lunes, 23 de mayo de 2016

La guerra de IV generación en Bolivia: El caso Zapata

En la era de la informática y las comunicaciones globalizadas la guerra no tiene por objetivo matar sino conquistar y controlar cerebros
Tomado de La Época
Por Katu Arconada.

La propaganda es el uso sistemático más o menos deliberadamente planeado de símbolos, principalmente mediante sugestión y técnicas psicológicas similares, con la intención de alterar y controlar opiniones, ideas, valores y, en última instancia, cambiar acciones públicas con arreglo a unas líneas predeterminadas. Se mueve en una estructura determinada sin la cual no pueden comprenderse sus aspectos psicológicos y culturales.

J.A.C. Brown, Técnicas de persuasión.

Durante los 10 años de revolución democrática y cultural en Bolivia, los Estados Unidos, con el apoyo de la derecha nacional y regional, han puesto en marcha diferentes tácticas y estrategias para lograr sus objetivos geopolíticos y geoestratégicos.

Así como el proceso de cambio boliviano ha atravesado por diferentes fases desde la victoria de Evo Morales y el MAS en diciembre de 2005, teorizadas [1] por el Vicepresidente Álvaro García Linera, también la derecha y el imperialismo han venido modificando sus estrategias para erosionar este proceso, que podemos definir como cinco intentos diferentes de golpe.

Cinco golpes en 10 años

1. Golpe anti-constituyente: Evo Morales toma posesión el 21 de enero de 2006, el 1 de mayo de ese mismo año nacionaliza los recursos naturales pasando a ser propiedad de todo el pueblo boliviano, y el 6 de agosto instala la Asamblea Constituyente. La respuesta inmediata fue la llegada de Philip Goldberg como Embajador de Estados Unidos. Goldberg había sido Asistente Especial del Embajador Richard Holbrooke, artífice de la desintegración de Yugoslavia y la caída de Milosevic, y más adelante Embajador en Kosovo, donde tuvo un rol importante en la separación de los Estados de Serbia y Montenegro y la desintegración de Yugoslavia. El objetivo era claro, la balcanización de Bolivia.

2. Golpe cívico prefectural: Una vez finalizada la Asamblea Constituyente, pero antes de la aprobación de la Constitución Política del Estado en referéndum, durante todo el 2008 se producen una serie de acciones sediciosas coordinadas y planificadas de toma de instituciones públicas en Cochabamba, Sucre, Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija.

3. Golpe terrorista-separatista: Tras fracasar el golpe cívico-prefectural y ser derrotada la derecha boliviana, primero militarmente en septiembre de 2008 en Pando, y después políticamente en enero de 2009 al ser aprobada la Constitución en referéndum con el 61% de los votos, se pasa a una nueva modalidad de golpe con la llegada de un grupo de terrorista extranjero encabezado por Eduardo Rozsa, mercenario de la guerra serbo-croata (de nuevo los Balcanes, nada es casualidad). El objetivo era claro, defender Santa Cruz de cualquier cerco indígena-campesino, y buscar su secesión, dicho por el propio Rozsa en su última entrevista [2] a un canal húngaro, país de donde provenía su familia. El golpe terrorista-separatista fue desarticulado por la inteligencia boliviana con el asalto al Hotel Las Américas de Santa Cruz en abril de 2009.

4. Golpe a las organizaciones sociales: Durante 2011 y 2012, al no poder derrocar mediante la fuerza al gobierno boliviano, se intenta desestabilizar la base social del proceso de cambio, el núcleo duro de apoyo al gobierno del Presidente Evo, las organizaciones sociales. La estrategia central de este nuevo golpe pasó por el intento de quebrar el movimiento indígena originario campesino mediante el conflicto del TIPNIS, inflado artificialmente, y las marchas, coordinadas con la Embajada de Estados Unidos [3]. Dentro de este nuevo tipo de golpe podemos encuadrar también los intentos de desestabilización de la Policía y las Fuerzas Armadas.

5. Golpe mediático: Tras el fracaso de los intentos de golpe anteriores y la contundente victoria de Evo Morales y el Movimiento al Socialismo en octubre de 2014 con el 61% de los votos, se activa un nuevo golpe, basado en una estrategia de desestabilización y construcción masiva de mentiras en los medios de comunicación y redes sociales. Esta nueva fase golpista, que comienza en 2015, abandona la disputa política tradicional, pues Evo es invencible en el ámbito de la gestión gubernamental, y despojándose de todo resquicio de ética política, comienza una batalla mediática en un territorio geoestratégico cada vez más soberano que comienza a construir unas nuevas relaciones geopolíticas con el Sur del mundo, léase China, Rusia o Irán.

