Por Iván Lira |
Por Por Patricio Montesinos
Una eventual victoria del presidente Hugo Chávez en las elecciones del próximo fin de semana en Venezuela constituirá no solo un triunfo para su país, sino también para Latinoamérica, además de un homenaje al Che, en el 45 aniversario de su asesinato en Bolivia.
Al mismo tiempo, significará un duro revés para el régimen norteamericano, el cual ha apostado y se ha empeñado a profundidad para impedir que Chávez continúe al frente del gobierno venezolano, lo cual representa para Washington una gran espina en su garganta.
Pero, según todas las encuestas, el mandatario sudamericano debe imponerse en los comicios ante su rival de la derecha neoliberal, y Estados Unidos no tendrá otro remedio que lidiar con quien es actualmente uno de los principales líderes de Latinoamérica y el Caribe.
Las elecciones venezolanas se celebrarán un día antes de conmemorarse, el próximo 8 de octubre, el 45 aniversario del asesinato en La Higuera, Bolivia, de Ernesto Che Guevara, por lo que un triunfo de Chávez en las urnas se convertirá sin duda alguna en un homenaje al Guerrillero Heroico.
El Presidente venezolano es hoy en esta región uno de los fieles seguidores del legado del Che, quien luchó por la unidad latinoamericana y la construcción de la Patria Grande, hechos que se están consumando, pese al obstinado propósito de Washington de impedirlos.
Este octubre augura convertirse en un mes fatídico para La Casa Blanca, y esperanzador para América Latina, que se juega en las elecciones de Venezuela su futuro, y dejar de ser de una vez por todas el traspatio de Estados Unidos.
Una victoria de Chávez encarnaría un espaldarazo para los países de la región que están inmersos en procesos progresistas como Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Uruguay y Argentina, entre otros, y una derrota para la derecha tradicional alineada a los preceptos de dominación de Washington.
Asimismo, se enterrarían definitivamente las políticas neoliberales, que impuestas por las administraciones norteamericanas, fueron aplicadas por gobiernos serviles en Latinoamérica, y que hundieron en la miseria a sus pueblos, como está ocurriendo ahora en Europa.
Que América Latina continúe transitando en lo adelante por el mismo sendero luminoso de progreso económico y social que lo hace actualmente, depende en importante medida de que Chávez sea reelegido en las urnas el venidero domingo.
Su victoria solidificaría los anhelos de integración de las naciones miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA), de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y del Mercado Común del Sur (Mercosur).
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