Por Gustavo de la Torre Morales.
Es muy sabido que la política hacia Cuba, por parte de las administraciones
de EEUU y sus instrumentos de colonización, es de descalificación de la
Revolución cubana, de manipulación mediática, de desinformación sobre la
realidad interna del país y de la verdadera actuación de la mayoría de la
sociedad cubana en el desarrollo de su sistema político.
La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que en su propio sitio
web declara ser un “órgano principal y autónomo de la Organización de los
Estados Americanos (OEA)”, y cuya función es ser el “encargado de la promoción
y protección de los derechos humanos en el continente americano”, en más
de una ocasión, ha lanzado mensajes, en los cuales enarbola defensas hacia
miembros de la llamada “disidencia” cubana (tan edulcorada por la prensa al
servicio del gran capital).
Es necesario esclarecer que esa “disidencia”, dentro
de Cuba llamada como contrarrevolución, no es más que grupúsculos financiados
desde EEUU y Europa para cumplir los objetivos propagandísticos anticubanos
dirigidos desde la CIA, y puestos en marcha desde los primeros años del triunfo
de la Revolución cubana.
A modo de ejemplo, de ese escalado patrón defensorio
de la CIHD, ya programado, está su Comunicado de Prensa R196/16, el pasado 23
de diciembre de 2016, para defender a Danilo Maldonado, llamado “El Sexto”, proclamado por
la propaganda anticubana como “grafitero y activista por los DDHH” (más bien
drogadicto), el cual había sido detenido por las autoridades cubanas por daño a
la propiedad social y Estatal, porque el “artista” creado por la prensa al
servicio de EEUU, se dedicó a escribir en paredes del Hotel Habana Libre y
otros edificios estatales la frase “se fue”, en alusión al fallecimiento del
líder Fidel Castro.
Impulso que la CIDH tomó con la “visita” a Cuba de la
abogada estadounidense Kimberley Motley, quien llegó con visado de turista, para asistir al Festival
de Jazz de La Habana; pero su real propósito era el montaje de un show
frente al Tribunal Provincial en compañía de otros elementos de la disidencia y
que gozan de expedientes de pésimos antecedentes penales.
Lo curioso es que ni la CIDH ni la prensa acostumbrada
a las campañas mediáticas contra Cuba mencionaron que la “afamada” abogada estadounidense
sólo pudo realizar su viaje a La Habana, después que le aseguraron que la
policía cubana no actuaba con agresiones y que el gobierno de EEUU le expidiera
una licencia “cultural” que
justificara su viaje; ya que es el gobierno de EEUU el único que impone
prohibiciones a sus ciudadanos de poder viajar a Cuba, a no ser bajo limitadas
licencias que se amparan en una política de restricciones por el bloqueo.
Otro ejemplo
fue la reciente VIII Cumbre de las Américas, en la cual Cuba participó con una
delegación conformada por varios sectores sociales. Al evento tampoco faltó la
asistencia del grupúsculo de la disidencia cubana y que el Secretario General
de la OEA, Luis Almagro, en compañía de Marco Rubio, político del partido
Republicano y senador por La Florida, quisieron agasajar con especiales
atenciones y facilidades mediáticas, amparándola frente a la prensa como la “sociedad
civil” independiente cubana.
Ni el
diario ABC, El País, Washington Post, ni el Nuevo Herald, ni la misma CIDH entre
otros con igual agresiva línea editorial en referencia a Cuba, fueron capaces
de señalar la abierta intencionalidad de los organizadores de diversos eventos
relacionados con la VIII Cumbre, en intentar discriminar a la amplia delegación
cubana, mientras se le intentaba dar solamente voz a ese mustio grupillo de
probados mercenarios, cuyo único objetivo era seguir montando el teatrillo de
campañas anticubanas, y que se dedicó a pedir más sanciones económicas contra
el pueblo de Cuba y Venezuela.
