Pedro Núñez Mosquera pronuncia el discurso en nombre de Cuba. |
Texto del discurso de Pedro Nuñez Mosquera, Director General de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, en el Segmento de Alto Nivel del 31º período ordinario de sesiones del Consejo de Derechos Humanos. Ginebra, Suiza, 2 de marzo de 2016.
Señor Presidente:
Este año arribamos al décimo aniversario del Consejo de Derechos Humanos. En el 2006 muchos pensaron que había nacido una nueva etapa de cooperación, que contribuiría a la conformación de un sistema más genuino de protección y promoción de estos derechos para todos en el planeta, basado en la cooperación y el diálogo.
La creación del Examen Periódico Universal (EPU) fue un logro importante en este sentido, como herramienta para promover la colaboración internacional en condiciones de igualdad para todos los Estados.
Sin embargo, tras diez años de labor del Consejo y aun con los aciertos del EPU, este órgano sigue enfrentando importantes retos. No ha podido desterrar la manipulación política y los dobles raseros que dieron al traste con su predecesora. Tampoco ha logrado cambiar el hecho de que la realización y el disfrute de los derechos humanos siga siendo una ilusión para cientos de millones de personas en el mundo. Para ellos, no hay derecho al desarrollo, a pesar de que hace 30 años se aprobó una Declaración sobre la materia.
Si bien los líderes mundiales han resaltado la necesidad de abordar la desigualdad, y en septiembre pasado fijaron el objetivo de reducirla, la realidad es que la descomunal brecha entre los más ricos y el resto de la población continúa aumentando.
¿Cómo no alarmarse cuando el 1% más rico de la población mundial acumula más riqueza que el 99% restante, y cuando sólo 62 personas poseen la misma riqueza que los 3 mil 600 millones que integran la mitad más pobre de la humanidad?
La realidad internacional se ve impactada también por los cambios en la doctrina de seguridad y defensa de la OTAN, llevadas a la práctica en los últimos conflictos, desde el Medio Oriente a Europa, provocando la destrucción de Estados y naciones, y la emergencia de formas nunca vistas de terrorismo internacional, las cuales implican amenazas adicionales a la paz y seguridad regional e internacional.
Preocupa también el incumplimiento de numerosos instrumentos internacionales sobre la materia por países poderosos. Son los mismos que recrudecen los maltratos y la violación de los derechos humanos de cientos de miles de refugiados, obligados a huir de sus países de origen como resultado de conflictos que otros atizaron o de la agudización de las condiciones de pobreza derivadas del injusto orden económico internacional.
Presentan su visión sobre democracia y gobernabilidad como la única válida; y tratan de otorgarle un alcance supuestamente universal, cuando en realidad es privativa de la práctica de sólo una parte de la humanidad.
Conciben al mercado, el pluripartidismo y las fórmulas de alternancia electoral como el camino más certero y el paradigma de la gobernabilidad, obviando que esta debe centrarse en la conducción de los asuntos públicos con eficiencia, la participación del pueblo en la toma de decisiones y un ejercicio adecuado de integridad y justicia social.
Y elaboran listas selectivas de países que no les son afines, como hizo hoy el representante de los Estados Unidos, para criticarlos por supuestas violaciones de derechos humanos, olvidando la discriminación racial, la violencia policial, el maltrato a los inmigrantes, o la tortura a detenidos, como ocurre en el centro de detenciones que tienen en el territorio ilegalmente ocupado en Guantánamo y en su propio país.
La tendencia a abordar con enfoques punitivos las cuestiones de derechos humanos se refuerza y se hace cada vez más peligrosa. Ello se confirma cuando se tratan de imponer los llamados a utilizar con fines políticos y militares al Consejo de Derechos Humanos, se intenta ampliar las prerrogativas del Consejo de Seguridad hacia temas fuera de su competencia, y se trata de convertir a la Corte Penal Internacional en un mecanismo para dirimir cuestiones de derechos humanos.
El Alto Comisionado para los Derechos Humanos puede contribuir también al equilibrio y al debate genuino. Su aporte sería crucial para dar la relevancia necesaria a los derechos económicos, sociales y culturales, y al derecho al desarrollo; ayudar a los enfoques de equilibrio y universalidad en la promoción de los derechos humanos acordados en la Conferencia de Viena en 1993; y para alcanzar una composición universal en su Oficina, que permita representar la vasta diversidad del mundo en cuanto a sistemas legales, políticos y escuelas de pensamiento.
