Foto tomada de Misión Verdad: Siete coincidencias entre las protestas violentas en Nicaragua y Venezuela |
El intento de Golpe de Estado contra Hugo Chávez, en el 2002, fue todo un una prueba de laboratorio para el imperialismo yanqui. Ahí observaron una debilidad que no supieron prever: la fortaleza que gozan aquellos gobiernos de abierto carácter progresista con la unidad del pueblo en la puesta en marcha de sus programas y beneficios sociales.
Hoy en día el objetivo del imperialismo es romper esa fórmula
de unidad del pueblo-gobierno para poder derrocar a los que una vez Barack
Obama, durante su presidencia, llamó de “molestos”. El uso y manipulación de la
información, repitiendo mentiras continuamente para construir una opinión
pública fue una lógica que el imperialismo aprendió del creador de la ilustración
pública y propaganda del Tercer Reich, Paul Joseph Goebbels, y
que se recoge muy bien como parte instrumental que justifique o manipule las
acciones violentas descritas en el Manual del Comando Sur del ejército de EEUU,
obra del politólogo Gene Sharp.
En el 2009, Manuel Zelaya, un burgués que deseaba realizar
una consulta con el pueblo hondureño, que tuvo proyecciones con la unidad
latinoamericana y los órganos regionales de cooperación, terminó con un golpe
de Estado, asumido en aquel entonces por Ricardo Micheletti, quien fue
asesorado y apoyado por EEUU.
El golpe parlamentario contra Fernando Lugo, Paraguay, en
el 2012, fue la componenda de criminalizarlo con el crimen de las fuerzas
militares en Curuguaty y de la cual el presidente constitucional no tuvo acción
alguna en la masacre cometida. Pero terminó en un juicio político y destituido.
Las constantes campañas mediáticas contra Cristina Fernández,
apoyadas en la componenda Nisman, posibilitaron que al gobierno de Argentina
llegara Mauricio Macri, un servil de los intereses yanquis.
Dilma Rousseff fue objeto de otra componenda política y hoy
mantienen a Lula da Silva bajo acusación para evitar que asuma la presidencia,
ya que cuenta con amplio apoyo popular y tiene todas las posibilidades de poder
presentarse a las elecciones.
No han sido pocas veces que comunidades aborígenes, que
reciben dineros para supuestos proyectos sociales, de empresas intermediarias
que trabajan directamente con la USAID o la NED, eran los promotores de conflictos
entre dichas comunidades y el gobierno boliviano de Evo. Y todavía buscan cómo
derrocarlo.
Incluso, el chantaje económico, la amenaza “diplomática” y la
imposición de gobiernos reaccionarios en la región, empuja a que algunos países
adopten posiciones de ruptura de la unidad regional: seis países de UNASUR (Argentina,
Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú)
anunciaron “no participar en las distintas
instancias” de la organización bajo la alusión de un incorrecto funcionamiento
de la misma; cuando realmente la movida está en desbancar la actual Secretaria
General Tempore que realiza Bolivia y que ello conlleve a otra oleada de
arremetida contra Evo Morales y la Revolución Boliviana.
Venezuela está se mantiene en jaque. Las guarimbas fueron la
puesta en marcha de la relación de acciones del Manual del Comando Sur de EEUU.
La oposición aprovechó algunas dificultades que aún imperaban en el país y se
montaron operaciones de caos, robo de moneda, desabastecimiento intencionado
por los grandes almacenes aun en manos de privados, sabotajes y actividades
violentas con el objetivo de crear miedo e inseguridad en la población. Y la
gran prensa capitalista alimentaba la desinformación. Todo esto terminó en un
decreto que acusó injustamente a Venezuela como “amenaza inusual para la
seguridad nacional de EEUU”. Raro, porque el gobierno bolivariano nunca emitió
amenaza alguna contra el pueblo o gobierno estadounidense. Pero aún mantienen a
Venezuela bajo una situación de bloqueo y sanciones económicas que buscan la
oportunidad propicia para la intervención militar imperialista.
