El pasado 16 de enero del presente año, publiqué una entrada, en la cual esclarezco por qué a quienes atentaron contra nuestra Revolución, y hoy también lo hacen por vías más sutiles, se les llama gusanos.
El dolor que aun palpita en el pueblo cubano por todos esos crímenes cometidos por escorias, asesoradas, financiadas, entrenadas y engendradas por el imperialismo, es difícil de olvidar, máxime cuando aún el enemigo de Cuba sigue con su empeño y encuentra a otros mohatreros para que lleven a cabo la vil tarea.
Los llamados disidentes de hoy claman por ese capitalismo neocolonial que imperó en Cuba antes de 1959; sin importarles que están siendo dirigidos por el propio sistema que ejecuta a través de ellos, programas subversivos y terroristas. Aunque la labor que lleva a cabo la disidencia es de carácter desinformativo y manipulador, está sustentado por la misma ideológía de quienes ejecutan todo tipo de ataques vandálicos contra la población cubana.
La disidencia de hoy están sirviendo de artífices para que con el debilitamiento de la Revolución, vuelvan a surgir nuevos esbirros como Ventura Novo, Pilar García, Orlando Masferrer, Luis Lara Crespo (Cabo Crespo), Pastor Rodríguez Rodas (Cara Linda), Orlando Bosch y tantos otros que llevaron el asesinato como método "democrático" que se alinea con los intereses aplicados por el imperialismo en todas partes del mundo hasta el día de hoy.
Por eso mismo, la gusanera (bueno, quise decir: la disidencia) mercenaria no tiene cabida dentro de la población cubana; porque la identificación de estos elementos es con el pasado oscuro de gobiernos de turno del neocolonialismo, serviles al imperialismo norteamericano.
La gusanera (repito: la disidencia) no asesinan, hoy, a personas; pero sí asesinan la verdad de Cuba con sus mentiras, manipulaciones y tergiversaciones; sólo por recibir el beneficio en metálico u otros favores.
Para no olvidar la historia, aquí les presento un artículo publicado en el blog ContraCuba de la Gaceta de Jagua. El sitio de los periodistas en Cienfuegos, Cuba.
Testimonios de combatientes y familiares de víctimas de bandidismo contra Cuba
Publicado por Adonis Subit Lamí
Algunas de las personas que ofrecen sus testimonios:
- General de Brigada (R) MININT Aníbal Velaz Suárez
- Dora Benítez García. Hermana de Conrado Benítez
- Hipólito Vall García. Hermano de Conrado Benítez
- Herminia Benítez López. Tía de Conrado Benítez
- María Dolores Ascunce Domenech. Hermana de Manuel Ascunce Domenech
- María Lourdes Hernández Domenech. Prima de Manuel Ascunce Domenech
- Tomasa del Pino Suárez. Viuda de Alberto Delgado Delgado (El hombre de Maisinicú)
- Dora Benítez García. Hermana de Conrado Benítez
- Hipólito Vall García. Hermano de Conrado Benítez
- Herminia Benítez López. Tía de Conrado Benítez
- María Dolores Ascunce Domenech. Hermana de Manuel Ascunce Domenech
- María Lourdes Hernández Domenech. Prima de Manuel Ascunce Domenech
- Tomasa del Pino Suárez. Viuda de Alberto Delgado Delgado (El hombre de Maisinicú)
Poco tiempo después del triunfo de la Revolución Cubana, en 1959, ya
la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Gobierno de los Estados
Unidos comenzaron a ejecutar planes de agresión contra Cuba para
aplastarla en el plazo más breve. Sin embargo, solo consiguieron
acelerar el proceso de transformación social con cada nuevo intento de
liquidarlo.
El bloqueo no fue el único procedimiento criminal empleado contra la
Isla por Washington, que reclutó y entrenó a cientos de mercenarios
para la realización de actos de sabotaje y otras acciones criminales.
En abril de 1961 tuvo lugar la invasión a Playa Girón, cuyo fracaso
se produjo en menos de 72 horas, lo cual marcó la primera derrota del
imperialismo yanqui en América. Luego de este revés, se intensificaron
en el Escambray las bandas contrarrevolucionarias.
Estas bandas se nutrieron con elementos pseudorrevolucionarios, antiguos agentes de la tiranía batistiana, “siquitrillados” y desafectos de toda laya, a los que la CIA suministraba los más diversos equipos y modernas armas.
A lo largo del período en que operó el bandidismo, que se extendió
hasta fines de 1965, se cometieron incontables crímenes y fechorías, en
virtud de las cuales perdieron la vida 295 combatientes
revolucionarios, mientras que 2 mil 05 contrarrevolucionarios fueron
capturados o muertos.
