“Si quisiéramos medir el mérito de
nuestra Revolución y el valor de nuestra Revolución, bastaría observar el odio
que contra ella sienten los grandes intereses reaccionarios del mundo; bastaría
observar el odio que contra ella siente el peor y más explotador de los
imperialismos modernos; bastaría observar el odio que contra ella siente la
prensa más reaccionaria del mundo, la campaña tremenda de calumnias que se comenzó
a realizar desde el primer día contra ella, para comprender, para satisfacción
de nuestro pueblo, que nuestra Revolución pasará también a la historia como una gran
revolución." (1)
La
llamada “disidencia” cubana no nació en la década de los 90 del siglo pasado
por lucidez emancipada de determinado sector de la población cubana, debido a errores
cometidos en la gestión constructiva de un modelo socio-político de
características típicamente cubano, ni por inconformidad social por la supuesta
conducta impropia de los históricos líderes del proceso revolucionario de la
Isla.
La
contrarrevolución se creó desde el mismo triunfo rebelde en enero de 1959, como
engendro diabólico del imperialismo yanqui, quien no aceptaba el logro de un
proceso de liberación en su propia cara, a sólo 90 millas de sus garras.
La
CIA programó cada paso que pudiera bloquear la incipiente Revolución y la propaganda
imperialista desplegó toda una arácnida red con el objetivo de desacreditar los
pasos que daba Cuba. La maniobra estaba encaminada a sembrar dudas y miedo en
la población hacia el nuevo proceso. El Macartismo fue una oda lacerante contra
el Comunismo y una fragua ideológica de manipulación que ayudó el logro de
satanización al proceso revolucionario popular, acusado de ser satélite
comunista de la URSS.
Se
socavó a dirigentes provenientes de la burguesía cubana, incluyendo algunos
oportunistas, que se habían integrado a
las filas rebeldes, para que se convirtieran en cabezas de turco y volcaran a
la población contra la Revolución. Ejemplo de éstos últimos se pueden nombrar a
Pedro Díaz Lanz y a Hubert Matos Benítez.
El primer caso, Díaz Lanz, fue en un principio Jefe de las Fuerzas Aéreas de
Cuba, desertó y complotó con el dictador dominicano Trujillo para llevar a cabo
una invasión a Cuba para derrocar la Revolución, pilotó un avión que sobrevoló
La Habana para soltar panfletos y disparó contra la población cubana para crear
pánico. También participó en operaciones especiales para asesinar al líder
Fidel Castro (el desvalijo económico que enfrentaba en los últimos años, la
muerte de varios familiares, y quizás la pesadilla de su traición, lo llevó al
suicidio en Miami en el año 2008_aunque la verdad de su muerte no se sabe). El
segundo ejemplo, Hubert Matos, logró fugazmente los grados de Comandante, por
una coyuntura de urgencias, intentó (con simples ínfulas de superioridad y
buscador de protagonismo inmerecido) establecer su propia jefatura junto a
otros de sus seguidores en Camagüey. Fue encarcelado después de haberse sometido
a un proceso judicial por traidor y al cumplir su condena viajó a los Estados
Unidos, donde se incorporó a organizaciones anticubanas y aún mantiene su
activismo contrarrevolucionario.
Pero
también se usaron a expropiados latifundistas, esbirros y asesinos batistianos para
crear el caos y la desestabilización mediante el bandolerismo: las bandas de
alzados, infiltradas en Cuba, operativas en diferentes zonas montañosas del
país, sirvieron para sembrar el terror con el asesinato a campesinos y alfabetizadores,
la violación a mujeres de las zonas rurales y el robo de los escasos bienes de
los pobladores. A lo anterior le acompañó las agresiones con constantes
incursiones aéreas y marítimas desde territorio estadounidense hacia dentro del
espacio nacional cubano; ametrallamiento a la población civil cubana de costas,
zonas rurales y centrales azucareros, quemas de campos de caña, entre otras.
