Por Salim Lamrani.
Contrariamente a una idea
ampliamente difundida, particularmente en Occidente, el debate crítico está
presente en la sociedad Cuba. Así, el crítico más virulento del país se llama
Raúl Castro.
En Occidente, Cuba es
representada como una sociedad cerrada sobre sí misma, donde el debate crítico
es inexistente y la pluralidad de las ideas prohibida por el poder. En
realidad, Cuba está lejos de ser una sociedad monolítica que compartiría un
pensamiento único. En efecto, la cultura del debate se desarrolla cada día más
y la simboliza el Presidente cubano Raúl Castro que se ha convertido en el
primer crítico de las vicisitudes, contradicciones, aberraciones e injusticias
presentes en la sociedad cubana.
La necesidad de cambio y
del debate crítico
En diciembre de 2010, en
una intervención ante el Parlamento cubano, Raúl Castro tuvo un discurso más
alarmista y puso al gobierno y a los ciudadanos frente a sus responsabilidades: “O
rectificamos o ya se acabó el tiempo de seguir bordeando el precipicio, nos
hundimos, y hundiremos”.[1] También
agregó poco tiempo después: “es imprescindible romper la colosal barrera
sicológica que resulta de una mentalidad arraigada en hábitos y conceptos del
pasado”.[2]
Raúl Castro también
fustigó la debilidad del debate crítico en Cuba. También fustigó los silencios,
la complacencia y la mediocridad. Lanzó un llamado a más franqueza. “No hay que
temerle a las discrepancias de criterios […], las diferencias de opiniones, que
[…] siempre serán más deseables a la falsa unanimidad basada en la simulación y
el oportunismo. Es por demás un derecho del que no se debe privar a nadie”.
Castro denunció “el exceso de secretismo a que nos habituamos durante más de 50
años” para ocultar errores, fallos y yerros. “Es necesario cambiar la
mentalidad de los cuadros y de todos los compatriotas”, agregó[3].
Sobre los medios, dijo
lo siguiente:
Nuestra prensa habla
bastante de eso, de los logros de la Revolución, en los discursos también
abundamos; pero hay que ir a la médula de los problemas […]. Soy un defensor de
la lucha contra el secretismo, porque detrás de esa adornada alfombra es donde se
ocultan las fallas que tenemos, y los interesados en que sea así y siga así. Y
yo recuerdo algunas críticas; "sí, saquen en el periódico tal
crítica", le orienté yo mismo […]. Inmediatamente la gran burocracia
empezó a moverse: "Esas cosas no ayudan, desmoralizan a los trabajadores”.
¿A qué trabajadores van a desmoralizar? Como en una ocasión, en la gran empresa
estatal lechera, El Triángulo. Se llevaba semanas, porque uno de los camiones
de esa vaquería que estaba ahí en Camagüey estaba roto, y entonces toda la
leche que se producía en las vaquerías de esa zona, de ese lugar se la echaban
a unos cerdos que estaban criando. Fue entonces que le digo a un secretario del
Comité Central para atender la agricultura en esa etapa, mete en Granma,
cuenta todo esto que está pasando, haz una crítica. Algunos vinieron y hasta me
comentaron que: "Esas cosas no ayudan, porque desmoralizan a los
trabajadores". Lo que no sabían que era yo el que lo había orientado.[4]
El 1 de agosto de 2011,
durante su discurso de clausura de la VII Legislatura del Parlamento Cubano,
Raúl Castro reiteró la necesidad del debate crítico y la controversia en la
sociedad: “Todas las opiniones deben ser analizadas, y cuando no se
alcance el consenso, las discrepancias se elevarán a las instancias superiores
facultadas para decidir y además nadie está mandatado para impedirlo”. [5]
Llamó a acabar con “el
hábito del triunfalismo, la estridencia y el formalismo al abordar la
actualidad nacional y generar materiales escritos y programas de televisión y
radio, que por su contenido y estilo capturen la atención y estimulen el debate
en la opinión pública” para evitar “materiales aburridos, improvisados y
superficiales” en los medios de comunicación.[6]
La corrupción
Raúl Castro tampoco
eludió el problema de la corrupción: “Ante las violaciones de la
Constitución y de la legalidad establecida no queda otra alternativa que
recurrir a la Fiscalía y los Tribunales, como ya empezamos a hacer, para exigir
responsabilidad a los infractores, sean quienes sean, porque todos los cubanos,
sin excepción, somos iguales ante la ley”.[7]
Raúl Castro, consciente
de que la corrupción también afecta a los altos funcionarios, ha mandado un
mensaje claro a los responsables de todos los sectores: “Hay que luchar para
desterrar definitivamente la mentira y el engaño de la conducta de los cuadros,
de cualquier nivel”. De modo más insólito se ha apoyado en dos de los diez
mandamientos bíblicos para ilustrar sus puntos: “No robarás” y “no mentirás”.
