En la era de la informática y las comunicaciones globalizadas la guerra no tiene por objetivo matar sino conquistar y controlar cerebros |
Por Katu Arconada.
La propaganda es el uso sistemático
más o menos deliberadamente planeado de símbolos, principalmente mediante
sugestión y técnicas psicológicas similares, con la intención de alterar y
controlar opiniones, ideas, valores y, en última instancia, cambiar acciones
públicas con arreglo a unas líneas predeterminadas. Se mueve en una estructura
determinada sin la cual no pueden comprenderse sus aspectos psicológicos y
culturales.
J.A.C.
Brown, Técnicas de persuasión.
Durante los
10 años de revolución democrática y cultural en Bolivia, los Estados Unidos,
con el apoyo de la derecha nacional y regional, han puesto en marcha diferentes
tácticas y estrategias para lograr sus objetivos geopolíticos y
geoestratégicos.
Así como el
proceso de cambio boliviano ha atravesado por diferentes fases desde la
victoria de Evo Morales y el MAS en diciembre de 2005, teorizadas [1] por el
Vicepresidente Álvaro García Linera, también la derecha y el imperialismo han
venido modificando sus estrategias para erosionar este proceso, que podemos
definir como cinco intentos diferentes de golpe.
Cinco golpes
en 10 años
1. Golpe
anti-constituyente: Evo
Morales toma posesión el 21 de enero de 2006, el 1 de mayo de ese mismo año
nacionaliza los recursos naturales pasando a ser propiedad de todo el pueblo
boliviano, y el 6 de agosto instala la Asamblea Constituyente. La respuesta
inmediata fue la llegada de Philip Goldberg como Embajador de Estados Unidos.
Goldberg había sido Asistente Especial del Embajador Richard Holbrooke,
artífice de la desintegración de Yugoslavia y la caída de Milosevic, y más
adelante Embajador en Kosovo, donde tuvo un rol importante en la separación de
los Estados de Serbia y Montenegro y la desintegración de Yugoslavia. El
objetivo era claro, la balcanización de Bolivia.
2. Golpe
cívico prefectural: Una vez finalizada la Asamblea Constituyente, pero antes de la aprobación
de la Constitución Política del Estado en referéndum, durante todo el 2008 se
producen una serie de acciones sediciosas coordinadas y planificadas de toma de
instituciones públicas en Cochabamba, Sucre, Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija.
3. Golpe
terrorista-separatista: Tras fracasar el golpe cívico-prefectural y ser derrotada la derecha
boliviana, primero militarmente en septiembre de 2008 en Pando, y después
políticamente en enero de 2009 al ser aprobada la Constitución en referéndum
con el 61% de los votos, se pasa a una nueva modalidad de golpe con la llegada
de un grupo de terrorista extranjero encabezado por Eduardo Rozsa, mercenario
de la guerra serbo-croata (de nuevo los Balcanes, nada es casualidad). El
objetivo era claro, defender Santa Cruz de cualquier cerco indígena-campesino,
y buscar su secesión, dicho por el propio Rozsa en su última entrevista [2] a
un canal húngaro, país de donde provenía su familia. El golpe
terrorista-separatista fue desarticulado por la inteligencia boliviana con el
asalto al Hotel Las Américas de Santa Cruz en abril de 2009.
4. Golpe
a las organizaciones sociales: Durante 2011 y 2012, al no poder derrocar mediante la
fuerza al gobierno boliviano, se intenta desestabilizar la base social del
proceso de cambio, el núcleo duro de apoyo al gobierno del Presidente Evo, las
organizaciones sociales. La estrategia central de este nuevo golpe pasó por el
intento de quebrar el movimiento indígena originario campesino mediante el
conflicto del TIPNIS, inflado artificialmente, y las marchas, coordinadas con
la Embajada de Estados Unidos [3]. Dentro de este nuevo tipo de golpe podemos
encuadrar también los intentos de desestabilización de la Policía y las Fuerzas
Armadas.
5. Golpe
mediático: Tras
el fracaso de los intentos de golpe anteriores y la contundente victoria de Evo
Morales y el Movimiento al Socialismo en octubre de 2014 con el 61% de los
votos, se activa un nuevo golpe, basado en una estrategia de desestabilización
y construcción masiva de mentiras en los medios de comunicación y redes
sociales. Esta nueva fase golpista, que comienza en 2015, abandona la disputa política
tradicional, pues Evo es invencible en el ámbito de la gestión gubernamental, y
despojándose de todo resquicio de ética política, comienza una batalla
mediática en un territorio geoestratégico cada vez más soberano que comienza a
construir unas nuevas relaciones geopolíticas con el Sur del mundo, léase
China, Rusia o Irán.