El
enemigo no descansó, sino que llevó la acción de la contrarrevolución a la
ciudad, con actos de sabotajes a objetivos sociales y económicos. “El imperialismo se convirtió en
jefe de la contrarrevolución…” (1)
La
creación de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y la preparación de
la población en la vigilancia tuvo como objetivo inicial el desarticular los
grupúsculos que tenían como misión realizar atentados contra la economía
cubana, descubrir las infiltraciones de mercenarios por costas cubanas y la
introducción de armamentos para las bandas contrarrevolucionarias alzadas en
las montañas del Escambray (Villa Clara) y la sierra de los Órganos (Pinar del
Río) y combatir las bandas de contrarrevolucionarios financiadas por EUA que
operaban en la ciudad (La Habana, Pinar del Río, Santiago de Cuba y Camagüey,
principalmente).
Sin
embargo, la Revolución tuvo la respuesta acertada en el apoyo de la población a
las medidas tomadas, las cuales ayudaron a la liquidación de dichas bandas
alzadas.
El
Comandante Fidel Castro alertó sobre la posición que adoptaría el enemigo de la
Revolución: “La minoría privilegiada y los grandes
intereses afectados por la Revolución se han esforzado extraordinariamente para
conseguir que los propios beneficiados de la Revolución, que los hombres y las
mujeres liberados por la Revolución, conspiren contra la Revolución; que el
pueblo libertado por la Revolución se ponga contra su Revolución.” (1)
También,
fue el primero en definir con un acertado epíteto toda la despreciable actitud
de quienes prefirieron prestarle servicios al mayor enemigo del pueblo cubano: “La contrarrevolución cuenta con todos
los parásitos y con toda la escoria social…
“(…)
“Quizás ese sea el mayor mérito de
nuestra Revolución; quizás ese sea el mayor mérito que la historia reconozca a
nuestra Revolución; que no se enfrenta a un enemigo pequeño, sino a un enemigo
muy poderoso, y ese enemigo poderoso (se refiere a Estados Unidos) ha
sido el encargado de “revolver la gusanera”
aquí en nuestro país agitado. Y los gusanos se han removido, los gusanos se han agitado. (1)
El triunfo de la Revolución cubana
fue un directo y duro golpe a los ojos del imperialismo yanqui (la potencia más
fuerte del mundo) y éste no pudo detener el nacimiento de un nuevo sistema que
liberó a la Isla de continuar siendo una neocolonia del control y dominio del
Tío Sam. El proceso de transformación de Cuba hacia un sistema
político-económico diferente enalteció el miedo del vecino del norte, porque el
ejemplo de la Isla se podía convertir en un haz de luz para otros pueblos (como
así ocurrió). A noventa millas, no solo se fraguaron estrategias de cómo
derrocar la Revolución militarmente, incluyendo el apoyo de todo tipo a grupos
de infiltrados; sino que la guerra sucia sostenía todo tipo de pérfidas
estratagemas, incluyendo leyes hostiles como la Torricelli, la Helms-Burton o
la de Ajuste Cubano y el amparó a criminales como Luis Posada Carriles y Luis
Orlando Bosch.
El imperialismo comprendió que la
Revolución no podía ser detenida, a no ser que fuese desangrada desde dentro,
utilizando a la escoria social para cumplir sus fines; para eso la asesora, los
financia y los apertrecha de todo lo que fuese necesario; incluso, les provee
del guión a ser utilizado para atacar los posibles puntos vulnerables de la
Revolución.
Ha sido el pueblo revolucionario
quien ha hecho suyo el calificativo de ¡Gusanos!
para denominar a esa lacra social. Con superficial facilismo se ha criticado al
pueblo cubano cuando levantó el lema: ¡Pim Pom Fuera, abajo la gusanera!
(cuando sancionó con gritos a los que se fueron por el Mariel).
