Por Arthur González.
Aunque el gobierno de Cuba introduzca de
forma continuada cambios para hacer su sistema más viable, moderno y con
mayor semejanza al resto de los países de la región, la
contrarrevolución al servicio de Estados Unidos mantiene una actitud
negativa, a pesar de que muchos de esos cambios los benefició. Un
ejemplo de ello fue la actualización de la política migratoria.
Precisamente esas transformaciones de la
Ley Migratoria les permitió viajar con entera libertad a Estados Unidos y
a Europa, donde han recibido preparación especializada en temas
subversivos para derrocar a la Revolución, como son la llamada lucha no
violenta, desobediencia civil, uso de las nuevas tecnologías de la
informática y las comunicaciones, cómo conformar partidos de oposición,
cursos de liderazgo y otros que le dieron resultado en los países de
Europa del Este, como aseguró la precandidata presidencial Hillary
Clinton el 01.09.2015 durante su discurso en Miami.
Otras medidas que marcan la diferencia de la actualidad cubana fue la ampliación del trabajo privado, incluida la apertura de tiendas, talleres de servicios varios, venta de productos del agro y otros servicios directos a la red hotelera, la compra y venta de casas, y muchas medidas más, pero ante esos nuevos pasos siempre surge la crítica mordaz de los que se oponen a una mejora del sistema, a pesar de que se pasan día y la noche exigiéndolos y al verlos materializados desbordan su veneno como barreras a todo cambio.
El hecho más reciente que ilustra la posición de la contrarrevolución asalariada es su cuestionamiento a la decisión del Ministerio de Salud de permitir que el personal de ese sector que está fuera del país, pueda reincorporarse al ejercicio de su profesión en Cuba si lo desean, algo que era imposible hasta la fecha. De inmediato comenzaron los latigazos contra la medida por parte de algunos de los asalariados de Washington que siempre ven el panorama sombrío, a partir de su mala vibra.
Desde el inicio del proceso revolucionario cubano en 1959, el gobierno de Estados Unidos fomentó la salida del país de médicos y otros profesionales, con el propósito de evitar el desarrollo del sistema socialista que se abría paso con mejoras sociales para toda la población, ofertándoles plazas en instituciones norteamericanas,
Como resultado salieron de Cuba 3 mil médicos de los más calificados que sumaban la mitad de la masa existente de esos profesionales, en momentos en que el gobierno revolucionario iniciaba los cambios radicales en el sistema de salud, con la eliminación del pago por la asistencia médica y la ampliación de esos servicios hasta las zona rurales más recónditas que jamás había conocido a un médico, pues antes de 1959 en los campos cubanos solo existía un hospital maltrecho con 10 camas y sin médico.
No hartos de tantas acciones contra ese sector cubano y para dañar una obra humanitaria reconocida mundialmente, el gobierno de Estados Unidos aprobó en el año 2006 otra medida para sustraer especialistas de la salud de Cuba, conocido como “Cuban Medical Professional Parole”.
Ese programa ejecutado por el Departamento de Estado persigue la deserción de médicos, estomatólogos, técnicos y enfermeros que integran las brigadas médicas de solidaridad cubana en el mundo.
Evidencia de esa acción contra Cuba es un cable confidencial elaborado por la embajada estadounidense en Caracas, Venezuela, dado a conocer en el sitio Wikileaks, el cual arroja otros detalles, como que las oficinas diplomáticas facilitan el transporte a Miami en aviones especiales a quienes se acojan al programa.
Desde Miami, supuestas “Organizaciones No Gubernamentales” también apoyan ese programa, especialmente la denominada “Solidaridad sin Fronteras”, que denominan “Barrio Afuera”, y en su página Web facilitan las planillas que deben rellenar los interesados, brindándoles las direcciones de consulados y embajadas de EE.UU. a los que pueden acudir.
No obstante la hiel destilada por los que sufren amargamente los avances de Cuba, su gobierno sigue adelante con el programa de actualización del sistema abriéndose más al mundo, demostrando la fortaleza de sus ideas al compartir lo que tiene con los más necesitados, en un mundo capitalista que solo ve en la medicina un gran negocio y no como preocupación permanente por el bienestar de los pueblos.
A esos asalariados del odio, hay que recordarles lo que José Martí expresó: "El odio es un tósigo: ofusca, si no mata a aquel a quien invade”.
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