La guerra de
IV generación
Esta fase de
golpe mediático contra el proceso de cambio boliviano se inscribe en el
concepto de Guerra de IV Generación. Fourth Generation Warfare o 4GW es como
los estrategas militares estadounidenses definen una guerra en la era de la
informática y las comunicaciones globalizadas, guerra donde el objetivo no es
matar, sino conquistar y controlar cerebros, guerra sin frente ni retaguardia
donde las balas apuntan a las vulnerabilidades psicológicas de la población
[4].
La Guerra de
IV Generación comienza a diseñarse en 1989 con la publicación de un documento
por parte de oficiales del Ejército de los Estados Unidos titulado “El rostro
cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación” [5]. Esta idea se
desarrolla en el libro “La transformación de la guerra. La más radical
reinterpretación del conflicto armado desde Clausewitz” del israelí Martin Van
Creveld. En esta publicación ya se teoriza sobre el reemplazo de bases
militares por bases mediáticas, el reemplazo de militares por expertos en
contrainsurgencia y comunicación/marketing político, y el reemplazo de
operaciones militares por operaciones psicológicas.
Veamos cómo
ha ido desarrollando el Ejercito de los Estados Unidos estas teorías: “Incluyen
actividades psicológicas y guerra psicológica y abarca aquellas acciones
políticas militares, económicas e ideológicas planeadas y conducidas para crear
en grupos extranjeros enemigos, hostiles, neutrales o amigos, las emociones,
actitudes o conducta favorable para el logro de las políticas y los objetivos
nacionales”.
También el
Ejército de Chile ha teorizado sobre la cuestión: “El conjunto de actividades
psicológicas que se desarrollan para influir en las opiniones, emociones,
actitudes y conductas de países aliados, enemigos, neutrales y organismos
internacionales, de modo que se facilite la consecución de objetivos
político-estratégicos y estratégicos”.
Operaciones
no lineales de amplio espectro
La Guerra de
IV Generación está sustentada en la geostrategia estadounidense y en el
concepto de simultaneidad operativa [6].
Este
concepto no es algo nuevo en el campo de la estrategia militar, sino que fue
creado en las décadas de los 20 y 30 en Rusia por los teóricos militares
Triandafillov y Tukhachevskii y plantea entender al enemigo como un sistema al
que hay que colapsar, buscar su centro de gravedad y golpearlo donde sea más
vulnerable. El centro de gravedad es lo que permite mantener la estabilidad y
cohesión. Si se ataca el centro de gravedad impides la libertad de acción y
logras que tu objetivo se tambalee [7].
No es muy
difícil pensar lo sucedido en Bolivia en las últimas semanas de la campaña por
el referéndum para la reforma parcial de la Constitución como una operación
lineal de amplio espectro, donde el espacio geográfico, la campaña, no era tan
importante como el centro de gravedad al que había que golpear. Si el proceso
de cambio tiene un centro de gravedad que otorga estabilidad y cohesión, esa es
la figura de Evo Morales.
La
combinación de esta estrategia de simultaneidad operativa para erosionar el
centro de gravedad del proceso de cambio, unida a una operación psicológica muy
bien planeada en la Embajada de Estados Unidos, ejecutada por un operador de la
CIA, el paraperiodista, ex director de inteligencia en el gobierno del MIR y ex
narcotraficante Carlos Valverde, y sustentada por el Cartel de la Mentira
conformado por los medios de comunicación Página Siete, Erbol, El Deber y ANF,
ha dado lugar a que la Guerra de IV Generación se haya plasmado en Bolivia en
el parcialmente exitoso, en la medida en que impulsó la victoria del No en el
referéndum constitucional, “Caso Zapata”.
OPSIC: El
Caso Zapata
Al igual que
en la guerra clásica, en la guerra psicológica también se busca aniquilar,
controlar o asimilar al enemigo [8]. En el Caso Zapata el teatro de operaciones
fue toda la sociedad boliviana a través de los medios de comunicación.
El Caso
Zapata se trata de una operación de inteligencia destinada a desacreditar la
figura del Presidente Evo Morales, hasta el momento intocable, trabajando y
construyendo percepciones a partir de algunas medias verdades y muchas
mentiras. Todo ello amplificado en el campo de los medios.
Para
entender cómo se manipulan las noticias a través de los medios de comunicación,
vamos a remitirnos a tres conceptos teóricos:
1. Agenda
Setting: Teorizado
por Mccombs y Shaw, define como los medios pueden tener en sus manos la
priorización y jerarquización de determinados temas, influyendo en las
preocupaciones e imaginarios de los grupos de personas a los que va dirigido.
Si se satura la sociedad con determinadas informaciones distorsionadas, se
acaba instalando una idea. De alguna manera es la versión (pos)moderna del
dicho de Goebbels de que una mentira repetida mil veces se termina convirtiendo
en una verdad.