La guerra de IV generación

Esta fase de golpe mediático contra el proceso de cambio boliviano se inscribe en el concepto de Guerra de IV Generación. Fourth Generation Warfare o 4GW es como los estrategas militares estadounidenses definen una guerra en la era de la informática y las comunicaciones globalizadas, guerra donde el objetivo no es matar, sino conquistar y controlar cerebros, guerra sin frente ni retaguardia donde las balas apuntan a las vulnerabilidades psicológicas de la población [4].

La Guerra de IV Generación comienza a diseñarse en 1989 con la publicación de un documento por parte de oficiales del Ejército de los Estados Unidos titulado “El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación” [5]. Esta idea se desarrolla en el libro “La transformación de la guerra. La más radical reinterpretación del conflicto armado desde Clausewitz” del israelí Martin Van Creveld. En esta publicación ya se teoriza sobre el reemplazo de bases militares por bases mediáticas, el reemplazo de militares por expertos en contrainsurgencia y comunicación/marketing político, y el reemplazo de operaciones militares por operaciones psicológicas.

Veamos cómo ha ido desarrollando el Ejercito de los Estados Unidos estas teorías: “Incluyen actividades psicológicas y guerra psicológica y abarca aquellas acciones políticas militares, económicas e ideológicas planeadas y conducidas para crear en grupos extranjeros enemigos, hostiles, neutrales o amigos, las emociones, actitudes o conducta favorable para el logro de las políticas y los objetivos nacionales”.

También el Ejército de Chile ha teorizado sobre la cuestión: “El conjunto de actividades psicológicas que se desarrollan para influir en las opiniones, emociones, actitudes y conductas de países aliados, enemigos, neutrales y organismos internacionales, de modo que se facilite la consecución de objetivos político-estratégicos y estratégicos”.

Operaciones no lineales de amplio espectro

La Guerra de IV Generación está sustentada en la geostrategia estadounidense y en el concepto de simultaneidad operativa [6].

Este concepto no es algo nuevo en el campo de la estrategia militar, sino que fue creado en las décadas de los 20 y 30 en Rusia por los teóricos militares Triandafillov y Tukhachevskii y plantea entender al enemigo como un sistema al que hay que colapsar, buscar su centro de gravedad y golpearlo donde sea más vulnerable. El centro de gravedad es lo que permite mantener la estabilidad y cohesión. Si se ataca el centro de gravedad impides la libertad de acción y logras que tu objetivo se tambalee [7].

No es muy difícil pensar lo sucedido en Bolivia en las últimas semanas de la campaña por el referéndum para la reforma parcial de la Constitución como una operación lineal de amplio espectro, donde el espacio geográfico, la campaña, no era tan importante como el centro de gravedad al que había que golpear. Si el proceso de cambio tiene un centro de gravedad que otorga estabilidad y cohesión, esa es la figura de Evo Morales.

La combinación de esta estrategia de simultaneidad operativa para erosionar el centro de gravedad del proceso de cambio, unida a una operación psicológica muy bien planeada en la Embajada de Estados Unidos, ejecutada por un operador de la CIA, el paraperiodista, ex director de inteligencia en el gobierno del MIR y ex narcotraficante Carlos Valverde, y sustentada por el Cartel de la Mentira conformado por los medios de comunicación Página Siete, Erbol, El Deber y ANF, ha dado lugar a que la Guerra de IV Generación se haya plasmado en Bolivia en el parcialmente exitoso, en la medida en que impulsó la victoria del No en el referéndum constitucional, “Caso Zapata”.

OPSIC: El Caso Zapata

Al igual que en la guerra clásica, en la guerra psicológica también se busca aniquilar, controlar o asimilar al enemigo [8]. En el Caso Zapata el teatro de operaciones fue toda la sociedad boliviana a través de los medios de comunicación.

El Caso Zapata se trata de una operación de inteligencia destinada a desacreditar la figura del Presidente Evo Morales, hasta el momento intocable, trabajando y construyendo percepciones a partir de algunas medias verdades y muchas mentiras. Todo ello amplificado en el campo de los medios.

Para entender cómo se manipulan las noticias a través de los medios de comunicación, vamos a remitirnos a tres conceptos teóricos:

1. Agenda Setting: Teorizado por Mccombs y Shaw, define como los medios pueden tener en sus manos la priorización y jerarquización de determinados temas, influyendo en las preocupaciones e imaginarios de los grupos de personas a los que va dirigido. Si se satura la sociedad con determinadas informaciones distorsionadas, se acaba instalando una idea. De alguna manera es la versión (pos)moderna del dicho de Goebbels de que una mentira repetida mil veces se termina convirtiendo en una verdad.