De igual
forma no le han pedido que rinda cuentas el Secretario General de la OEA, el
cual está involucrado en una trama de corrupción, a pesar que fue el tema principal
de la VIII Cumbre; como tampoco le han pedido a Marcos Rubio, alguien que ha
hecho de la política contra Cuba un gran negocio, que esclarezca a qué se
refería, en la entrevista que le hizo Nora Gámez Torres, del Nuevo Herald/Miami
Herald, este 17 de abril del presente año, cuando el senador de la Florida hizo
mención a que deseaba que el cubano tuviera los mismos derechos que se tienen
en República Dominicana, Honduras, Guatemala, México, Colombia, Brasil; cuando
la realidad de esos países es de gran desempleo, pobreza extrema, explotación
infantil, analfabetismo, asesinatos a líderes sociales y comunitarios y paramilitarismo
de Estado, entre otros males que en Cuba no se viven.
Es natural
que este político, que tiene muy cercanos vínculos a la mafia anticubana y
terrorista de Miami, diga tales sandeces, de las cuales la prensa servil se
hace eco, mientras continúa con la aberrante solicitud de más sanciones
económicas contra Cuba, que traerán mayores dificultades a la realidad del
pueblo cubano.
Como la
misma gran prensa “libre” no ha sido capaz de ser consecuente con esa realidad,
la CIDH tampoco lo es.
Como último
ejemplo está otro panfleto de manipulación de la CIDH (el Comunicado de Prensa R82/18),
el cual emitió el pasado 11 de abril de 2018, en el cual se da a conocer que
este organismo, en su 167 período de sesiones, aprobó la publicación del
Informe relacionado con el caso Nº 12.127, por las detenciones de Vladimiro Roca
Antúnez, René Gómez Manzano, Martha Beatriz Roque Cabello y Félix Bonne
Carcassés en julio de 1997 y la CIHD creen_ o quiere dar a creer_ que se
debieron a que estos individuos crearon una organización llamada “Grupo de
Trabajo de la Disidencia Interna”, con el angelical objetivo de “realizar estudio de los problemas socioeconómicos de Cuba,
y a la difusión de documentos y boletines críticos del Estado”.
Sin embargo, en dicho “informe” no hubo ni una línea destinada a detallar
el carácter servil y mercenario de estos individuos, de ejemplarizar con hechos
la conducta violenta y proclive a la creación de indisciplinas sociales y caos que
han mantenido desde que pusieron sus servicios bajo las órdenes de la otrora
SINA (Sección de Intereses de EEUU en La Habana, hoy día con funciones de
Embajada). Tampoco el informe dio mención o alusión de las quejas dadas por
vecinos de barrios cubanos sobre la actitud antisocial de estos individuos.
Por supuesto, los escribanos de la CIHD no gastan ni
una línea para defender los derechos del pueblo de Cuba, ese que sufre el
genocida bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por EEUU y las
graves necesidades que esta política de acoso genera en la vida cotidiana de la
población cubana; tampoco para condenar la cacería del Departamento del Tesoro
de Estados Unidos a empresas extranjeras que comercializan con Cuba, impidiendo
el libre desarrollo de un país soberano. Mucho menos, la CIHD señala que,
incluso por las leyes de la mayoría de países miembros de la OEA (incluso
EEUU), es punible toda actividad que realice individuo alguno, la cual responda
a intereses de gobiernos foráneos o para cumplir objetivos que atenten contra
la constitucionalidad de sus gobiernos.
Sin embargo, los integrantes de la CIDH olvidan o
quiere que la opinión pública olvide la realidad conspirativa de la OEA como
instrumento colonialista del imperialismo yaqui en América del Sur y su apoyo a
las diversas dictaduras militares que asolaron la región en épocas pasadas.