Del mismo modo, ha evocado los tres principios éticos y morales de la
civilización inca: “no mentir, no robar, no ser holgazán”, los cuales deben
guiar la conducta de todos los responsables de la nación. [8]
La libertad religiosa
Del mismo modo, Raúl
Castro condenó severamente las derivas sectarias. Así, denunció
públicamente por televisión algunos atentados a la libertad religiosa debidos a
la intolerancia “enraizad[a] en la mentalidad de no pocos dirigentes en todos
los niveles”.[9] Evocó
el caso de una mujer, cuadro del Partido Comunista, con trayectoria ejemplar,
quien fue apartada de sus funciones, en febrero de 2011, por su fe cristiana y
cuyo salario fue reducido en un 40%, en violación del artículo 43 de la
Constitución de 1976 que prohíbe todo tipo de discriminación.
El presidente de la
República denunció así “el daño ocasionado a una familia cubana por actitudes
basadas en una mentalidad arcaica, alimentada por la simulación y el
oportunismo”. Recordó que la persona víctima de esta discriminación había
nacido en 1953, fecha del ataque al cuartel Moncada por los partidarios de
Fidel Castro contra la dictadura de Fulgencio Batista, Raúl Castro expresó lo
siguiente:
Yo no fui al Moncada
para eso […]. De la misma forma, recordábamos que el 30 de julio, día de la
reunión mencionada, se cumplían 54 años del asesinato de Frank País y de su
fiel acompañante Raúl Pujol. Yo conocí a Frank en México, lo volví a ver
en la Sierra, no recuerdo haber conocido un alma tan pura como esa, tan
valiente, tan revolucionaria, tan noble y modesta, y dirigiéndome a uno de los
responsables de esa injusticia que cometieron, le dije: Frank creía en Dios y
practicaba su religión, que yo sepa nunca dejó de hacerlo ¿Qué hubieran hecho
ustedes con Frank País?[10]
La productividad, el
salario mensual y la libreta de abastecimiento
En cuanto a la
productividad y la política económica, Raúl Castro admite “una ausencia de
cultura económica en la población”, así como los errores del pasado. “No
pensamos volver a copiar de nadie, bastantes problemas nos trajo hacerlo y
porque además mucha veces copiamos mal”.[11] El
gobierno cubano da prueba de lucidez en cuanto a las carencias en materia
económica. Reconoce que “la espontaneidad, la improvisación, la superficialidad,
el incumplimiento de los alcances, la falta de profundidad en los estudios de
factibilidad y la carencia de integralidad al emprender una inversión” atentan
gravemente contra la nación. [12]
En cuanto al ingreso
mensual de los cubanos, Raúl Castro da prueba de lucidez: “El salario aún
es claramente insuficiente para satisfacer todas las necesidades, por lo que
prácticamente dejó de cumplir su papel de asegurar el principio socialista de
que cada cual aporte según su capacidad y reciba según su trabajo. Ello
favoreció manifestaciones de indisciplina social”.[13]
Del mismo modo, el
presidente cubano no vaciló en subrayar los efectos negativos de la libreta de
abastecimiento en vigor desde 1960, particularmente “su nocivo carácter igualitarista”, la cual se ha convertido en “una carga
insoportable para la economía y en un desestímulo al trabajo, además de generar
ilegalidades diversas en la sociedad”. También apuntó las siguientes
contradicciones: “Como la libreta está diseñada para cubrir a los más de 11
millones de cubanos por igual, no faltan ejemplos absurdos como que el café
normado se abastece hasta a los recién nacidos.
