miércoles, 18 de abril de 2018

Vuelven los ataques de la CIHD, cuando no tiene un minúsculo ápice de moral frente a Cuba.


Por Gustavo de la Torre Morales.

Es muy sabido que la política hacia Cuba, por parte de las administraciones de EEUU y sus instrumentos de colonización, es de descalificación de la Revolución cubana, de manipulación mediática, de desinformación sobre la realidad interna del país y de la verdadera actuación de la mayoría de la sociedad cubana en el desarrollo de su sistema político.

La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que en su propio sitio web declara ser un “órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA)”, y cuya función es ser el “encargado de la promoción y protección de los derechos humanos en el continente americano”, en más de una ocasión, ha lanzado mensajes, en los cuales enarbola defensas hacia miembros de la llamada “disidencia” cubana (tan edulcorada por la prensa al servicio del gran capital).

Es necesario esclarecer que esa “disidencia”, dentro de Cuba llamada como contrarrevolución, no es más que grupúsculos financiados desde EEUU y Europa para cumplir los objetivos propagandísticos anticubanos dirigidos desde la CIA, y puestos en marcha desde los primeros años del triunfo de la Revolución cubana.

A modo de ejemplo, de ese escalado patrón defensorio de la CIHD, ya programado, está su Comunicado de Prensa R196/16, el pasado 23 de diciembre de 2016, para defender a Danilo Maldonado, llamado “El Sexto”, proclamado por la propaganda anticubana como “grafitero y activista por los DDHH” (más bien drogadicto), el cual había sido detenido por las autoridades cubanas por daño a la propiedad social y Estatal, porque el “artista” creado por la prensa al servicio de EEUU, se dedicó a escribir en paredes del Hotel Habana Libre y otros edificios estatales la frase “se fue”, en alusión al fallecimiento del líder Fidel Castro.

Impulso que la CIDH tomó con la “visita” a Cuba de la abogada estadounidense Kimberley Motley, quien llegó con visado de turista, para asistir al Festival de Jazz de La Habana; pero su real propósito era el montaje de un show frente al Tribunal Provincial en compañía de otros elementos de la disidencia y que gozan de expedientes de pésimos antecedentes penales.

Lo curioso es que ni la CIDH ni la prensa acostumbrada a las campañas mediáticas contra Cuba mencionaron que la “afamada” abogada estadounidense sólo pudo realizar su viaje a La Habana, después que le aseguraron que la policía cubana no actuaba con agresiones y que el gobierno de EEUU le expidiera una licencia “cultural” que justificara su viaje; ya que es el gobierno de EEUU el único que impone prohibiciones a sus ciudadanos de poder viajar a Cuba, a no ser bajo limitadas licencias que se amparan en una política de restricciones por el bloqueo.

Otro ejemplo fue la reciente VIII Cumbre de las Américas, en la cual Cuba participó con una delegación conformada por varios sectores sociales. Al evento tampoco faltó la asistencia del grupúsculo de la disidencia cubana y que el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, en compañía de Marco Rubio, político del partido Republicano y senador por La Florida, quisieron agasajar con especiales atenciones y facilidades mediáticas, amparándola frente a la prensa como la “sociedad civil” independiente cubana.

Ni el diario ABC, El País, Washington Post, ni el Nuevo Herald, ni la misma CIDH entre otros con igual agresiva línea editorial en referencia a Cuba, fueron capaces de señalar la abierta intencionalidad de los organizadores de diversos eventos relacionados con la VIII Cumbre, en intentar discriminar a la amplia delegación cubana, mientras se le intentaba dar solamente voz a ese mustio grupillo de probados mercenarios, cuyo único objetivo era seguir montando el teatrillo de campañas anticubanas, y que se dedicó a pedir más sanciones económicas contra el pueblo de Cuba y Venezuela.

De igual forma no le han pedido que rinda cuentas el Secretario General de la OEA, el cual está involucrado en una trama de corrupción, a pesar que fue el tema principal de la VIII Cumbre; como tampoco le han pedido a Marcos Rubio, alguien que ha hecho de la política contra Cuba un gran negocio, que esclarezca a qué se refería, en la entrevista que le hizo Nora Gámez Torres, del Nuevo Herald/Miami Herald, este 17 de abril del presente año, cuando el senador de la Florida hizo mención a que deseaba que el cubano tuviera los mismos derechos que se tienen en República Dominicana, Honduras, Guatemala, México, Colombia, Brasil; cuando la realidad de esos países es de gran desempleo, pobreza extrema, explotación infantil, analfabetismo, asesinatos a líderes sociales y comunitarios y paramilitarismo de Estado, entre otros males que en Cuba no se viven.

Es natural que este político, que tiene muy cercanos vínculos a la mafia anticubana y terrorista de Miami, diga tales sandeces, de las cuales la prensa servil se hace eco, mientras continúa con la aberrante solicitud de más sanciones económicas contra Cuba, que traerán mayores dificultades a la realidad del pueblo cubano.