En el Caso Zapata, y sobre todo a raíz de la “polémica” sobre el presunto hijo del Presidente, es claro que el Cartel de la Mentira conformado por los periódicos Página Siete y el Deber, la red de emisoras Erbol y la Agencia de Noticias Fides (ANF) instalaron el tema aún por encima de otras noticias más importantes para el país, con el único objetivo de erosionar la figura del Presidente Evo Morales, apelando a los imaginarios de las clases medias e intentándolo ligar, aún por elevación, a un caso de tráfico de influencias para “humanizar” su figura e igualarlo a los anteriores y corruptos gobiernos neoliberales.

2. Gatekeeper: Utilizado en 1947 por el psicólogo Kurt Lewin, fue aterrizado en el ámbito periodístico por David White y alude a la función de “portería”, filtro utilizado en los medios de comunicación para decidir qué noticias pasan y cuáles no, además de en qué orden de importancia. Es por eso que han tenido mucha más relevancia en todo el Cartel de la Mentira las declaraciones del narcoperiodista Carlos Valverde o una falsa tía de Gabriela Zapata, que las explicaciones del Presidente Evo o el Vicepresidente Álvaro García Linera, e incluso la comprobación mediante pruebas documentales de las mentiras del Caso Zapata por parte del Fiscal General del Estado Ramiro Guerrero.

3. Newsmaking: Pero el Gatekeeper necesita del Newsmaking de manera complementaria, termino trabajado por Mauro Wolf, uno de los más importantes teóricos de la comunicación, que proponía que “se trata de entender cómo puede ocurrir que instrumentos muy potentes desde el punto de vista de la cantidad de los flujos informativos, a menudo, determinan un empobrecimiento de la calidad de la información, una depreciación de la función periodística” [9]. Es decir, el filtro no es sólo del periodista o el redactor, sino corresponde a la línea editorial de un periódico. Lo que un determinado medio publica es el mandato concreto del dueño del medio. En el Caso Zapata, es clara la intencionalidad política de los medios de derecha, y podemos poner como ejemplo a Página Siete, en manos de la familia Garafulic, responsables de la capitalización de empresas públicas durante el neoliberalismo, y con vínculos familiares con la diputada de la UDI pinochetista chilena Mónica Zalaquett.

Los tres elementos anteriores son parte de una OPSIC perfectamente planificada para formar una opinión pública que no hubiera sido posible por supuesto sin la colaboración, voluntaria en muchos casos, como la del Sr. Valverde, quien recibió como ha quedado demostrado y denunciado, información de la Embajada de Estados Unidos, e involuntaria de muchos periodistas paraopositores que se han prestado a ser parte de la operación con tal de golpear el proceso de cambio y fortalecer la opción del No en el referéndum.

Plan Cóndor mediático contra los gobiernos progresistas

La operación psicológica contra el proceso de cambio boliviano tenía un Plan A, que era conseguir manipular lo suficiente el estado de ánimo de la población boliviana como para que ganara la opción del No. Pero se complementaba con un Plan B que era instalar la idea del fraude en caso de que hubiera ganado el Sí, junto con un estallido de violencia los días posteriores a la promulgación de resultados por parte del Tribunal Supremo Electoral.

Esta operación forma parte de un Plan Cóndor mediático contra los procesos de cambio en América Latina y el Caribe, que con diversas tonalidades y colores, está en marcha en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina y Brasil.

Si bien es cierto que la lucha de clases en nuestra América contó con viento a favor la última década y media, se ha entrado en una etapa de turbulencias y los medios de comunicación –especialmente las redes sociales (que incluso generan contenidos/noticias que luego son dadas como ciertas por los mass media)– son el nuevo campo de batalla donde se va a dirimir la continuidad y la profundidad del ciclo progresista.

* Analista internacional.

1 Las tensiones creativas de la revolución:
3 Embajada de Estados Unidos admite contactos con dirigentes del TIPNIS:
4 Descrito de manera amplia en Ramos, Mario: “Los ‘nuevos’ métodos de guerra que emplea el imperialismo” [CLASE]. (Programa Latinoamericano de Educación a Distancia – Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Centro Cultural de la Cooperación, Buenos Aires, 2016).
6 Simultaneidad operativa y su aplicación a operaciones no lineales de amplio espectro y a la lucha contraterrorista:
7 ‘Nuevos’ modelos de guerra y potenciales amenazas al Estado ecuatoriano:
8 Ramos, Mario: “Operaciones psicológicas” [CLASE]. (Programa Latinoamericano de Educación a Distancia – Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Centro Cultural de la Cooperación, Buenos Aires, 2016).
9 Los emisores de noticias en la investigación sobre comunicación:

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