En el Caso
Zapata, y sobre todo a raíz de la “polémica” sobre el presunto hijo del
Presidente, es claro que el Cartel de la Mentira conformado por los periódicos
Página Siete y el Deber, la red de emisoras Erbol y la Agencia de Noticias
Fides (ANF) instalaron el tema aún por encima de otras noticias más importantes
para el país, con el único objetivo de erosionar la figura del Presidente Evo
Morales, apelando a los imaginarios de las clases medias e intentándolo ligar,
aún por elevación, a un caso de tráfico de influencias para “humanizar” su
figura e igualarlo a los anteriores y corruptos gobiernos neoliberales.
2. Gatekeeper: Utilizado en 1947 por el psicólogo
Kurt Lewin, fue aterrizado en el ámbito periodístico por David White y alude a
la función de “portería”, filtro utilizado en los medios de comunicación para
decidir qué noticias pasan y cuáles no, además de en qué orden de importancia.
Es por eso que han tenido mucha más relevancia en todo el Cartel de la Mentira
las declaraciones del narcoperiodista Carlos Valverde o una falsa tía de
Gabriela Zapata, que las explicaciones del Presidente Evo o el Vicepresidente
Álvaro García Linera, e incluso la comprobación mediante pruebas documentales
de las mentiras del Caso Zapata por parte del Fiscal General del Estado Ramiro
Guerrero.
3. Newsmaking: Pero el Gatekeeper necesita
del Newsmaking de manera complementaria, termino trabajado por Mauro Wolf, uno
de los más importantes teóricos de la comunicación, que proponía que “se trata
de entender cómo puede ocurrir que instrumentos muy potentes desde el punto de
vista de la cantidad de los flujos informativos, a menudo, determinan un empobrecimiento
de la calidad de la información, una depreciación de la función periodística”
[9]. Es decir, el filtro no es sólo del periodista o el redactor, sino
corresponde a la línea editorial de un periódico. Lo que un determinado medio
publica es el mandato concreto del dueño del medio. En el Caso Zapata, es clara
la intencionalidad política de los medios de derecha, y podemos poner como
ejemplo a Página Siete, en manos de la familia Garafulic, responsables de la
capitalización de empresas públicas durante el neoliberalismo, y con vínculos
familiares con la diputada de la UDI pinochetista chilena Mónica Zalaquett.
Los tres
elementos anteriores son parte de una OPSIC perfectamente planificada para
formar una opinión pública que no hubiera sido posible por supuesto sin la
colaboración, voluntaria en muchos casos, como la del Sr. Valverde, quien
recibió como ha quedado demostrado y denunciado, información de la Embajada de
Estados Unidos, e involuntaria de muchos periodistas paraopositores que se han
prestado a ser parte de la operación con tal de golpear el proceso de cambio y
fortalecer la opción del No en el referéndum.
Plan Cóndor
mediático contra los gobiernos progresistas
La operación
psicológica contra el proceso de cambio boliviano tenía un Plan A, que era
conseguir manipular lo suficiente el estado de ánimo de la población boliviana
como para que ganara la opción del No. Pero se complementaba con un Plan B que
era instalar la idea del fraude en caso de que hubiera ganado el Sí, junto con
un estallido de violencia los días posteriores a la promulgación de resultados
por parte del Tribunal Supremo Electoral.
Esta
operación forma parte de un Plan Cóndor mediático contra los procesos de cambio
en América Latina y el Caribe, que con diversas tonalidades y colores, está en
marcha en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina y Brasil.
Si bien es
cierto que la lucha de clases en nuestra América contó con viento a favor la
última década y media, se ha entrado en una etapa de turbulencias y los medios de
comunicación –especialmente las redes sociales (que incluso generan
contenidos/noticias que luego son dadas como ciertas por los mass media)– son
el nuevo campo de batalla donde se va a dirimir la continuidad y la profundidad
del ciclo progresista.
* Analista
internacional.
1 Las
tensiones creativas de la revolución:
3 Embajada
de Estados Unidos admite contactos con dirigentes del TIPNIS:
4 Descrito
de manera amplia en Ramos, Mario: “Los ‘nuevos’ métodos de guerra que emplea el
imperialismo” [CLASE]. (Programa Latinoamericano de Educación a Distancia –
Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Centro Cultural de la Cooperación,
Buenos Aires, 2016).
6 Simultaneidad
operativa y su aplicación a operaciones no lineales de amplio espectro y a la
lucha contraterrorista:
7 ‘Nuevos’
modelos de guerra y potenciales amenazas al Estado ecuatoriano:
8 Ramos,
Mario: “Operaciones psicológicas” [CLASE]. (Programa Latinoamericano de
Educación a Distancia – Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Centro
Cultural de la Cooperación, Buenos Aires, 2016).
9 Los
emisores de noticias en la investigación sobre comunicación:
No hay comentarios:
Publicar un comentario