El 31 de enero de 1962, Cuba es expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA). Estados Unidos ejerció toda su presión sobre gobiernos lacayos de Latinoamérica, y en la octava Reunión de Consulta de dicha organización regional, celebrada en Punta del Este, Uruguay, se acordó la exclusión de Cuba por “incompatibilidad con el Sistema Interamericano”. El pueblo cubano respondió enérgicamente expresando aún más su apoyo a la Revolución.
En diciembre de 1961, el Consejo Permanente de la OEA decide a solicitud de Colombia, convocar la VIII Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores para enero de 1962 (del 22 al 31), en Punta del Este, donde se adoptaron nueve resoluciones, cuatro de ellas contra Cuba, pero la IV era la “joya” de la OEA, titulada Exclusión del actual Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano, que era la máxima aspiración yanki para deslegitimar en lo político y diplomático a la Revolución Cubana.
La resolución fue aprobada con 14 votos afirmativos (Estados Unidos tuvo que comprar el voto de Haití para obtener la mayoría mínima), uno en contra, Cuba, y seis abstenciones: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador y México. Las dos últimas naciones expresaron que la expulsión de un estado miembro no procedía, pues no existía una reforma previa de la Carta de la organización.
Derrotado en Girón en 1961, fracasados los planes de la Operación Mangosta que condujeron a la Crisis de Octubre de 1962, con el bloqueo económico, comercial y financiero ya proclamado y con bandas terroristas combatiendo en las montañas del Escambray, a Estados Unidos le quedaba solo internacionalizar su abyecta política, para lo cual se vale de la IX Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores en Washington, en julio de 1964, mediante una resolución inspirada en el TIAR, que ya había desplazado a la Carta de la OEA, disponiendo que los gobiernos de los Estados Americanos rompieran sus relaciones diplomáticas o consulares con el Gobierno de Cuba. Solo México mantuvo una posición digna y no se plegó a los designios del imperio.
La decisión no tomó por sorpresa a nadie. Varios meses antes, en agosto de 1961, se reunió en esa misma ciudad la Quinta Sesión Plenaria del Consejo Interamericano Económico y Social de la OEA. La convocatoria iba dirigida a imponer el plan económico-político diseñado por la administración Kennedy, denominado Alianza para el Progreso. El objetivo principal del mismo era impedir que se propagara el ejemplo de la Revolución Cubana por América Latina y el Caribe.
El representante de Cuba en esa reunión, el comandante Ernesto Che Guevara, ofreció un extenso y abarcador discurso el 8 de agosto, en el que denunció las intenciones de Estados Unidos, señalando que:
“Hemos denunciado la ‘Alianza para el Progreso’ como un vehículo destinado a separar al pueblo de Cuba de los otros pueblos de América Latina, a esterilizar el ejemplo de la Revolución Cubana, y, después, a domesticar a los otros pueblos de acuerdo con las indicaciones del imperialismo”.
En abril de ese mismo año menos de cuatro meses antes de esa primera reunión de Punta del Este, había ocurrido el ataque mercenario contra Cuba por Playa Girón. Esa agresión armada había sido organizada, financiada y dirigida por el gobierno de Estados Unidos, en abierta violación a la soberanía nacional cubana y al derecho internacional vigente.
En julio de 2009, cuarenta y siete años después de la expulsión de Cuba, la OEA se reunió en Honduras y dejó sin efecto la resolución número VI del 31 de enero de 1962. Honduras, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua dieron la cara por Cuba en esa ocasión reivindicativa.
Pero a Cuba revolucionaria no le interesa reintegrarse a una organización como la OEA. En todo caso, la decisión de 2009 representa una gran victoria de la perseverancia y la verticalidad de la Revolución, frente a los incontables y a la vez infructuosos intentos por destruirla.
Cincuenta años después, vivimos otros tiempos en América Latina y el Caribe. En el horizonte se abren otras avenidas, como lo es la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), y en la que Cuba Socialista acaba de recibir la presidencia pro témpore de esta organización para la integración.
Fuentes: Varias / Compilación: Prensa PSUV.
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