El macizo montañoso del centro de Cuba devino así escenario de otra
aplastante derrota del enemigo. Allí, «donde el imperialismo quiso en
vano levantar una trinchera, como dijo Fidel, la Revolución erigió un
baluarte invencible».
¿Quién fue el primer bandido en aquella larga cadena de
grupos de alzados que desde el mismo 59 comenzaron a atacar a la
Revolución?
Esa triste celebridad le corresponde a Luis Lara Crespo (El Cabo
Lara) quien dirigiera la primera banda armada, y quien había sido
miembro del ejército de Batista.
Después de torturar y asesinar a 17 revolucionarios en solo diez
meses, logró el ascenso a cabo. Fue, sin dudas, uno de los principales
criminales de guerra, quien fue detenido en los primeros días de enero
del 59 y escapó del propio cuartel de Cabaña. Dicho prófugo de la
justicia es detectado en su zona de residencia, el barrio de Pons, en
Minas de Matahambre, en abril del 59. Su psicología criminal se rebeló
cuando se hallaron los cadáveres de los jóvenes Francisco Rodríguez
Montero, con los genitales atados al cuello, y el de Carmelo Barrios y
Leandrino Trujillo, cuyos cuerpos después de ser exhumados no pudieron
ser unidos por el grado de descuartizamiento que presentaban.
En junio de ese propio año los gobiernos de Estados Unidos y Santo
Domingo exaltan las “cualidades” de aquel sujeto a través de las
emisoras Radio Swan y Radio Trujillo. Lo apodan paladín de la democracia y enaltecen igualmente sus grados de “comandante” logrados por su valor.
Esta propaganda atrajo a numerosos exmilitares de la dictadura de
Batista, quienes se le unieron, formándose así la primera banda, que
llegó a tener 12 integrantes.
Las tropas del Ejército Rebelde, dirigidas por el Comandante Antonio
Sánchez Díaz (Pinares) se enfrentan a los contrarrevolucionarios en
Sierra Derrumbada. Son heridos tres combatientes y hechos prisioneros
cuatro bandidos.
Después de esto el grupo se mantiene en fuga.
Campesinos lograron el objetivo de capturarlo el 18 de octubre. El tribunal revolucionario lo condenó a la pena de muerte.
Antes de ello el apoyo de Estados Unidos a esta banda se corroboró
el nueve de octubre, día en que una avioneta sobrevoló la finca El
Aguacatal, en el municipio de Viñales, y lanzó cinco bultos en
paracaídas, pero cuatro no se abrieron y el contenido se estrelló
contra las rocas de las montañas. Solo uno se abrió y cuatro fusiles
Springfiel y un Garant llegaron a manos de los alzados.
CARA LINDA
Del otrora casquito Pastor Rodríguez Rodas (Cara Linda) prófugo de
la justicia por el asesinato de varios revolucionarios antes del 59, se
vuelven a tener noticias en dicho año, a través de Adolfo Romero
Alomá, ex militar de la tiranía, quien 16 días después de alzarse,
decide presentarse a las autoridades e informa que su jefe se encuentra
en la zona de La Mulata, entre La Palma y Bahía Honda.
En el transcurso del año 60 Cara Linda deja de ser fugitivo y se
convierte en el cabecilla de una banda con el firme propósito de actuar
contra la Revolución.
El primer contacto con ese grupo tiene lugar en abril del 61, en el
camino que conduce a Sagua, muy cerca de La Mulata. Mueren en él cuatro
bandidos.
Por la parte revolucionaria cayeron el teniente Heberto Polanco y
los milicianos Juan Casanueva y otro de apellido Martí. Solo evaden el
cerco Cara Linda y otro de sus hombres.
Después de esto se convierte nuevamente en prófugo y es respaldado
por sus familiares, hasta que la Seguridad del Estado penetra al grupo y
le hace creer que les enviarán armamento por aire o mar.
Un bien coordinado plan para ajusticiar a este asesino se lleva a
cabo el 23 de julio de 1962, fecha en que es eliminado por Eliecer Iser
Aurquía (Musa), según testimonio de Lázaro Gómez González, jefe de la
secretaría provincial de trabajo patriótico militar de la Asociación de
Combatientes de la Revolución Cubana.
Hasta 1965 las bandas fueron una modalidad empleada por Estados
Unidos para agredir al naciente proceso revolucionario. En lo sucesivo
continuó esta política, aunque con nuevas formas más solapadas.
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