
Por Gustavo de la Torre Morales
A principio de julio, un compañero de la Asociación Hispano-Cubana Bartolómé de las Casas, me llamó por teléfono para comentarme del interés de una periodista del medio digital El País, de hacerle una entrevista a una/un cubano, sobre las realidad de Cuba y los acontecimientos ocurridos el pasado 11 de julio de 2021.
La Sra. Juliana Díaz Gómez se puso en contacto conmigo el 15 de julio, a las 20:17hrs, con la intención de coordinar una entrevista, la cual quedamos realizar a través de intercambios de email, para mantener constancia de las preguntas y respuestas.
Un día después me envía las preguntas, sin otra condición que escribir mi nombre completo, edad y a qué me dedicaba.
El 18 de julio me dio acuse de recibo de las respuestas que le envié_ incluso me tomé la licencia de agregarle una pregunta más con su correspondiente respuesta, teniendo en cuenta que en conversación directa, me comentó que podía darle sugerencias de preguntas sobre temas que creyera de interés_ y solicitó una foto mía que pudiera utilizar en el artículo. La última pregunta del artículo fue la que le sugerí.
El 22 de julio, a las 21:05hrs me escribe que estaba haciendo "algunos ajustes en el texto". A lo que le respondo, textualmente: "Por fa, te pido que si por cuestiones técnicas de la web, es necesario "modificar", "acortar" o "eliminar" texto de lo respondido, me lo comente para dar o no mi consentimiento".
El 27 de julio me llega la comunicación de reajuste de parte del texto, donde se eliminan párrafos y se utiliza el vocablo "embargo" en lugar de "bloqueo", que es lo que puse en mis respuestas. Sucesivamente, el 28 de junio, siguieron una serie de intercambios, que es cuando la Sra. Juliana Díaz expresa que por cuestión de espacio debe recortar las respuestas. Muy a pesar de preguntarle con qué espacio cuento para cada respuestas, sea en párrafos o palabras, nunca fue capaz de especificar.
Tampoco explicó, en momento alguno, que esa sería una entrevista a varias voces, presentando un abanico de opiniones, desde quienes solo buscan arremeter contra el gobierno y el proceso político soberano de Cuba, hasta voces como la mía, que sin dejar de reconocer los errores, tengo consciente que el principal enemigo de Cuba en la realidad de la Isla es el imperialismo y sus políticas injerencistas y de constantes agresiones.
Finalmente, tuve que expresarle a la periodista, Sra. Juliana, que a su insistencia de usar sólo parte de las respuestas, dejando sin sustento las argumentaciones, pues declinara de usar la entrevista a mi persona.
De todas formas, para dejar claro mi opinión al respecto de los sucesos del pasado 11 de julio en las calles de Cuba, la implicación de la política de injerencias e intervencionista de Estados Unidos, el servilismo mercenario de la cabecera de los disturbios y la difícil situación creada por el criminal bloqueo económico, financiero y comercial de EE.UU, aquí les reproduzco las preguntas que me realizaron y mis respuestas al respecto.