El
reclamo universal a favor del levantamiento incondicional del bloqueo
económico, financiero y comercial de Estados Unidos contra Cuba concita el
apoyo abrumador de la opinión pública internacional como se expresa en las
sucesivas votaciones de la resolución que año tras año presenta el gobierno
cubano en la Asamblea General de las Naciones Unidas, demandando el fin del
cerco impuesto por Washington contra la pequeña isla de Cuba.
El
informe cubano titulado 'Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial
y financiero impuesto por Estados Unidos de América contra Cuba', señala que el
daño económico directo al pueblo cubano acumulado hasta diciembre de 2011, a
precios corrientes, calculados de forma conservadora, asciende a una cifra que
supera los 108 mil millones de dólares norteamericanos. Considerando la
depreciación actual del dólar frente al valor del oro en el mercado
internacional, ese monto ascendería a 1,066 billones de dólares de los Estados
Unidos.
Esas
cifras se refieren sólo a los daños y perjuicios económicos ocasionados a la
economía y al pueblo cubano, a lo que habría que añadir los graves daños
humanos y morales provocados por las agresiones y actos terroristas
organizados, financiados y dirigidos desde territorio norteamericano con el
consentimiento de las autoridades de ese país y el involucramiento de agencias
e instituciones oficiales norteamericanas como lo prueban los propios
documentos desclasificados en Estados Unidos.
Las
afectaciones de esta política inhumana, calificada en su día como
"éticamente inaceptable" por el propio Papa Juan Pablo II alcanzan a
todas las esferas de la vida y la sociedad cubana, pero solo me referiré en
esta ocasión a los daños más recientes ocasionados en el sector de la salud
pública. Entre mayo de 2011 y abril de 2012 los perjuicios a este sector se
calculan en alrededor de 10 millones de dólares, como consecuencia del
alejamiento de los mercados y el incremento de precios de importación de
material gastable e instrumental de uso médico, así como medicamentos,
reactivos, piezas de repuestos y equipos que Cuba no puede adquirir en el
mercado norteamericano.
Con
datos irrefutables expongo este ejemplo: En el servicio de cirugía
cardiovascular del hospital infantil William Soler, de La Habana, se atienden
anualmente entre 100 y 110 niños menores de un año que, en más de un 90%
requieren intervención nutricional parenteral para poder ser sometidos a una
intervención quirúrgica y lograr un mejor pronóstico. Debido al Bloqueo, Cuba
no tiene acceso a estos suplementos alimenticios por ser producidos en los
Estados Unidos. Ello ha provocado la muerte de niños que hoy estuvieran vivos
si durante su período de lactantes hubieran recibido la mencionada alimentación
parenteral óptima.
Como
se ha denunciado en ocasiones anteriores, a Cuba se le continúa negando la
compra de citostáticos novedosos de producción norteamericana específicos para
determinadas enfermedades, de igual forma se les niega el acceso a la
literatura médica, a sitios de Internet creados para facilitar el libre
intercambio de información y software imprescindibles para el trabajo de
modelación y simulación científicas, que permiten la visualización de sistemas
avanzados de procesamiento de imágenes para el diagnóstico de enfermedades. El
bloqueo es una política unilateral, con efectos extraterritoriales que lesiona
la soberanía de terceros y que también es rechazada por importantes sectores en
los propios Estados Unidos que reclaman al gobierno de ese país un cambio en el
trato hacia Cuba.
El
presidente Obama, sin embargo, continúa actuando como rehén de los grupos
radicales minoritarios de origen cubano con asiento en la Florida que presionan
por el mantenimiento de esta política. En septiembre del 2011 prorrogó la Ley
de Comercio con el Enemigo (Trading with the Enemy Act), que no sólo sustenta
la aplicación de las extremas medidas del bloqueo, sino que fundamenta su
autoridad para imponer las restantes leyes y disposiciones complementarias. La
Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por su sigla en inglés),
impuso durante este período la multa más alta de la historia a un banco
extranjero por mantener relaciones comerciales con Cuba; es el caso del banco
holandés ING que ha sido obligado a pagar 619 millones de dólares por realizar
transacciones financieras con la isla.
Cuba
tendrá una vez más el aplastante apoyo de la comunidad internacional frente a
la soberbia de la administración norteamericana que ignora y desprecia el justo
reclamo de poner fin a una política cruel y obsoleta que lesiona los derechos
humanos del pueblo cubano y constituye el principal obstáculo para su
desarrollo.
Alejandro
González Galiano
Embajador
de Cuba en España.
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