Como la misma gran prensa “libre” no ha sido capaz de ser consecuente con esa realidad, la CIDH tampoco lo es.

Como último ejemplo está otro panfleto de manipulación de la CIDH (el Comunicado de Prensa R82/18), el cual emitió el pasado 11 de abril de 2018, en el cual se da a conocer que este organismo, en su 167 período de sesiones, aprobó la publicación del Informe relacionado con el caso Nº 12.127, por las detenciones de Vladimiro Roca Antúnez, René Gómez Manzano, Martha Beatriz Roque Cabello y Félix Bonne Carcassés en julio de 1997 y la CIHD creen_ o quiere dar a creer_ que se debieron a que estos individuos crearon una organización llamada “Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna”, con el angelical objetivo de “realizar estudio de los problemas socioeconómicos de Cuba, y a la difusión de documentos y boletines críticos del Estado”.

Sin embargo, en dicho “informe” no hubo ni una línea destinada a detallar el carácter servil y mercenario de estos individuos, de ejemplarizar con hechos la conducta violenta y proclive a la creación de indisciplinas sociales y caos que han mantenido desde que pusieron sus servicios bajo las órdenes de la otrora SINA (Sección de Intereses de EEUU en La Habana, hoy día con funciones de Embajada). Tampoco el informe dio mención o alusión de las quejas dadas por vecinos de barrios cubanos sobre la actitud antisocial de estos individuos.

Por supuesto, los escribanos de la CIHD no gastan ni una línea para defender los derechos del pueblo de Cuba, ese que sufre el genocida bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por EEUU y las graves necesidades que esta política de acoso genera en la vida cotidiana de la población cubana; tampoco para condenar la cacería del Departamento del Tesoro de Estados Unidos a empresas extranjeras que comercializan con Cuba, impidiendo el libre desarrollo de un país soberano. Mucho menos, la CIHD señala que, incluso por las leyes de la mayoría de países miembros de la OEA (incluso EEUU), es punible toda actividad que realice individuo alguno, la cual responda a intereses de gobiernos foráneos o para cumplir objetivos que atenten contra la constitucionalidad de sus gobiernos.

Sin embargo, los integrantes de la CIDH olvidan o quiere que la opinión pública olvide la realidad conspirativa de la OEA como instrumento colonialista del imperialismo yaqui en América del Sur y su apoyo a las diversas dictaduras militares que asolaron la región en épocas pasadas.

Si recurrimos a la historia servil de la Organización de Estados Americanos (OEA), debemos recordar que entre el 22 al 31 de enero de 1962, se realizó la VIII Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, donde se adoptó (entre otras) la IV Resolución: Exclusión del actual Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano… bajo la excusa de “Incompatibilidad con el Sistema Interamericano”.

Cuba quedó tácitamente expulsada, aislada y sin derecho alguno a su defensa. Esta medida fue una aspiración lograda por intereses estadounidenses, con 14 votos a favor de gobiernos títeres, incluso, comprando el voto de Haití; a modo de represalia a la derrota que Cuba propinó a la invasión mercenaria, financiada y asesorada por EEUU, llevada a cabo entre el 16 y el 19 de abril de 1961.

Todavía Cuba está esperando la condena de la OEA o la CIDH sobre los crímenes cometidos por el gobierno de Estados Unidos, debido a los bombardeos que llevaron a cabo el 15 de abril, un día antes de la invasión, con aviones que llevaban insignias cubanas, con el objetivo de engañar a la opinión pública y justificar la contienda militar.

Ahora, si Cuba no pertenece a este organismo, por decisión propia de la dirección del mismo, en 1962, quién le ha dado el derecho a la CIDH de emitir declaraciones o resoluciones de condenas contra Cuba ¿Con qué moral se le va a exigir a Cuba el respeto a la “libertad de expresión”, cuando ni la propia CIDH tiene esa “Libertad” para ejercerla con justicia para los pueblos de la región?

Durante estos 59 años de Revolución, las agresiones imperialistas no cesaron. Una larga cadena de ataques y provocaciones se han sucedido desde entonces y hoy en día no se detienen ¿Por qué la CIDH enmudece ante éstas y no EXIGE el respeto a la soberanía de Cuba?

Entre los planes que se llevan a cabo contra Cuba está el financiamiento de una oposición, una disidencia, cuyo único papel es crear provocaciones, disturbios, indisciplinas sociales y provocar situaciones de caos para alimentar la propaganda anticubana, para buscar la demonización de la Revolución cubana en los monopolios mediáticos, para facilitar el sucio trabajo mediático de medios y organismos internacionales o regionales, como la propia CIDH.

Es muy bien conocido por los miembros de la CIDH que la oposición cubana, de la cual forma parte Danilo Maldonado, Vladimiro Roca Antúnez, René Gómez Manzano, Martha Beatriz Roque Cabello y Félix Bonne Carcassés, recibe del gobierno de los Estados Unidos un presupuesto de 20 millones de dólares para llevar a cabo sus actividades delictivas y subversión.