Si recurrimos a la historia servil de la
Organización de Estados Americanos (OEA), debemos recordar que entre el 22 al
31 de enero de 1962, se realizó la VIII Reunión de Consulta de Ministros de
Relaciones Exteriores, donde se adoptó (entre otras) la IV Resolución:
Exclusión del actual Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema
Interamericano… bajo la excusa de “Incompatibilidad con el Sistema
Interamericano”.
Cuba quedó tácitamente expulsada, aislada
y sin derecho alguno a su defensa. Esta medida fue una aspiración lograda por
intereses estadounidenses, con 14 votos a favor de gobiernos títeres, incluso,
comprando el voto de Haití; a modo de represalia a la derrota que Cuba propinó
a la invasión mercenaria, financiada y asesorada por EEUU, llevada a cabo entre
el 16 y el 19 de abril de 1961.
Todavía Cuba está esperando la condena de
la OEA o la CIDH sobre los crímenes cometidos por el gobierno de Estados Unidos,
debido a los bombardeos que llevaron a cabo el 15 de abril, un día antes de la
invasión, con aviones que llevaban insignias cubanas, con el objetivo de
engañar a la opinión pública y justificar la contienda militar.
Ahora, si Cuba no pertenece a este organismo, por
decisión propia de la dirección del mismo, en 1962, quién le ha dado el derecho
a la CIDH de emitir declaraciones o resoluciones de condenas contra Cuba ¿Con
qué moral se le va a exigir a Cuba el respeto a la “libertad de expresión”,
cuando ni la propia CIDH tiene esa “Libertad” para ejercerla con justicia para
los pueblos de la región?
Durante estos 59 años de Revolución, las agresiones
imperialistas no cesaron. Una larga cadena de ataques y provocaciones se han
sucedido desde entonces y hoy en día no se detienen ¿Por qué la CIDH enmudece
ante éstas y no EXIGE el respeto a la soberanía de Cuba?
Entre los planes que se llevan a cabo contra Cuba está el
financiamiento de una oposición, una disidencia, cuyo único papel es crear
provocaciones, disturbios, indisciplinas sociales y provocar situaciones de
caos para alimentar la propaganda anticubana, para buscar la demonización de la
Revolución cubana en los monopolios mediáticos, para facilitar el sucio trabajo
mediático de medios y organismos internacionales o regionales, como la propia CIDH.
Es muy bien conocido por los miembros de la CIDH que la
oposición cubana, de la cual forma parte Danilo Maldonado, Vladimiro Roca
Antúnez, René Gómez Manzano, Martha Beatriz Roque Cabello y Félix Bonne
Carcassés, recibe del gobierno de los Estados Unidos
un presupuesto de 20 millones de dólares para llevar a cabo sus actividades delictivas
y subversión.
La CIDH no podrá borrar la verdad de esa “disidencia”,
expuestas en un cable confidencial al Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, en
abril de 2009, por el entonces jefe de la Sección de Intereses de Estados
Unidos en La Habana, Jonathan Farrar.
ID:
202438
Date:
2009-04-15 13:33:00
Origin:
09HAVANA221
Source:
US Interests
Section Havana
Classification: CONFIDENTIAL
Dunno:
Destination: VZCZCXYZ0001
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RUEHUB #0221/01 1051333
ZNY CCCCC ZZH
P 151333Z APR 09
FM USINT HAVANA
TO RUEHC/SECSTATE WASHDC PRIORITY 4310
INFO RHMFISS/CDR USSOUTHCOM MIAMI FL
RUEAIIA/CIA WASHINGTON DC
RHMFISS/COGARD INTELCOORDCEN WASHINGTON DC
RHEHAAA/NATIONAL SECURITY COUNCIL WASHINGTON DC
RHMFISS/NAVINTELOFC GUANTANAMO BAY CU
C O N F I D E N T I A L HAVANA
000221
SIPDIS
E.O. 12958: DECL: 03/08/2019
TAGS: PGOV, PINR, PREL, PHUM, CU
SUBJECT: THE U.S. AND THE ROLE OF
THE OPPOSITION IN CUBA
Classified By: COM Jonathan
Farrar for reasons 1.4 (b) and (d)
(...)