La prensa extranjera capitalista
nunca dio los verdaderos elementos que llevaron a ese éxodo ni a esa condena
que el pueblo dio a esos emigrados. Pero fueron villanos y traidores quienes
participaron de forma violenta en la toma de la embajada del Perú. No fue una
sola vez el intento de penetrar la embajada del Perú por parte de escorias,
sino varias y siempre fue el gobierno revolucionario de Cuba quien resolvió el
problema. Siempre se alertó a dicho país sobre las posibles nefastas
consecuencias por el sostenimiento de actitudes indulgentes de la embajada
hacia los agresores. Dichos personeros no eran trabajadores, ni intelectuales o
campesinos honestos; sino escorias eran los únicos que se atrevían a dichos
allanamientos. Sí, las consecuencias finales fueron desastrosas en toda su
expresión.
Como bien
expresó Fidel en su discurso del primero de mayo: “Nosotros sabíamos que cuando se retirara la custodia, tan
pronto el lumpen supiera que no había custodia se llenaba la embajada de
lumpen. Y así ocurrió exactamente. Podría decirse que el lumpen hizo lo que se
esperaba que hiciera”. (2)
Lo peor es que junto al lumpen,
también se aprovecharon todos aquellos solapados que se sumaron para lograr la
salida del país a través del puerto del Mariel, en La Habana, sin reparar que
la excusa utilizada había sido vil.
La medida de
apertura del Mariel dio al traste que se descorcharan los simuladores, los
tapaditos, los que hasta ese momento llevaban una doble vida política; esos
fueron los que más irritación provocaron a la población revolucionaria, porque
no tuvieron el valor de ser sinceros ni consigo mismo. Se dejaron empujar por
las promesas de lentejuelas, por el mundo de las oportunidades del mercado y
donde las ansias de enriquecimiento hacen al hombre individualista,
convirtiéndolo en el propio enemigo del hombre.
Los privilegios promulgados en la Ley de Ajuste para
los cubanos que llegan a las costas estadounidenses, motivaron mucho más a la
delincuencia a cometer fechorías de todo tipo, como las vividas antes de la
famosa crisis de los balseros de 1994: secuestros de aviones, barcos de
pesca, ferrocementos, remolcadores; ninguno exento de poner en peligro vidas
humanas (incluyendo niños y mujeres) y donde se llegó hasta el asesinato: de
ejemplo está el suboficial de la policía Gabriel Lamonth Caballero, quién
intentaba impedir el rapto de una embarcación y es ultimado por los
delincuentes.
¿Cómo llamar a esos personeros con
conducta belicosa, irresponsable, antisocial, individualista, agresiva, que se
lanzaron al secuestro con la exposición al peligro de niños, mujeres y hombres?
¿Cómo llamar a esos oportunistas con ansias de riquezas prometidas desde el
extranjero, más cuando la riqueza se prometía a cambio de actos vandálicos o la
promulgación de mentiras? Por supuesto: ¡GUSANOS!
El
imperialismo continuó respondiendo con campañas difamatorias a través de los
monopolios mediáticos, se omitió la verdad de los hechos y se manipuló con un
diluvio de calumnias para trastocar la opinión pública internacional.
¿Con cuántos tipos de
pérfidos cotilleos y difamaciones contra la Revolución cubana y sus líderes la
prensa capitalista ha estado engatusando? Con miles de miles. Se puede recordar
el chismorreo que sostuvieron hasta hace pocos años atrás, a través de la
revista Forbes (una de las vías difamatorias) donde adjudicaban a Fidel Castro
la propiedad de fortunas que nunca se atrevieron a probar porque la
maledicencia descansaba sólo en puras especulaciones. La
lección dice que “quien tiene
sucia el alma, anda siempre retorciendo”.
La política hostil contra Cuba está para desdibujar en
la opinión pública las conquistas sociales alcanzadas por la Revolución,
puestas todas en función del beneficio de todos. Para eso era necesario
sobredimensionar algún epifenómeno y el más posible a manejar era una “existente división en la sociedad cubana”, dada por el
descontento a la labor desarrollada por sus líderes y demandas existentes a la
carencia de bienes materiales. La única manera de lograr el objetivo era
dándole mayor protagonismo a la contrarrevolución interna, financiándola y
haciéndoles mayores promesas.
