Raúl Castro y el Papa Francisco en el Vaticano. |
Por Iroel Sánchez
En Cuba se espera al Papa Francisco
el ya cercano 19 de septiembre. Los altares están casi listos en las
plazas de la Revolución de La Habana y Holguín y otros lugares como el
Centro Cultural Félix Varela, la Catedral de La Habana y el Santuario
nacional de la Virgen de la Caridad del Cobre se engalanan para la
ocasión.
Francisco es el tercer Papa que visita Cuba
en un plazo de poco más de 16 años, un privilegio con el que sólo ha
contado en Latinoamérica Brasil, país de mayor población católica en el
mundo. Los antecesores de Francisco, Juan Pablo II y Benedicto XVI,
fueron recibidos con respeto por el gobierno y el pueblo cubanos. Su
presencia sirvió a un progresivo mejoramiento de las relaciones entre la
Iglesia católica y el estado cubano, ambos condenaron el bloqueo de
Estados Unidos contra la Isla y desafiaron las presiones desde
Washington y Miami para que esas visitas no se produjeran.
Para el viaje de Benedicto XVI en 2012, el Directorio Democrático Cubano (DDC), una organización que recibe fondos federales estadounidenses pero con vínculos muy claros con el terrorismo
envió emisarios a la Isla para provocar disturbios. Estos emisarios
-de nacionalidad mexicana- contaron su tarea ante las cámaras de la
televisión cubana e identificaron a sus contratistas en Miami, así como a
los “disidentes pacíficos” que debían contactar en Cuba. (Ver video)
El intento de ocupar una iglesia
por miembros de un llamado Partido Republicano Cubano con sede en Miami
que concluyó en el ridículo y rechazado por la jerarquía católica de la
Isla y un provocador que aprovechó un minuto de silencio durante la
ceremonia religiosa de Santiago de Cuba para violar el perímetro de
seguridad del pontífice y que terminó siendo premiado con una visa del
gobierno norteamericano para residir en EE.UU. fue lo único que consiguieron los saboteadores después de tanto dinero y declaraciones en la prensa miamiense.
Francisco, por su origen latinoamericano, sus posturas explícitas en defensa del medio ambiente, sus fuertes críticas a la exclusión y la pobreza provocadas por el capitalismo
y su gestión exitosa a favor de un acercamiento entre Washington y La
Habana y por un intercambio de prisioneros que permitió la liberación de
los Cinco cubanos presos en EE.UU., que el pueblo de Cuba reclamó durante más de quince años, es esperado en la Isla con mucha simpatía.
Tanto Francisco como el cardenal cubano
Jaime Ortega y la Iglesia católica en general han sido atacados por
sectores extremistas opuestos a las relaciones entre Cuba y Estados
Unidos que paradójicamente reciben dinero del gobierno norteamericano.
En esa cuerda, Alen Lauzán, el caricaturista que la USAID contrató para redactar los mensajes del tristemente célebre ZunZuneo ha llegado a dibujar a una virgen virgen católica en el papel de prostituta (ver http://alen-lauzan.blogspot.com/2012/03/cuba-fumando-espera.html). Lauzán funge como colaborador pagado de la publicación Diario de Cuba, también financiada por el gobierno estadounidense.
Diario de Cuba azuzó el ataque contra el cardenal Ortega cuando éste fue emboscado por “disidentes”
en una recepción el pasado 4 de julio en la residencia del entonces
Jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba.
“Exprisioneros le recriminaron sus declaraciones en una recepción
organizada por EEUU y el cardenal respondió con ‘amenazas’ y ataques a
la ‘prensa de la gusanera'”, mintió entonces la publicación financiada
por la National Endownment for Democracy, fabricando declaraciones que
la Iglesia desmintió e intentando presentar a la atención del Papa una lista de “presos políticos” donde destacan culpables de conocidos actos terroristas que han costado vidas de cubanos y extranjeros.
Tras los acontecimientos del 17 de
diciembre de 2014 y el inicio de un proceso hacia la normalización de
relaciones entre Cuba y Estados Unidos los sectores que han vivido de la
hostilidad entre ambos países no han cesado de urdir provocaciones para
obstaculizar el acercamiento. Desde Miami los congresistas Marco Rubio,
Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz Balart y el ex representante a la
Cámara Lincoln Díaz Balart, trataron de gestar una situación violenta que
hiciera imposible la reunión de los Presidentes Raúl Castro y Barack
Obama en la Cumbre de las Américas de Panamá enviando allí al conocido
agente de la CIA, partícipe del asesinato del Comandante Che Guevara,
Félix Rodríguez Mendigutía.
Aunque la política de los Estados Unidos
parece estar más dirigida ahora a estructurar un “centro” político que
creen les puede ser más útil en las nuevas circunstancias, no se ha
desembarazado de un sector que está muy vinculado con esa extrema
derecha miamense y que -al servicio de aquella- está tratando
constantemente de torpedear las relaciones entre ambos países. De hecho,
varios de estos “disidentes” fueron invitados y saludados muy
brevemente en la recepción que ofreció el Secretario de Estado
norteamericano John Kerry poco antes de concluir su
visita a Cuba para dejar inaugurada la embajada de Estados Unidos en La
Habana y algunos, obedeciendo instrucciones de sus jefes en Miami, no
asistieron.
Como mismo intentaron de cara a la visita de Benedicto XVI y más recientemente con el viaje a la Isla de Kerry, la admiradora de la Cuba de Fulgencio Batista – según ella “una joya de oro”-, Berta Soler, y el amigo de John McCain y sus revoluciones de colores, Antonio Rodiles,
se alistan a cumplir el encargo de la extrema derecha miamense:
sabotear la visita del Papa Francisco. Una vez más el ridículo les
espera.
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