miércoles, 9 de septiembre de 2015

Venezuela y Colombia por una frontera de paz

Venezuela y Colombia por una frontera de paz


Contrabando de extracción, secuestro, prostitución, tráfico de narcóticos, de personas, de armas, de combustible, son algunas de las denuncias que ha hecho Venezuela y que le obligó a cerrar la frontera terrestre con Colombia por el estado Táchira y Zulia, indefinidamente, hasta tanto no se restablezca la paz y la convivencia sana entre países hermanos.
 


Tomado de TeleSur.




Desde que el 20 de agosto pasado Venezuela decidió cerrar su paso fronterizo terrestre con Colombia por el estado Táchira (suroccidente), y más recientemente en Zulia (noroccidente), muchos han sido los ataques contra la administración de Caracas.
Bogotá ha acusado al Gobierno venezolano de supuestas violaciones a los derechos humanos, por la repatriación de ciudadanos colombianos que vivían en una situación irregular en la línea fronteriza.
Pero lo que Colombia no dice es que en esta zona hay una intensa actividad delincuencial y paramilitar, que no sólo ha afectado a su lado, sino que ya comienza a socavar las bases mismas de la economía y el convivir.
La recuperación de la tranquilidad y la construcción de una frontera de paz con Colombia es la apuesta de Venezuela. Te explicamos por qué se cerró y cuál es la propuesta.
¿Por qué?         
 “Se nos pudrió la frontera con Colombia”, dijo recientemente el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en una rueda de prensa con medios internacionales en el Palacio de Miraflores. Cuando dio estas declaraciones, no había pasado una semana desde que su Gobierno cerrara el paso fronterizo terrestre y decretara el estado de excepción en varios municipios del estado Táchira, colindante con ese país.
¿La razón? Un ataque por la espalda de un comando paramilitar contra tres efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) el pasado 19 de agosto, que los dejó gravemente heridos y en terapia intensiva en un hospital local.
Pero este ataque es sólo la punta del iceberg de un problema mucho más profundo. Venezuela, desde hace varios años, ha venido denunciando la presencia de grupos paramilitares de extrema derecha en su territorio, trasladados desde Colombia con fines políticos y económicos.
Tres semanas después hizo lo mismo en el paso fronterizo de Paraguachón, en el estado Zulia, en plena Guajira colombo-venezolana.
En mayo de 2004, el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, denunció al mundo la presencia de un ejército paramilitar en la finca Daktari, en el municipio El Hatillo del estado Miranda (centro-norte). El objetivo de este escuadrón era el asesinato de Chávez.
En total eran 116 hombres, todos colombianos, vestidos con uniformes militares venezolanos y con armas de guerra.
Eran los ejecutores de un plan de magnicidio ideado en el eje Caracas-Bogotá-Miami. De hecho, el terreno donde se entrenaban y escondían era propiedad del cubano Robert Alonso, hermano de la actriz cubano-venezolana María Conchita Alonso, reconocida reaccionaria y que, once años después, vuelve a aparecer en los titulares de prensa, otra vez por su relación con estos grupos armados al margen de la ley.
En esa oportunidad, Chávez deportó a los paramilitares y se los entregó al para entonces presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, para que la justicia de ese país se encargara de ellos.
Hoy, en 2015, Caracas sigue denunciando la presencia paramilitar colombiana en su territorio, ya no sólo con fines políticos, sino como la punta de lanza de la guerra económica que enfrenta este país desde hace varios años, y que se ha recrudecido desde la desaparición física del Comandante Chávez.
Delincuencia, paramilitarismo y contrabando
 
La frontera de paz.
La intención de la intervención en la frontera es construir espacios de paz, erradicando la presencia de grupos al margen de la ley, con el afianzamiento de la presencia del Estado y el desarrollo socio-cultural de toda la línea fronteriza.
 

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