La CIDH no podrá borrar la verdad de esa “disidencia”, expuestas en un cable confidencial al Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, en abril de 2009, por el entonces jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, Jonathan Farrar.

ID:                       202438
Date:                   2009-04-15 13:33:00
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Source:               US Interests Section Havana
Classification:   CONFIDENTIAL
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                  FM USINT HAVANA
                  TO RUEHC/SECSTATE WASHDC PRIORITY 4310
                  INFO RHMFISS/CDR USSOUTHCOM MIAMI FL
                  RUEAIIA/CIA WASHINGTON DC
                  RHMFISS/COGARD INTELCOORDCEN WASHINGTON DC
                  RHEHAAA/NATIONAL SECURITY COUNCIL WASHINGTON DC
                  RHMFISS/NAVINTELOFC GUANTANAMO BAY CU
C O N F I D E N T I A L HAVANA 000221
SIPDIS
E.O. 12958: DECL: 03/08/2019
TAGS: PGOV, PINR, PREL, PHUM, CU
SUBJECT: THE U.S. AND THE ROLE OF THE OPPOSITION IN CUBA
Classified By: COM Jonathan Farrar for reasons 1.4 (b) and (d)
(...)
Dissident Movement Not a Coherent Whole
---------------------------------------
5. (C) Whether or not the opposition organizations have agendas that can be made to appeal to a broad range of interests on the island, they must first begin to achieve some level of unity of purpose as an opposition, or at least stop spending so much energy trying to undercut one another.
Despite claims that they represent "thousands of Cubans," we see little evidence of such support, at least from the admittedly limited vantage point we have in Havana. When we question opposition leaders about their programs, we do not see platforms designed to appeal to a broad cross section of Cuban society. Rather, the greatest effort is directed at obtaining enough resources to keep the principal organizers and their key supporters living from day to day. One political party organization told the COM quite openly and frankly that it needed resources to pay salaries and presented him with a budget in the hope that USINT would be able to cover it. With seeking resources as a primary concern, the next most important pursuit seems to be to limit or marginalize the activities of erstwhile allies, thus preserving power and access to scarce resources.

Entonces ¿Por qué la CIHD quiere dar a entender que hay “legalidad” alguna en la acción de estos reconocidos mercenarios, cuando más bien entorpecen la puesta en marcha de los derechos del pueblo cubano? ¿Por qué la CIDH mantiene silencio absoluto sobre los reclamos del pueblo cubano al respeto de su soberanía e independencia? ¿Por qué la CIDH no condena la usurpación ilegal del territorio que ocupa la Base Naval en Guantánamo? ¿Por qué la CIDH no condena el millonario presupuesto destinado por el gobierno de Estados Unidos, y que pagan los contribuyentes estadounidenses, destinado al mercenarismo, la subversión y la propaganda anticubana; en vez de ser usado para resolver los innumerables problemas sociales y económicos que sufren cerca de 40 millones de personas dentro de Estados Unidos? Es decir, 40 millones de personas sin derechos, incluso, a la ansiada "libertad de expresión", que tanto la CIDH desea defender para los mercenarios cubanos. 40 millones de personas que, a su vez, tampoco tienen accesos a presupuestos gubernamentales de ayuda, porque el gobierno de los EEUU los destina para la subversión e otros países o sus guerras de rapiña.

¿Por qué la CIDH no reclama respeto al derecho del pueblo de Cuba a hacerse un camino propio, cuando se ha demostrado en los diversos procesos electorales que hay un apoyo mayor del 80% de la población al proceso revolucionario, incluso demostrado en estas últimas elecciones, con una participación del 82,9% (7 millones 339 mil 891 electores) del padrón vigente y con un 94,42% de votos válidos para aprobar el nuevo Parlamento cubano de 605 miembros?

Sería mucho más justo, si la CIDH, en vez de emitir Comunicados de prensa para defender a impúdicos de la disidencia cubana, dirigiera sus “esfuerzos” para reclamar justicia para esas millones de personas de la desfavorecida población estadounidense y de otros países latinoamericanos que se rigen por esa “democracia” plagada de racismo, segregación, abismales desigualdades, con varias decenas de miles de niños sin hogar y sujetos a la explotación laboral o el mercado sexual para poder subsistir, de abusos policiales, de cárceles que funcionan como centros de torturas, de invasiones militares, de asesinatos extraterritoriales con drones, de prostitución y drogas, de miles de muertes en sus escuelas por la venta liberada de armas?

Cuba goza de haber cumplido con los Objetivos del Milenio, muy a pesar del bloqueo, que ni EEUU ni países de la rica Europa alcanzan hoy día.

Es por ello que la CIDH  debería adquirir un mínimo de pudor y tratar actuar de forma consecuente por los derechos que dice "defender". Mientras tanto, no tiene ni un minúsculo ápice de moral frente a Cuba.

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