llevaron a cabo
acciones terroristas por encargo en Argentina, Perú, Costa Rica, México,
Italia, Francia, Alemania y Estados Unidos.
El CORU se acreditó el secuestro
y asesinato de dos diplomáticos cubanos en Argentina, una operación que
realizaron en realidad grupos fascistas argentinos en complicidad con los
cuerpos represivos de ese país.
Terrorismo contra los intereses
cubanos en Argentina
En 1973 se restablecieron
plenamente las relaciones entre nuestro país con Argentina. Sin embargo, en el
marco de la Operación Cóndor, la Embajada de Cuba en ese país y sus diferentes
dependencias y personal asociado, fueron víctimas de múltiples actos terroristas
por parte de los criminales radicados en Miami, quienes contaban con el apoyo y
la complicidad de Washignton y varios gobiernos de la región.
20/01/1974: la Embajada recibe un
paquete bomba.
13/08/1975: atentado contra la
vida del Embajador Emilio Aragonés Navarro. Desconocidos realizan varios
disparos contra su auto.
3-10/09/1976: secuestraron a dos
funcionarios cubanos; secuestraron una empleada de la escuela “San Martín”,
perteneciente a la misión diplomática; indagaron por el lugar de residencia de
un argentino empleado de la Embajada; secuestraron a dos empleados argentinos
de la Embajada y asaltaron tres casas de familiares de otro argentino también
empleado en la institución.
03/1977: tres funcionarios
cubanos fueron interceptados en la vía pública y conducidos a un centro de
detención de la Policía Federal en Buenos Aires.
De manera general, entre agosto
de 1976 y marzo de 1978, diecisiete argentinos -nueve hombres y ocho mujeres-
vinculados a las representaciones diplomáticas y comerciales de Cuba en Buenos
Aires, fueron secuestrados, torturados y desaparecidos.
Esos empleados y sus familiares
fueron sustraídos a la fuerza de sus viviendas y centros de trabajo. Ninguno de
sus restos ha podido ser encontrado. Una empleada y dos de sus familiares
sobrevivieron al secuestro y fueron liberados. La mayoría militaban en
organizaciones opuestas a la dictadura militar.
En marzo de 1977 urdieron un plan
de exterminio contra la sede diplomática. Una fuerza de tarea de la Escuela de
Mecánica de la Armada estudió la instalación y concibió atacarla por sorpresa
para secuestrar a un grupo de adolescentes y niños, familiares de Mario Roberto
Santucho, líder de la organización Ejército Revolucionario del Pueblo, quien
había sido asesinado el 19 de julio de 1976. Tras su muerte, sus familiares
habían recibido refugio diplomático en dicha sede.
El plan no llegó a ejecutarse porque
sus organizadores no lograron un consenso al respecto.
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