Tomado del blog Adversario Cubano.
Por Raúl Capote.
La Revolución es un niño que persigue a una mariposa,
no importa si la atrapa… en el intento se yergue el humano
y apunta al infinito“ (J.C. Mariategui).
¿Cómo será esa sociedad futura con la que sueñan los revolucionarios de
todos los tiempos profesor? Preguntaba un estudiante de Pre
Universitario. El debate pintaba álgido, como es común en los encuentros
con muchachos de esa edad en Cuba.
Ese día había comenzado el conversatorio con el tema del libro Enemigo, “La guerra de la CIA contra la juventud Cubana” y poco a poco tomó otros senderos. Los muchachos preguntaban a ráfagas, inquietos, sin cortapisas, el auditorio vibraba.
El estudiante de la pregunta esperaba
respuesta y una decenas de manos se alzaban, la interrogante me daba la
oportunidad de soñar en vivo, eso les dije, vamos a soñar en
vivo, vamos a visualizar ese mundo futuro sin explotadores ni
explotados, una sociedad donde el hombre establezca relaciones basadas
en el amor con sus semejantes y con el medio, con la naturaleza, donde
la principal ocupación del ser humano- como dijo Carlos Marx-
sea la vida y no la producción de los medios de vida, una sociedad
verdaderamente libre, desenajenada, donde el hombre esté libre de la
pobreza material y espiritual. Donde la vida sea una aventura llena de
dicha y esperanza.
Los muchachos escuchaban en silencio, una chica alzó de pronto su brazo, no esperó que le dieran la palabra y preguntó:
Profe si esa sociedad es tan hermosa ¿Por
qué no la construimos y ya, por qué no la hacemos, por qué hay gente
que se opone a ella? Y una decena de por qué lanzados al hilo,
apasionadamente, sin pausa. Sus ojos brillaban, su pecho latía
acelerado, podía sentir la tensión. ¿Por qué hay pobres que se oponen a
la revolución? ¿Por qué hay pobres que votan contra Chávez en Venezuela?
¿Por qué hay personas en Cuba que añoran el capitalismo?
No es nada fácil, dije, debemos dar
batalla en el alma de los hombres, la dominación vive en el alma y es
allí donde se necesita una verdadera revolución, una sanación que cure
al ser humano de lastres bien pesados, de esos mecanismos sembrados en
el subconsciente durante siglos.
Es imprescindible comprender el alma de los hombres
porque es allí donde se gana la batalla por la construcción de esa
sociedad futura, olvidar eso ha costado caro, el hombre no es un simple
componente de una clase social, no es un tornillo, no es una arandela.
Hay que conocer las necesidades de la
condición humana, no basta con satisfacer las necesidades materiales, no
basta con eso, el hombre trascendió la condición de animal y se hizo lo
que es hoy. La única forma en que podemos lograr que establezca nuevas
relaciones que no se basen en el egoísmo, que sobrepasen la mera
satisfacción personal por encima de la colectividad, no puede ser el
binomio sumisión-poder, es respetando esa individualidad, es mediante
el amor.
Todos los grandes revolucionarios de la
historia han predicado el amor, el amor ha estado en el centro de sus
luchas desde Cristo hasta el Ché. Fidel hizo del amor el centro de su
acción revolucionaria, el internacionalismo, esos hombres y mujeres
capaces de dejar atrás familia, comodidades, vida privada, para ir a
selvas, desiertos, montañas y pantanos insalubres, en cualquier lugar
del mundo, a socorrer, a salvar, a sanar, a enseñar, a entregar la vida
por la libertad de otros hombres, sin mediar otra cosa que la
solidaridad, que la satisfacción de servir a los demás eso solo se
puede hacer desde una práctica revolucionaria basada en el amor.
José Martí en el prólogo Cuentos de hoy y mañana de Rafael Castro Palomino, escribió ¿Quién
no ha sentido, una vez al menos en la vida, el beso del Apóstol en la
frente y en la mano la espada de batalla? ¿Quién no se ha levantado
impetuoso, y retrocedido con desmayo, de ver cuanta barrera
cierra el paso a los que sin más caudal que una estrella en la frente y
un himno en los labios, quieren lanzarse a encender el amor y a pregonar
la redención por toda la tierra?
Lanzarse a encender el amor, de
eso se trata, lanzarse con la estrella en la frente y el himno de la
redención en los labios a liberar al hombre de sus ataduras, de su
prisión, librarlo de las cadenas.
El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor les cité al Ché.
Pero ella volvía a la carga con sus por qué, ahora con el apoyo de un gran círculo que la rodeaba y apoyaba sus preguntas:
Si, es verdad, pero no entiendo por qué
la gente, como le ponía el ejemplo, vota en contra de medidas que le
benefician, vota en contra de gobiernos que les representan y que hacen
tantas cosas buenas, basadas en esa prédica de amor que usted bien
señala.
El coro que le rodea más que pedir exige
respuesta, trato de darla de manera que se me entienda y que toque los
corazones de los estudiantes.
Por el engaño se nos ha dominado más
que por la fuerza, y por el vicio se nos ha degradado más bien que por
la superstición. La esclavitud es hija de las tinieblas, pueblo
ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción Eso dijo un gran hombre, un gran Latinoamericano Simón Bolívar.
Sobre el ser humano pesan siglos de engaño, engaño que con la llegada de los medios masivos de comunicación y las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones ha
tomado caracteres verdaderamente apabullantes. En un mundo de cultura
intencionalmente banalizada, donde son demonizadas hasta la insensatez,
revoluciones como la cubana, proyectos como el venezolano, figuras como
las de Fidel y Chávez, donde Lenin y la Revolución Bolchevique que
lideró, son sepultados bajo montañas de lodo, donde se vende la imagen
de un modelo de capitalismo, el de los EEUU, como ideal de sociedad
humano.
Es una lucha difícil, es una batalla de
ideas, es una guerra que está ocurriendo en la mente de los hombres, ese
enemigo está dentro y fuera de nosotros., como les decía minutos antes,
es una lucha para sanar el alma.
Volvamos a Carlos Marx “Las ideas
de las clases dominantes son en cada época las ideas dominantes, es
decir que la clase que tiene el poder material dominante en la sociedad
tiene también el poder ideológico dominante. La clase que dispone de los
medios de producción materiales dispone al mismo tiempo de los medios
de producción ideológicos, de tal modo que las ideas de aquellos que
carecen de los medios de producción están sometidas a la clase
dominante. Las ideas dominantes no son sino la expresión ideal de las
relaciones materiales dominantes, son esas mismas relaciones materiales
bajo la forma de ideas, o sea la expresión de las relaciones que hacen
de una clase la clase dominante; en otras palabras, son las ideas de su
dominación”.
Entendemos entonces, que el principal obstáculo que se opone a la liberación es el dominio ideológico,
que se expresa como un carácter, como una conducta, que impide que los
desposeídos tomen conciencia y se conviertan en transformadores, en
revolucionarios.
No es con los misiles, no es con ejércitos, no es con fuerzas policiales solamente con lo que garantizan el dominio,
las defensas del capital están en el inconsciente de los individuos y
son más poderosas que el arma más moderna desarrollada por la complejo
militar industrial, hacen que los dominados actúen en contra de sus
intereses y defiendan gobiernos que les avasallan.
Es lo que hace que personas
liberadas por una revolución, desdeñen el modo de vida digno en que se
mueven y añoren la esclavitud. Es difícil liberarse del sueño narcótico
del consumo y del individualismo atroz.
(Continuará)
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