Cuba sigue bajo el férreo bloqueo y la propaganda anticubana,
afrontando una contrarrevolución financiada por EEUU que promueve conflictos
para alimentar a la llamada prensa “libre”, se presta de instrumento para el
ataque contra Cuba o para tergiversar la realidad cubana en los diversos foros
internacionales que se mueven por lóbregos mecanismos de la CIA y sus laboratorios
Think Tanks. La ventaja de Cuba es que no hay un sector privado burgués con
potestades sobre la economía nacional para apremiar intereses clasistas, ni se identifica
con el intervencionismo foráneo imperialista.
Nicaragua entra en el ojo del huracán porque el gobierno
sandinista volvió a ganar elecciones con más de un 70% de votos y tiene como
objetivo la construcción de un canal trasatlántico que puede acarrear problemas
al canal de Panamá, bajo el dominio de las leyes estadounidenses o, al menos,
responde a sus intereses. El nuevo canal en Nicaragua está apoyado por
inversiones chinas y con la voluntad de Rusia de incorporarse al proyecto.
Lamentablemente en todos estos países, menos en Cuba, es que
el sector privado tiene un gran peso en las economías nacionales y, por
mantener sus grandes ganancias, prefieren el intervencionismo imperialista.
Las medidas emitidas por el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) han sido
el blanco usado por Movimiento Renovador Sandinista
(MRS) y otros partidos de la derecha del país, con apoyo de algunas ONG’s
a sus servicios, para tratar de crear la desestabilización del país, el caos
social, una brecha en la unidad existente entre el pueblo y el FSLN.
Pero cabe preguntarse: ¿Cómo es posible que el gobierno de
Daniel Ortega quiera quitar las pensiones a los mayores si ya las están
cobrando y gracias al gobierno sandinista? ¿Cómo es posible que se quiera
quitar la sanidad, si este servicio público y gratuito llegó con el gobierno
sandinista? ¿Cómo es posible que se quiera eliminar las conquistas de
beneficios sociales implementadas, precisamente, por el propio gobierno
sandinista y que nunca antes se habían disfrutado de tales derechos?
La maquinaria de la propaganda se mueve para descalificar al
gobierno de Daniel Ortega y el Frente Sandinista. Pero resalta con curiosidad
que esa prensa no menciona que aquellos grupos que están moviendo las
“guarimbas” dentro de Nicaragua (tratando de hacerlas pasar como “protestas”
del pueblo), están formados en un 50% por delincuentes locales e incluso grupos
de criminales llegados desde el Salvador y Honduras.
El imperialismo y sus artífices desean una Latino América desunida,
quebrada, rota, sin posibilidades de gobiernos progresistas, democráticos,
soberanos e independientes; sino recuperar el antiguo “Patio Trasero”. El imperialismo
está tratando de movilizar a los movimientos derechistas, opositores,
facilitándoles herramientas para su acción criminal, propiciando una propaganda
agresiva e infiltrando los aparatos judiciales para asestar los golpes que
derroquen los gobiernos “molestos”.
La prensa capitalista tiene aprendido que las masas se mueven
más por la creación de comentarios y que éstos se propaguen como si fuesen formados
por la opinión pública. Tanto se va repitiendo de boca en boca que llega el
momento que forma parte del “lenguaje crítico” popular. A esto en Cuba se le
llamó, “echar a rodar una bola”. Lamentablemente es más fácil repetir un
descrédito, que puede formarse con sólo cuatro palabras (a modo de ejemplo, “Cuba
es una dictadura”), que ponerle tiempo a la inteligencia y darle análisis al
fenómeno en cuestión, y exponer un discurso lleno de sólidas argumentaciones
que arrojan luces y desmantelan el bulo.
No siempre organizaciones con un vocabulario que alude a lo
democrático, realmente lo sean. Desafortunadamente ese vocablo como otros que
alimentan campañas de justicia han sido prostituidos por esa prensa amarillista,
organizaciones serviles y gobiernos reaccionarios. El MRS se ha prestado a esta
campaña con un “sandinismo” que en nada refleja los principios del héroe del
pueblo nicaragüense y que fundamenta la Revolución de ese país.
A todos(as) nos corresponde hacer una solidaridad
responsable, instruida, inteligente y centrada en el desmontaje de toda maquinaria
manipuladora sobre la realidad de pueblos que luchan tenazmente por construir
un futuro más justo, más humano, más solidario, más equitativo.
No seamos los repetidores de las “bolas”, pero sí transmisores
de la verdad de los pueblos hermanos.
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