Tomado de Heraldo Cubano.
Por Arthur González
En su columna del diario “ABC” de Madrid, la ex presidenta de la comunidad capitalina Esperanza Aguirre
dedicó un mensaje a los cubanos de la Isla y abogó por una “Cuba
libre”. ¿Sería por un trago a base de ron llamado “Cuba Libre”,
especialmente confeccionado en la famosa “Bodeguita del Medio” y
consumido por cientos de miles de personas lo que desea Esperanza?
Parece que Esperancita no sabe cómo se vive en Cuba que nada tiene de igual a lo que ella y sus compañeros del Partido Popular
han hecho de España. Más le vale desearle a sus conciudadanos que vivan
mejor en el 2013 y no bajo los constantes recortes económicos que han
hecho de su país una vergüenza en la Unión europea, con
el porciento de suicidios más altos por día ante la pérdida del nivel
de vida, de sus empleos, casas y demás comodidades que disfrutaban
españoles y españolas hasta hace poco tiempo.
¿No sabe Esperanza que la esperanza de los españoles de tener un
futuro luminoso se ha esfumado y la vuelta a la emigración de los años
veinte ha regresado como solución única para tener un trabajo decente y
no morir de hambre?
Los cubanos no tienen hoy ni la mitad de
los problemas que padecen los españoles. Vergüenza debería darle la
situación que se vive hoy en la península y no seguir los dictados de
los EE.UU. en su política hostil contra Cuba. Si tanto le preocupa lo
que pasa en la Isla, debería pedir a los norteamericanos que cumplan con
los deseos de la Asamblea General de las Naciones Unidas en su condena
casi unánime contra el Bloqueo comercial y financiero, que pretende
desde hace 50 años matar por hambre al pueblo cubano.
Los cubanos necesitan prosperidad y paz, que cese el Bloqueo, los actos terroristas y la injerencia de ciertos países en sus problemas internos. Que termine de una vez el financiamiento de 20 millones de dólares anuales que aprueba la Casa Blanca para su política subversiva.
Con la culminación de estas acciones
criminales seguramente que la Isla va a sentir un alivio y su gente
podrá seguir bailando feliz al compás de las maracas y el tambor,
tomándose un “Cuba Libre” o un buen “Daiquirí”, como hacen cientos de
españoles que visitan anualmente la Isla para disfrutar de su
tranquilidad ciudadana, sus playas, sus museos, sus discotecas y de su
historia heroica de victorias frente al imperialismo Yanqui.
Lo demás son las esperanzas perdidas de Esperanza.
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