Lo mismo pasaba con los cigarros hasta septiembre del 2010 que se surtía
sin distinguir a fumadores y no fumadores, propiciando el crecimiento de este
dañino hábito en la población”. Según él, la libreta “contradice en su esencia el principio de la
distribución que debe caracterizar al socialismo, o sea, “De cada cual según su
capacidad, a cada cual según su trabajo”. Por ello, “será imprescindible aplicar para erradicar las profundas distorsiones
existentes en el funcionamiento de la economía y la sociedad en su
conjunto”. [14]
El relevo generacional
Por otra parte, Raúl
Castro también subrayó la presencia de un problema crucial en Cuba: el relevo
generacional y la falta de diversidad. Denunció “la insuficiente sistematicidad y
voluntad política para asegurar la promoción a cargos decisorios de
mujeres, negros, mestizos y jóvenes, sobre la base del mérito y las condiciones
personales”.
Expresó su despecho sin
eludir su propia responsabilidad: “ No haber resuelto este último problema en más de medio siglo es una
verdadera vergüenza, que cargaremos en nuestras conciencias durante muchos
años”. Por lo tanto, Cuba sufre “las consecuencias de no contar con una reserva
de sustitutos debidamente preparados, con suficiente experiencia y madurez para
asumir las nuevas y complejas tareas
de dirección en el Partido, el Estado y el Gobierno”.[15]
Todas estas
declaraciones se hicieron en vivo en la televisión cubana a una hora
estelar. Permiten ilustran la presencia del debate crítico en Cuba al más alto
nivel del Estado. Así, Raúl Castro no sólo es el Presidente de la nación, sino
también – según parece – el primer disidente del país y el más feroz crítico de
las derivas e imperfecciones del sistema.
*Doctor en Estudios
Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim
Lamrani es profesor titular de la Universidad de la Reunión y periodista,
especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último
libro se titula Etat de siège. Les sanctions économiques des Etats-Unis
contre Cuba, París, Ediciones Estrella, 2011, con un prólogo de Wayne S.
Smith y un prefacio de Paul Estrade.
[1] Raúl Castro Ruz, « Discurso pronunciado por
el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y
de Ministros, en la clausura del Sexto Período Ordinario de Sesiones de la
Séptima Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular », República
de Cuba, 18 de diciembre de 2010.http://www.cuba.cu/gobierno/rauldiscursos/2010/esp/r181210e.html(sitio
consultado el 2 de abril de 2011).
[2] Raúl Castro Ruz, « Intervención del General
de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros de la República de Cuba en la Clausura del X Periodo de Sesiones de
la Séptima Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular », 13 de
diciembre de 2012.http://www.cubadebate.cu/raul-castro-ruz/2012/12/13/raul-todo-lo-que-hagamos-va-dirigido-a-la-preservacion-y-desarrollo-en-cuba-de-una-sociedad-socialista-sustentable-y-prospera-fotos/ (sitio
consultado el 2 de enero de 2013).
[3] Raúl Castro, « Discurso… », 18 de
diciembre de 2010, op.cit.
[4] Ibid.
[5] Raúl Castro, « Toda resistencia burocrática
al estricto cumplimiento de los acuerdos del Congreso, respaldados másivamente
por el pueblo, será inútil », Cubadebate, 1ro de agosto de
2011.
[6] Raúl Castro, « Texto íntegro del Informe
Central al VI Congreso del PCC », 16 de abril de 2011.http://www.cubadebate.cu/opinion/2011/04/16/texto-integro-del-informe-central-al-vi-congreso-del-pcc/ (sitio consultado el 20
de abril de 2011).
[7] Raúl Castro, « Toda resistencia… », op.
cit.
[8] Raúl Castro, « Discurso… », 18 de
diciembre de 2010, op.cit.
[9] Raúl Castro, « Toda resistencia… », op.
cit.
[10] Ibid.
[11] Raúl Castro, « Discurso… », 18 de
diciembre de 2010, op.cit.
[12] Partido Comunista de Cuba,
« Resolución sobre los lineamientos de la política económica y social del
partido y la Revolución », op. cit.
[13] Raúl Castro Ruz, « Discurso… », 18 de
diciembre de 2010, op. cit.
[14] Raúl Castro, « Informe central al VI
Congreso del Partido Comunista de Cuba », 16 de abril de 2011.http://www.cuba.cu/gobierno/rauldiscursos/2011/esp/r160411e.html(sitio
consultado el 2 de enero de 2013).
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