Como reza el proverbio: “Roma paga a los traidores, pero los detesta”. Fidel ha sido capaz
de alertar sobre la manipulación imperialista y los sueños de poderío de la
contrarrevolución: “Y los gusanos han llegado a creerse, de veras, que algún día sus amos
imperiales los pondrán aquí otra vez con una banderita que pretenda ser enseña
nacional, con un himno que pretenda ser himno de la patria, y con un colorcito
en el mapa para alentar la ficción de que los gusanos gobiernan y de que los gusanos mandan.” (1)
Hoy
en día, la fórmula postiza de la disidencia en su monomanía de cumplir las
órdenes del imperialismo es hacer creen que son escuchados en la sociedad
cubana y que la Revolución tienen sus días contados.
Esta
minúscula “disidencia”, erigida por los monopolios como los “patrióticos héroes
que se levantan estoicamente contra el régimen castrista”, puede contar con asistencia financiera
desde la Oficina de Intereses de Estados Unidos y otras embajadas europeas en
La Habana; pero la realidad cubana demuestra que no son más que infladores
de telarañas, tergiversando los problemas fácticos de Cuba, para enarbolar campañas
contrarrevolucionarias por el ciberespacio y los medios internacionales.
¿Quiénes
son los “disidentes”? Las Damas de Blanco, Cuba Independiente y Democrática (CID), el
Movimiento Cristiano de Liberación (creado por Osvaldo Payá, fallecido en el
accidente provocado por el líder del Partido Popular, Ángel Carromero), FLAMUR,
el Movimiento Independiente Opción Alternativa (MIOA) o el Movimiento Nacional
de Resistencia Cívica Pedro Luis Boitel (la mayoría formados por
cuatro-en-un-sofá), entre otros sueltos de la camada (como Yoani Sánchez, Antunez,
Darsy Ferrer, etc, son la tan cacareada
mediáticamente oposición. Simples personeros que han puesto precio (en moneda
dura extranjera) a sus melodramas de “combatientes por la libertad y la
democracia en Cuba”.
La
contrarrevolución somete, como vulgares ambiciosos, el amor patrio al interés
personal. A estos gorrones le diremos como dijo José Martí: “… a
linderos, o a olimpos, y a alzacolas, -les diremos:- "Mienten".
(3)
Lo que enerva
la rabia imperial es que Cuba ya no es su traspatio para el lavado de dinero en
casinos, que en el sistema socialista cubano no se prolifera la euforia de
nacionalismo con dotes de superioridad universal como el caso de Estados Unidos
y en segundo plano Europa (los cuales siguen viendo a los continentes de
América, Asia y África como poblaciones residuales que solo existen para
proveerles de los recursos necesarios para fetichizar sus sistemas consumistas
y de explotación). Tampoco, el proceso cubano de enseñanza ni de programación
cultural son prisioneros de la competencia del mercado, ni se privatizan dichos
sectores para satisfacer el enriquecimiento de pocos. Además, dentro de la
formación cultural no se proclaman como válidos los actos vandálicos,
agresivos; ya que nunca ha creado una política intervencionista, hegemonista,
injerencista, guerrerista, xenófoba o discriminatoria donde las naciones
subdesarrolladas solo son vistas como laboratorios de guerra, para golpes de
estados y/o zonas francas para el lavado de dinero por el tráfico de narcos y
seres humanos. En Cuba no se montan operativos de espionajes a otros países con
aviones de vigilancia (SR-71), ni se condena la economía de otros países al
fracaso por medio de la guerra bacteriológica. Tampoco ha instalado una
ofensiva radial difamatoria, ni fomenta la marginalidad cultural con el
desarraigo de las autóctonas para fertilizar las exógenas (creando conflictos
culturales entre naciones y/o generaciones).
En Cuba la
salud del pueblo no es un negocio privado; ni la policía responde a los
intereses de inversionistas o políticos amasados en la corrupción, ni propina
golpizas con porras o balas de goma.
