25 de noviembre de 2012.
Queridos participantes en el Octavo Coloquio Internacional por los Cinco:
No podemos dirigir unas palabras a esta
convocatoria sin comenzar agradeciendo el esfuerzo que una vez más
realizaron los compañeros de la sede, en esta ocasión multiplicado por
el enfrentamiento a las secuelas de la última tormenta tropical que
asoló la provincia.
Resultado de esfuerzos tales, sostenidos a
través de los años, ha sido este coloquio que ya celebra su octava
edición. Sus frutos se ven en los trabajos emprendidos por cada uno de
los comités nacionales por los Cinco, en el apoyo a los familiares y en
la cada vez más amplia repercusión que esta lucha por la justicia ha
tenido en los puntos más lejanos del planeta. Hoy son miles en todo el
mundo reclamando nuestra liberación, y es gracias a ustedes y a quienes
por ustedes se ven representados aquí que podemos presumir de tan masivo
apoyo.
No obstante, y a pesar de los éxitos,
esta es también ocasión para repasar lo que nos falta: Hay un solo lugar
del planeta sobre el que se hace necesario enfocar nuestros esfuerzos.
Sobre él la prensa corporativa ha tenido un éxito enorme al aplicar su
muro de silencio sobre el caso. Es el lugar donde realmente se decidirá
el desenlace de esta lucha; hogar de los únicos poderes que podrán dar
fin a esta prolongada injusticia. Ese lugar, sede del poderoso gobierno
que sobre nosotros ha dejado caer todo el peso de su odio, es el rincón
oscuro del planeta sobre el que hay que verter toda la luz de la verdad
que seamos capaces de generar sobre el perverso proceso contra los
Cinco.
Durante quince años de denodados
esfuerzos se ha podido acumular un gran caudal de apoyo en todo el
mundo. Hoy, miles de personas de todos los perfiles humanos se han
manifestado en solidaridad con nosotros. Toda la energía potencial de
ese enorme recurso, que con pasión y trabajo metódico se ha ido
juntando, debe de ponerse en función de proyectarse sobre Washington,
con toda su fuerza, en un solo instante. En este momento decisivo, es
nuestra humilde exhortación que este Coloquio tenga como principalísimo
objetivo el lograr que la próxima jornada de acción en Washington sea
una contundente demostración que sacuda a la ciudad, durante la cual
todo lo que hayamos sido capaces de acumular en recursos humanos y
materiales, capacidad de iniciativas o contactos políticos, religiosos y
sociales, se ponga a disposición de los compañeros de la solidaridad
norteamericana para que el muro de silencio que protege de la verdad a
quienes deben de enmendar esta injusticia sea derribado de una vez y por
todas. Es el momento de golpear con toda la fuerza y en un punto para
que este Coloquio sea el último sin los Cinco.
Les deseamos todo el éxito que merecen y les reiteramos nuestro profundo agradecimiento, admiración y respeto.
Un fuerte abrazo a todos.
René González Sehwerert
Tomado del blog: Siempre con Cuba.
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