En contraste con el desolador panorama internacional, en algunas regiones se han consolidado esfuerzos para crear un entorno de paz. Un ejemplo imprescindible ha sido la decisión histórica de los líderes de América Latina y el Caribe, en la II Cumbre de la CELAC, celebrada en La Habana en el 2014, de proclamar a la región como zona de paz. En ese contexto, esperamos dar la bienvenida pronto a un acuerdo de paz que ponga fin al conflicto en Colombia.
Reiteramos nuestro respaldo a la causa del pueblo palestino. Ratificamos nuestro apoyo a la República Bolivariana de Venezuela, cuyo gobierno y pueblo merecen la más amplia solidaridad internacional en su lucha contra las acciones desestabilizadoras alentadas y apoyadas desde el exterior. Rechazamos las sanciones unilaterales contra Rusia y reafirmamos el derecho del pueblo sirio a encontrar una salida digna a sus problemas, sin injerencias externas, y preservando su soberanía e integridad territorial.
Señor Presidente:
Cuba continúa escribiendo una historia que seguirá teniendo como principal protagonista a su abnegado pueblo. En este proceso, la defensa de todos los derechos humanos no ha sido sólo un compromiso público establecido y reiterado, sino una realidad con resultados tangibles. Con modestia y sano orgullo, resaltamos el reciente reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud a Cuba como el primer país del mundo en eliminar la transmisión de madre a hijo del VIH y la sífilis.
En correspondencia con la tradición histórica inclusiva y participativa de la Revolución, seguimos creando y potenciando el fortalecimiento de estructuras que posibilitan a los ciudadanos ser protagonistas y actores de la actividad política, fundamentalmente en el contexto del perfeccionamiento de nuestro modelo de desarrollo económico y social.
Cuba refuerza su compromiso con una genuina cooperación internacional, sustentada en la indivisibilidad de los derechos humanos, la no selectividad y la no politización. Somos parte y cumplimos nuestras obligaciones adquiridas en 44 instrumentos internacionales de derechos humanos, incluyendo los 8 convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo.
Hemos consolidado un diálogo con los órganos creados en virtud de tratados internacionales de derechos humanos y mantenemos la voluntad de invitar a titulares de los procedimientos especiales para que nos visiten. Nos encontramos coordinando con la Relatora Especial sobre trata de personas para concretar su visita a Cuba.
Sr. Presidente:
El gobierno de Estados Unidos ha reconocido no sólo el fracaso del bloqueo económico, comercial y financiero como política, sino de su impacto negativo en el ejercicio de los derechos humanos del pueblo cubano.
Esperamos que las manifestaciones recientes de las máximas autoridades de ese país de su interés en contribuir al mejoramiento de la vida de los cubanos, tengan como centro seguir adoptando medidas que permitan concretar realmente el fin de esta política perjudicial para cubanos y norteamericanos y conducir a su eliminación definitiva.
En ese contexto, es de particular importancia que se proceda, sin demora, a ponerle fin al bloqueo económico, comercial y financiero por parte de los Estados Unidos, que mi país sufre desde hace más de cinco décadas, que es la principal violación de los derechos humanos de todos los cubanos, que se mantiene intacto y cuya vertiente extraterritorial se ha agudizado mediante el incremento de las sanciones a entidades bancarias y financieras de terceros países, con propósitos intimidatorios y para erosionar los intercambios de Cuba con otras naciones.
Nuestro país ha dado muestras de voluntad para debatir las diferencias de concepciones sobre derechos humanos con cualquier interlocutor sobre bases de igualdad, respeto y reciprocidad. No pretendemos imponer a nadie nuestra visión ni aceptaremos que se trate de legitimar como única válida la de otros. Creemos que el verdadero compromiso con la promoción y protección de los derechos humanos a escala global, debe partir de una voluntad genuina de contribuir a la realización de estos derechos, despojándolos de conveniencias políticas, manipulación mediática, visiones selectivas o dobles raseros.
Señor Presidente:
Cuba aspira a ser reelecta al Consejo de Derechos Humanos, en las elecciones de otoño de este año. En el décimo aniversario de este órgano y el trigésimo de la Declaración del Derecho al Desarrollo, mi país renueva su compromiso con la lucha por un mundo de justicia, libertad e igualdad para todos.
Como expresó el Presidente cubano Raúl Castro Ruz, en enero de 2015, durante la III Cumbre de la CELAC, cito, “La voz de Cuba defenderá sin descanso las causas justas y los intereses de los países del Sur y será leal a sus objetivos y posiciones comunes sabiendo que Patria es Humanidad”.
Muchas gracias.
(Con informaciones de agencias y cubadebate)
Cuba seguirá haciendo historia
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