Tomado del blog Capítulo Cubano.
Por Vincenzo Basile (Capítulo Cubano).
El pasado 15 de octubre, la sala Primera de lo Penal del Tribunal
Provincial de Granma dictaba la sentencia
contra el ciudadano español Ángel Carromero, quien conducía el coche que se
accidentó el pasado 24 de julio provocando el fallecimiento de los ciudadanos
cubanos Oswaldo Paýa y Harlod Cepero, y lo condenaba a 4 años de privación
de libertad por ser considerado culpable del delito de homicidio imprudente.
Durante los últimos meses, hemos asistido a todo tipo de intento de desinformación hacia el ‘caso’ y hasta se ha llegado a otorgar confianza completa a las declaraciones de la especuladora familia de Payá acerca de un ‘homicidio político’, algo que no fue cuestionado durante el proceso, ya que los que avanzaban esa hipótesis (es decir, la sola familia de Payá) rechazaron participar como testigos en el proceso ni quisieron presentar pruebas al respeto. Lo único que ellos pretendían era una llamada ‘investigación internacional’, es decir que un gobierno extranjero (o una organización dependiente de unos gobiernos extranjeros) hubiera investigado en territorio cubano, anulando de hecho su soberanía, lo que se consideraría inaceptable en el resto de los países del mundo.
Durante los últimos meses, hemos asistido a todo tipo de intento de desinformación hacia el ‘caso’ y hasta se ha llegado a otorgar confianza completa a las declaraciones de la especuladora familia de Payá acerca de un ‘homicidio político’, algo que no fue cuestionado durante el proceso, ya que los que avanzaban esa hipótesis (es decir, la sola familia de Payá) rechazaron participar como testigos en el proceso ni quisieron presentar pruebas al respeto. Lo único que ellos pretendían era una llamada ‘investigación internacional’, es decir que un gobierno extranjero (o una organización dependiente de unos gobiernos extranjeros) hubiera investigado en territorio cubano, anulando de hecho su soberanía, lo que se consideraría inaceptable en el resto de los países del mundo.
El ‘caso Carromero’, un
condenado por homicidio imprudente que se convierte en una cuestión de
relevancia internacional, puede considerarse uno de los más evidentes ejemplos
de la manipulación mediática contra Cuba y de como los medios internacionales,
cuando se trata de la Isla,
estan acostumbrados a inventar siempre pretextos para evitar decir la verdad
limpia y clara.
Cuando Payá y Cepero
murieron, se habló de homicidio político. Cuando Carromero desmintió esa
hipótesis, se habló entonces de ‘una confesión arrancada por el régimen’. Ahora
que ha llegado la condena, empieza otra manipulación. En ese sentido, tras
dictarse la sentencia, empezaba una larguísima nueva campaña de manipulación.
La inmensa mayoría de los más importantes medios internacionales hacía una
clara referencia a una suerte de sentencia
política, como si hubiera sido algo dependiente de una orden del gobierno cubano. Así, por ejemplo, el extremista y
anticubano Cubaencuentro escribía
claramente que “El gobierno cubano
condena a cuatro años de prisión a Ángel Carromero”. Otros titulares
internacionales repetían lo mismo (La Razón, EuropaPress, rtve.es,
CNNespañol, El Mundo). El diario español ABC, que durante esos meses ha
liderado un verdadero maratón
de manipulación en el caso Carromero, escribiendo todo y lo contrario de
todo, llegaba a definir al ciudadano español un rehen en manos del castrismo. En el mismo sentido, The Washington
post, en un reciente artículo, afirmaba que “Carromero no debería estar preso por la muerte de Payá y que el hecho
de que lo esté, ofrece una clara respuesta a aquellos que se preguntan si los
cambios introducidos por el régimen de Castro serán realmente para mejorar”.
Es decir, el homicidio imprudente (o involuntario) que se considera un delito en
todos los países del mundo, en Cuba -según esos medios- no debería ser
condenado.
Lo cierto es que nunca se
dirá que Carromero, conduciendo imprudentemente, provocó la muerte de dos
personas y, por lo tanto, ha sido condenado, algo que sería considerado natural
en cualquier otra parte del mundo. Se sabe, cuando se trata de Cuba no hay
salida posible. Hágase lo que se haga, siempre habrá pretextos para seguir
manipulando interminablemente e inventando realidades paralelas sin algún
fundamento.
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