Dissident Movement Not a Coherent
Whole
---------------------------------------
5. (C) Whether or not the
opposition organizations have agendas that can be made to appeal to a broad
range of interests on the island, they must first begin to achieve some level
of unity of purpose as an opposition, or at least stop spending so much energy
trying to undercut one another.
Despite claims that they
represent "thousands of Cubans," we see little evidence of such
support, at least from the admittedly limited vantage point we have in Havana.
When we question opposition leaders about their programs, we do not see
platforms designed to appeal to a broad cross section of Cuban society. Rather,
the greatest effort is directed at obtaining enough resources to keep the
principal organizers and their key supporters living from day to day. One
political party organization told the COM quite openly and frankly that it
needed resources to pay salaries and presented him with a budget in the hope
that USINT would be able to cover it. With seeking resources as a primary
concern, the next most important pursuit seems to be to limit or marginalize
the activities of erstwhile allies, thus preserving power and access to scarce
resources.
Entonces ¿Por qué la CIHD quiere dar a entender que
hay “legalidad” alguna en la acción de estos
reconocidos mercenarios, cuando más bien entorpecen la puesta en marcha de
los derechos del pueblo cubano? ¿Por qué la CIDH
mantiene silencio absoluto sobre los reclamos del pueblo cubano al respeto de su
soberanía e independencia? ¿Por qué la CIDH no condena la usurpación ilegal del
territorio que ocupa la Base Naval en Guantánamo? ¿Por qué la CIDH no condena
el millonario presupuesto destinado por el gobierno de Estados Unidos, y que
pagan los contribuyentes estadounidenses, destinado al mercenarismo, la
subversión y la propaganda anticubana; en vez de ser usado para resolver los
innumerables problemas sociales y económicos que sufren cerca de 40 millones de
personas dentro de Estados Unidos? Es decir, 40 millones de personas sin derechos, incluso, a la ansiada "libertad de expresión", que tanto la CIDH desea defender para los mercenarios cubanos. 40 millones de personas que, a su vez, tampoco tienen accesos a presupuestos gubernamentales
de ayuda, porque el gobierno de los EEUU los destina para la subversión e otros países o sus guerras de rapiña.
¿Por qué la CIDH no reclama respeto al
derecho del pueblo de Cuba a hacerse un camino propio, cuando se ha demostrado en
los diversos procesos electorales que hay un apoyo mayor del 80% de la
población al proceso revolucionario, incluso demostrado en estas últimas
elecciones, con una participación del 82,9% (7 millones 339 mil 891 electores)
del padrón vigente y con un 94,42% de votos válidos para aprobar el nuevo Parlamento
cubano de 605 miembros?
Sería mucho más justo, si la CIDH, en vez
de emitir Comunicados de prensa para defender a impúdicos de la disidencia
cubana, dirigiera sus “esfuerzos” para reclamar justicia para esas millones de
personas de la desfavorecida población estadounidense y de otros países
latinoamericanos que se rigen por esa “democracia” plagada de racismo,
segregación, abismales desigualdades, con varias decenas de miles de niños sin
hogar y sujetos a la explotación laboral o el mercado sexual para poder
subsistir, de abusos policiales, de cárceles que funcionan como centros de
torturas, de invasiones militares, de asesinatos extraterritoriales con drones,
de prostitución y drogas, de miles de muertes en sus escuelas por la venta
liberada de armas?
Cuba goza de haber cumplido con los Objetivos del Milenio, muy a pesar del bloqueo, que ni EEUU
ni países de la rica Europa alcanzan hoy día.
Es por ello que la
CIDH debería adquirir un mínimo de pudor y tratar actuar de forma consecuente por los derechos que dice "defender". Mientras tanto, no tiene ni un minúsculo ápice de moral frente a Cuba.
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