La Carta Magna fue aprobada el 15 de febrero de 1976 en Referendo Nacional, en el que participó el 98 por ciento de la población mayor de 16 años de edad y fue aprobado por el 97.6 por ciento de los votantes. |
Por José Antonio Rodríguez Ben
Durante las décadas de 1970 y 1980 la Revolución Cubana dirigida por Fidel Castro perfecciona el sistema político, la democracia y la proyección del desarrollo económico-social socialistas, no sin dejar de enfrentar las sistemáticas y variadas agresiones del imperialismo estadounidense. Los avances socioeconómicos, el crecimiento del papel dirigente del Partido Comunista en todas las esferas de la sociedad y el apoyo del resto de las organizaciones políticas, profesionales y de masas del país a la Revolución, confirmaban que el socialismo se había fortalecido en la primera mitad de los años 70.
Bajo esas circunstancias fue que se celebró el I Congreso del Partido Comunista del 17 al 22 de diciembre de 1975, que entre los objetivos y tareas relacionados con la organización política de la sociedad cubana, acordó perfeccionar el papel del Partido como fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado cubano, celebrar el referéndum sobre la Constitución socialista, aplicar una nueva división político-administrativa y perfeccionar todo el aparato del Estado mediante los órganos del Poder Popular.
Respecto a la economía, se destacaron las estrategias de desarrollo y la instauración del Sistema de Dirección y Planificación de la Economía, sobre el cual Fidel alertó que no bastaba solo con la aplicación de sus mecanismos para lograr la eficiencia económica, pues en el socialismo es decisiva la sistemática labor educativa del Partido en función elevar la conciencia política, ideológica y moral de los trabajadores.
El Comandante en Jefe, ratificado como Primer Secretario del PCC, expresó: “Una nueva etapa de la Revolución se inicia con este Congreso. El camino hasta aquí no ha sido fácil, pero lo hemos andado. El camino futuro tampoco será fácil, pero lo andaremos mejor todavía”
En cumplimiento de los acuerdos del Congreso se efectuó el 15 de febrero de 1976 en Referendo Nacional para aprobar la nueva Constitución, cuyo articulado había sido debatido en cada cuadra y centro de trabajo y de estudio. En al referendo participó el 98 por ciento de la población mayor de 16 años de edad y fue aprobado por el 97,6 por ciento de los votantes.
La nueva Carta Magna recogía el ideario revolucionario de Fidel y Martí, estipulaba que el Partido Comunista es la fuerza superior dirigente de la sociedad y del Estado; se garantizaban amplios derechos y libertades sociales para todos los ciudadanos, con independencia del color de la piel, sexo o creencia religiosa; se declaraban como derechos de los ciudadanos cubanos el trabajo, la tierra para el que la cultivara, los servicios gratuitos de la educación y la salud, entre otros; se consideraban ilegales y nulos los tratados, concesiones o pactos concertados que desconozcan o disminuyan la soberanía sobre cualquier parte del territorio nacional; se ratificaban los principios del internacionalismo proletario y de la solidaridad con los pueblos en la política exterior.
Además establecía una estructura estatal basada en la propiedad socialista sobre los medios de producción; se proclamaba al Estado como garantía en la protección de la familia, la maternidad y el matrimonio; el respeto hacia los deberes y derechos ciudadanos y a la legalidad socialista, entre otros asuntos; se establecía la instrumentación y el funcionamiento de los órganos del Poder Popular, de la democracia socialista bajo los principios de la unidad y el centralismo democrático así como de las instituciones juridicas.
Al mismo tiempo, se implantó la nueva división político-administrativa del país y se convocó al proceso electoral para elegir a los miembros que integrarían los órganos del Poder Popular en sus diferentes niveles de organización. En esos comicios, acudieron a las urnas el 95,2 por ciento de los electores y fueron elegidos representantes del pueblo a todos los niveles, hasta la Asamblea Nacional como órgano supremo del Estado cubano.
Un grupo de factores provocaron que no se avanzara todo lo aspirado en el plano socioeconómico, lo que obligó a desarrollar un proceso de rectificación de errores a partir de 1986. A la vez, la producción agropecuaria en la Isla se vio considerablemente afectada por enfermedades relacionadas con la guerra biológica desatada por el imperialismo. A pesar de ello, no cesaron los esfuerzos por la industrialización y la ampliación de la infraestructura del país, determinantes para el desarrollo económico.
Fidel consideró que a pesar de las numerosas dificultades de carácter objetivo que se presentaron, fue un período “[…] de extraordinarios avances en la organización de nuestra economía, en la lucha por crear las condiciones para una mayor eficiencia en el uso de nuestros recursos y también de logros significativos en nuestro desarrollo económico y en los propósitos de satisfacer cada vez más las necesidades de nuestro pueblo […]”.
Fidel, al analizar los efectos de las insuficiencias manifestadas en la aplicación del Sistema de Dirección y Planificación de la Economía, planteó que: “[…] podríamos haber hecho un mejor uso de nuestros recursos y nuestros esfuerzos […] Subsisten evidentes deficiencias y fallas que debemos señalarlas por su nombre y combatirlas con toda energía. […] El problema esencial de la economía del país en el quinquenio 1981-1985 radicó en que, aunque tuvimos un crecimiento más que aceptable, fue insuficiente donde más lo requeríamos, es decir, en la exportación de bienes y servicios y en la sustitución de importaciones”.
Esos errores y tendencias negativas estuvieron motivados esencialmente, por la falta de creatividad para adecuar mejor a las condiciones de Cuba un sistema tomado, en buena medida, de las experiencias de la URSS y del campo socialista; por la prioridad dada a los mecanismos económicos, al estímulo material y al dinero en la estimulación laboral, en detrimento del trabajo político-ideológico y del crecimiento de la conciencia económica y revolucionaria de las masas para el desarrollo del plan económico y de la sociedad en general.
El proceso de rectificación se vio imposibilitado de continuar desarrollándose en toda su magnitud, debido a la aguda crisis económica provocada por la abrupta desaparición del campo socialista y el recrudecimiento del bloqueo y las agresiones de los gobiernos estadounidenses contra la Isla.
Estos tres lustros que van desde el Primer Congreso del Partido hasta 1989 no solo fueron testigos del avance de la Revolución en el perfeccionamiento del sistema político, la democracia y la proyección del desarrollo económico-social socialistas, pues también bajo la conducción de Fidel el pueblo cubano demostró sus principios internacionalistas, enfrentó victorioso las múltiples agresiones del imperialismo y demostró su profundo patriotismo.
La formidable conducción de Fidel y el respaldo popular recibido, permitió defender, perfeccionar y consolidar el Estado socialista cubano en ese período, así como su prestigio internacional.
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