En Cuba no se
confunde la libertad ciudadana con la venta lícita de armas o drogas, ni con el
tráfico de órganos humanos ni con el negocio de la prostitución, donde la
agresividad en escuelas e institutos es política de subsistencia individual o
de aniquilamiento en los Estados Unidos. Tampoco es práctica la proliferación
de enfrentamientos de grupos políticos o sectores con el objetivo de reducir la
participación de los actores sociales; sino que tiene constituido la
integración de todos los pobladores en el desarrollo del sistema como forma de
incorporar a cada ciudadano en la búsqueda de soluciones a las dificultades que
afronta la sociedad y la dirección del país: dentro del proceso electoral
cubano, hasta un disidente tiene la posibilidad de ser elegido en una asamblea para
precandidato o candidato a delegado del Poder Popular y el Parlamento Nacional,
si éste adquiere la votación necesaria de los electores en cada escaño, (pero
solo ellos mismos con sus conductas se excluyen).
La política
del gobierno estadounidense es utilizar a su beneficio a todo aquel que se
venda con tal de cavilar complots, que muy bien manipuladas por la prensa,
ofrezcan a la vista internacional un ámbito de irregularidades en Cuba y su
proceso social socialista, exponiendo a sus actores en situaciones de
confrontación con la sociedad y el gobierno, es crear “héroes y sacrificios”
falsificados.
Pero la piedra angular que han encontrado en su camino el
imperialismo y la contrarrevolución es el pueblo unido, así lo dijo Fidel: “Era imposible
que los gusanos y los parásitos pudieran moverse si el
pueblo, el pueblo, que sabe demasiado bien quiénes son los gusanos y quiénes son
los parásitos, los vigilaba por sí mismo. Y eso era con lo que no había contado
el imperialismo, eso era con lo que no había contado la Agencia Central de
Inteligencia yanqui. Con lo que no había contado es que frente a sus propósitos
criminales, frente a sus propósitos contrarrevolucionarios, iba a encontrarse
un pueblo vigilante. Y esa es otra de las lecciones que el pueblo de Cuba le ha
dado al imperialismo” (4)
Tanto los
contrarrevolucionarios que vinieron de mercenarios en Girón, creyéndose que
serían esperados con los brazos abiertos y glorificados como patriotas, como la
contrarrevolución actual, no logra comprender la gran diferencia entre el antes
y el después de 1959 para Cuba. Ni la contrarrevolución ni sus amos comprenden
que nuestro camino no está en copiar o seguir las fórmulas de la cuestionada
“democracia” del Tío Sam. Cuba
tiene su propio camino y su democracia se encamina con el pueblo, por el
pueblo y para el pueblo. La contrarrevolución no logra comprender ni entender
el significado martiano de “con todos y para el bien de todos” y creen los
cantos imperialistas sobre la imposibilidad de construir un mundo diferente,
nuevo. Les han hecho creer en la filosofía del capital, sin posibilidad de otro
futuro, como expresó el comandante Fidel: [.....] Eso no lo saben los gusanos, porque ellos
creen que una sociedad es algo dividido entre gente infeliz y destinada a ser
siempre infeliz, y gente privilegiada, gente inteligente, gente “bicha”,
destinada a vivir bien, sin importarles un comino cuántos se acuestan sin
comer, cuántos son analfabetos, cuántos están muriéndose sin tener un médico. (5)
En Cuba nunca
se ha tenido miedo a disentir y el compañero Raúl Castro siempre ha estimulado
a la práctica de la crítica constructiva y sincera. Diferir no es sinónimo de
engañar. No es manipular diversas situaciones para transformarlas en
conflictos.
La ambición y la intriga abusan de la
credulidad y se empuja sublimemente a que otros adopten como posibles
realidades los cantos de sirenas del capitalismo, a tomar la licencia por
libertad, a confundir la traición por patriotismo o la venganza por la
justicia. Por tanto, ¿Quién es el manipulador, Cuba con la trasmisión
generacional de defender su independencia y autodeterminación (aun con las dificultades
de acceso a internet) o ese sistema al cual los Yoani, Escobar, Antúnez y otros
pocos se pliegan por percibir remesas metálicas a cambio de engañar a sus
coterráneos y resto del mundo?
