En el día de ayer, se llevó a cabo el juicio oral y público de la causa número 455 del año en curso de la Sala Primera de lo Penal del Tribunal Provincial Popular de Granma, en el cual resulta acusado el ciudadano español Ángel Francisco Carromero Barrios por el delito de Homicidio en ocasión de conducir vehículo por la vía pública, donde fallecen dos personas: Oswaldo Payá y Harold Cepero.
El señor Carromero, vicesecretario general de la organización española Nuevas Generaciones del Partido Popular, entró a Cuba en julio pasado junto a Jens Aron Modig, miembro del Partido Demócrata Cristiano y presidente de la Liga Juvenil Cristianodemócrata de Suecia (KDU), ambos con visados de turista; aunque sus actividades dentro de la Isla tenían la intensión de llevarse a cabo en otro marco de operaciones.
El juicio contó con la amplia presencia de periodistas de los medios nacionales y extranjeros; así como la del Cónsul General de la Embajada de España en Cuba.
Muy a pesar de que el acusado y su abogada contaron con todas las garantías previstas en la Ley de Procedimiento Penal, el estrellato realmente se lo ganó la bloguera Yoani Sánchez, quien dice intentó llegar al lugar para “cubrir” la noticia del juicio.
No había manera de cómo atacar a Cuba y el Yoani′s show era la punta de lanza para seguir atacando a Cuba y su gobierno.
Los blogueros de la contrarrevolución y medios internacionales se hicieron eco de la noticia sobre la detención de Yoani, más de cómo se llevó a cabo el proceso judicial en sí, o del acumulado de multas que conllevó a que se le abriera un expediente (Nº 2821692666) por parte de la Dirección General de Tráfico de España para tramitar la retirada del carné de conducir a Carromero por sus innumerables multas (véase en el BOCM desde la orden 1864 hasta la 1881), o de la verdadera actividad subversiva que este señor deseaba llevar a cabo en Cuba de manera ilegal con el simple objetivo de lograr la desestabilización de la Revolución cubana.
Sin embargo, tanto a los Mass Medias como a la propia Yoani se le escapan sus contradicciones. ¿Quién dijo que Yoani está acreditada en Cuba como corresponsal de medio informativo nacional o internacional alguno para cubrir noticias?
En su entrevista concebida a El País, (ampliada por otros medios, como el ABC de Sevilla) quiso dibujar su captura como una tenebrosa operación por parte de los miembros del Ministerio del Interior que le permitió “vivir en carne propia los intríngulis” del Departamento de Instrucción de ese ministerio. Pero al señor Carromero no se le puso en una celda común, se le permitió ponerse en contacto con su embajada, tener asistencia judicial, tener una audiencia con periodistas internacionales para que conocieran su situación y escucharan de él mismo sus deseos de actuación por parte de la comunidad internacional.
¿A cuáles métodos macabros se refiere Yoani? ¿A que fue ella misma la que se negó a beber, comer, dormir en una cómoda habitación, tener un examen médico de especialistas puestos a su disposición? ¿A rechazar con desprecio la cortesía de un miembro del Ministerio del interior, que le extendió la mano con plena caballerosidad para ayudarla a bajar del autobús en el que ella y su esposo fueron trasladados? ¡Ojala los presos de Guantánamo fuera tratados así!
Esta susodicha nunca ha sentido en carne propia las torturas que se llevan a cabo en las cárceles secretas de la CIA en otros países, como tampoco los vejámenes de los presos de la cárcel de Guantánamo.
Esta susodicha debería tener en cuenta que su experiencia no tiene nada que ver con la que sufren nuestros cinco héroes en los Estados Unidos. Quienes han estado en celda de aislamiento, con diferencias de temperaturas y con bombillas encendidas, o sin la posibilidad de ver a sus familiares en meses o todos los años que lleva de prisión, como el caso de Gerardo Hernández Nordelo.
Pero los Mass Medias son tan hipócritas como la mercenaria Yoani Sánchez. Prefieren darle bombo y platillo a este personaje que engañó a todo el mundo con una entrevista a Obama, que nunca ocurrió; inventando un supuesto asalto a una iglesia en Cuba, de un ficticio tiroteo a un coche diplomático y de todas las tergiversaciones inexistentes en la realidad cubana.
Ella y todo el fardo de “disidentes” (como dulzonamente les llamó Bush) son tan cómplice como Posada Carriles de la política de terrorismo de Estado que se despliega contra Cuba, desde Estados Unidos y países de Europa, donde el Estado Español y sus medios son copartícipes.
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