Por José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.
Un
mensaje recorre los grandes medios internacionales: en su próximo viaje a Cuba,
el Presidente de EEUU Barack Obama llevará un mensaje de exigencia y presión a
Raúl Castro para que respete los “derechos humanos” (1).
Pero, ¿es esto cierto? ¿O
responde solo a la reproducción mimética, por parte de los medios, de la
propaganda de la Casa Blanca?
Recordemos
que, a propuesta de
Cuba (2), el 31 de marzo del pasado año, delegaciones de ambos gobiernos
hablaron en Washington… sobre derechos humanos (3).
Allí,
la delegación cubana fustigó
“la brutalidad y abuso policial” con patrón racista, “las limitaciones al
ejercicio de los derechos labores y libertades sindicales”, “la tortura, las
ejecuciones extrajudiciales con uso de drones”, “el espionaje y vigilancia
extraterritorial”, y tantas otras violaciones flagrantes de derechos humanos en
EEUU (4).
Si,
en su viaje a La Habana, su deseo es repasar la agenda de “derechos humanos”,
Obama deberá responder a las mismas demandas.
Sin
embargo ¿hemos leído algo de esto en los grandes medios? Ni una palabra. Por el
contrario, la llamada “prensa liberal”, que respalda la política de soft power
de Obama, ha recuperado su tradicional agresividad contra Cuba. “The New York
Times”, cuyas editoriales prepararon estratégicamente el terreno a la Casa
Blanca para su acercamiento a La Habana, hacía proclama, hace unos días, de la
clásica arrogancia intervencionista estadounidense. En un editorial titulado
“Obama debe promover la democracia en su visita a Cuba”, sentenciaba que el
presidente “debería impulsar a Raúl Castro (…) a que siente las bases para una
transición”, porque en Cuba sus líderes “no rinden cuentas al pueblo” y dirigen
“el país como un estado policiaco” (5).
El
diario español “El País”, en un editorial titulado “El régimen castrista debe
dar pasos concretos de apertura tras la normalización de relaciones con EEUU”
(6), repetía la propaganda clásica de la Casa Blanca: Obama “viajará a la isla
para promover `los esfuerzos y avances que mejoren la vida de los cubanos´”,
mientras Cuba, “ha dado escasas muestras de cambio y apertura real”.
Canales
como “CNN en español”, otro peso pesado de la artillería mediática “liberal”,
daba la palabra a diferentes funcionarios norteamericanos, para reforzar el
mismo mensaje. Por ejemplo, entrevistaba en profundidad al embajador de Estados
Unidos en Chile, Michael Hammer, que afirmaba, sobre Cuba: “No es una
democracia. Hay mucho por hacer. Esperemos que algún día esto se pueda realizar
(sic), y nosotros, a través de esta apertura, estamos intentando apoyar al
pueblo cubano en sus aspiraciones” (7).
Otro
mensaje repetido hasta la saciedad es que Obama se reunirá en la Isla con la
llamada “disidencia” (8), presentada como supuesta “sociedad civil” cubana (9). Curiosa “sociedad civil” que es
financiada con 20 millones de dólares que cada año aprueba la Cámara de
Representantes de EEUU (10) y
que, según informes de la propia diplomacia estadunidense, no tiene el más
mínimo respaldo social (11).
Por
otro lado, los medios abiertamente conservadores, como la Cadena Fox (12), El
Nuevo Herald (13), The Washington Post (14), ABC (15) o El Mundo (16), servían
de altavoz de las denuncias e insultos a Obama, desde las filas del Partido
Republicano y de la ultraderecha de Miami (17), o desde colectivos como las
llamadas “Damas de Blanco” (18), para quienes el citado viaje constituye,
sencillamente, una traición política. En varias televisiones escuchábamos a Ted
Cruz, candidato republicano: "El régimen cubano es aliado de Corea del
Norte y otros de nuestros enemigos, y Obama ha regalado un salvavidas a los
Castro dándoles millones de dólares que solo usarán para atacar los intereses
norteamericanos". "Mi problema con los cambios hacia Cuba –afirmaba
Marco Rubio, otro de los candidatos- es que no se le pide nada a cambio al
régimen cubano. Sigue siendo tan represivo hoy como siempre" (19).
Decenas
de notas, noticias, crónicas, reportajes. Y, además, tertulias radiales y
televisivas, e incontables artículos de opinión (20). Unos, para apoyar el
viaje de Obama (21), otros para criticarlo (22). Pero todos –casi sin
excepción- con el mismo mensaje: Obama deberá presionar, exigir al Gobierno de
Raúl Castro “democracia” y “derechos humanos”, según el estándar avalado por el
poder político occidental.
Una
nueva lección de qué se entiende por pluralismo informativo y libertad de
expresión dentro del actual modelo hegemónico de prensa.
Un modelo cada día menos informativo, y cada día más cercano a una simple
propaganda de guerra.
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