Las
mentiras pululadas por la contrarrevolución han sido fabricadas desde el
exterior o desde la propia SINA (Oficina de Intereses de Estados Unidos en La
Habana); incluso, se ha conocido a
través de Wikileaks todos los treque manejes armados en este último lugar y
que exponen bien claro quienes son los que conforman la llamada “disidencia”.
Lo que intenta desvirtuar la prensa
capitalista es la existencia del pueblo cubano como producto de la consciencia
revolucionaria, condenando a los mohatreros procreados por el imperialismo en
algunos miembros de nuestra propia sociedad. Por eso, esta actitud denigrante, servil, oportunista y mercenaria
de esta minúscula caterva no merece que se le llame con paternalismo ni
indulgencia. No son meros disidentes. ¡Son
Gusanos!
La traición la
emplean únicamente aquellos que no han llegado a comprender el gran tesoro que
se posee siendo dueño de una conciencia honrada y pura. (6)
(1) DISCURSO DE
FIDEL DADO EN LA PLAZA DE LA REVOLUCIÓN “JOSÉ MARTI”, EL 2 DE ENERO DE 1961
(2)
DISCURSO
PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL
COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA Y PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO
Y DE MINISTROS, EN EL ACTO CONMEMORATIVO DEL PRIMERO DE MAYO, EFECTUADO EN LA
PLAZA DE LA REVOLUCION "JOSE MARTI", EL 1º DE MAYO DE 1980, "AÑO
DEL SEGUNDO CONGRESO".
(3) Intervención de José Martí, cuando fue invitado
por el Club Ignacio Agramonte de Tampa, para tomar parte en una gran fiesta de
carácter artístico literario a beneficio del Club, Martí llegó por primera vez
a Tampa a medianoche del 25 de noviembre, y el día 26 pronunció en el Liceo
Cubano de esa ciudad el discurso que es conocido por Con todos y para el bien
de todos. El discurso fue tomado taquigráficamente por Francisco María
González, lector del taller de Eduardo H. Gato, do Cayo Hueso. Reproducido en
hoja suelta con el título Por Cuba y para Cuba, el discurso provocó el conocido
incidente entre Enrique Collazo y Martí. (Nota publicada en las Obras
Completas).
(4) DISCURSO DE FIDEL, COMO PRIMER MINISTRO DEL
GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA PRIMERA GRAN ASAMBLEA DE LOS COMITÉS DE DEFENSA
DE LA REVOLUCIÓN, EN LA PLAZA DE LA REVOLUCIÓN “JOSÉ MARTI”, EL 28 DE
SEPTIEMBRE DE 1961.
(5) EL SEGUNDO ANIVERSARIO DE LA VICTORIA DE PLAYA
GIRÓN, EN EL TEATRO “CHAPLIN” DE MIRAMAR, EL 19 DE ABRIL DE 1963.
(6) Vicente Espinel (escritor y músico español del siglo XVI).
Enlaces a
webs:
http://www.cuba.cu/gobierno/documentos/1999/esp/e040399e.html
¿Quiénes son los disidentes y presos políticos en Cuba?
http://wikileaks.org/cable/2008/07/08HAVANA613.html
Cable de la SINA revelado por wikileaks sobre las Damas de Blanco.
http://www.cubadebate.cu/noticias/2011/09/04/escandalosas-revelaciones-en-wikileaks-obama-nunca-respondio-entrevista-de-yoani-sanchez/
Falsa entrevista de Yoani Sánchez a Obama.
En Cuba no
se “va a representar a ningún interés particular, sino de la sociedad". http://cubainformacion.tv/index.php/economia/46562-en-cuba-no-se-va-a-representar-a-ningun-interes-particular-sino-de-la-sociedad
http://www.lajiribilla.cu/2011/n530_07/530_17.html
Subvención para la subversión
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