Fuente original: La Tribuna del País Vasco
El 14 de marzo de 1978, la embajada de Estados Unidos en Madrid enviaba un documento de máximo secreto al Secretario de Estado norteamericano y a las principales oficinas consulares que este país tiene repartidas por el mundo en el que se analizaba en profundidad el momento político que atravesaba España unos meses antes de la celebración del referéndum constitucional. El informe, además, especificaba claramente cuáles eran los objetivos que EE.UU. se había marcado para el proceso democrático que estaba poniendo en marcha el entonces presidente Adolfo Suárez.
El informe, al que ha tenido acceso La Tribuna del País Vasco a través de Wilikeaks, explica que las metas del Gobierno del demócrata Jimmy Carter en España se resumían en cinco puntos: consolidación de un Gobierno democrático; integración del país en la comunidad occidental; fortalecimiento de la relación militar bilateral; estabilización de la economía española y extensión de los lazos económicos entre ambos países y, finalmente, la mejora de la cooperación mutua en asuntos multilaterales.
El informe confidencial recuerda que, durante los últimos meses, “se ha avanzado en algunos de estos objetivos, especialmente en el diseño de un gobierno democrático y en la estabilización de la economía, pero todavía quedan por superar grandes incertidumbres, algunas de ellas relacionadas con el futuro de nuestras instalaciones militares en España y la integración de este país en la OTAN”.
En 1978, la embajada norteamericana reconocía que los logros conseguidos por el Gobierno español desde la muerte de Franco y la elección del primer Parlamento democrático habían sido “realmente extraordinarios” y destacaba el consenso que había en el país a favor de “la liberalización política, la moderación y la búsqueda de un liderazgo fuerte”. Para los representantes de EE.UU. en Madrid, las complicaciones más importantes que padecía España recién comenzado 1978, y mientras se finalizaba el borrador constitucional, eran dos: “la cuestión regional y los desórdenes públicos, ambos centrados de un modo principal, aunque no únicamente, en la región vasca, destacando el potencial seriamente desestabilizador de los atentados terroristas”.
El memorándum secreto reconocía que “puede haber problemas” para pactar nuevos acuerdos militares y de seguridad entre Estados Unidos y España, ya que “los cuatro partidos principales”, mantienen diferentes opiniones sobre esta cuestión. La embajada advertía también de la llegada al país de un importante número de “técnicos, diplomáticos y personal de inteligencia desde países del Este”, y señalaba que “la situación estratégica del eje Gibraltar-Ceuta-Melilla-Islas Canarias puede ser una fuente importante de dificultades”.
El embajador norteamericano reconoce en su escrito que una democracia estable requiere al menos dos alternativas políticas moderadas. “La falta de una alternativa moderada produce situaciones como la de Italia y la proliferación de partidos políticos significativos o grupos con objetivos muy diversificados hace prácticamente imposible las tareas de gobernar”. “Por este motivo”, añadía el embajador”, “nos gustaría ver que en España aparecen dos partidos o coaliciones de carácter moderado capaz de gobernar efectivamente, y de modo alternado, el país”.
No obstante, el documento señala que, “en estos momentos”, a fecha 14 de marzo de 1978, España cuenta con cuatro partidos políticos significativos “que aspiran a ser vistos como moderados y que mantienen un firme compromiso con el sistema democrático. Los principales son el centro-derecho de la UCE y los socialistas del PSOE. Los otros dos, el conservador AP (Alianza Popular) y los comunistas (PCE) no cuentan con tantos apoyos, pero esta relación de fuerzas podría cambiar en el futuro. Los contactos entre estas cuatro formaciones son fluidos y estables, y sin duda serán así durante algún tiempo”.
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