Por Percy Francisco Alvarado Godoy.
El anunció de Obama en el día de hoy sobre su próxima
visita a Cuba entre los días 21 y 22 de marzo, no solo era esperado por muchos,
sino también ha provocado controvertidas reacciones. Para los más, este gesto
es visto como un paso más del proceso de acercamiento diplomático entre las dos
naciones. Para otros, los menos –involucrados directamente en la guerra
ideológica anticubana– resulta más que una ofensa imperdonable.
Al mismo tiempo que el mandatario realizaba el anuncio
por Twitter, dos funcionarios de su administración: el vocero presidencial,
John Earnest, y el vice consejero de Seguridad Nacional, Ben Rhodes,
confirmaban la noticia.
Por su parte, la cancillería cubana, declaró al mismo
tiempo: “Será una oportunidad para que el presidente Obama pueda
apreciar la realidad cubana y seguir intercambiando sobre las posibilidades de
ampliar el diálogo y la cooperación bilateral sobre temas de interés mutuo para
ambos países”
Aunque hasta el momento no se han manejado con
amplitud de detalles la agenda de Obama en Cuba, varios medios y agencias
especulan que la parte cubana, por un lado, enfatizará en dos temas
fundamentales: el levantamiento del bloqueo y la devolución a Cuba del
territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo, así como el
respeto a la gobernabilidad y la autodeterminación. Sobre el tapete perduran
las serias diferencias entre ambos gobiernos. Otros manejan el criterio
adelantado por Rhodes de que el tema de la Base de Guantánamo será soslayado en
el encuentro.
La parte norteamericana adelantó, empero, que la
agenda de Obama contempla un encuentro intergubernamental al más alto nivel,
así como con representantes de lo que EEUU entiende por sociedad civil, dejando
abierta la posibilidad de que el mandatario se reúna con varios miembros de los
grupúsculos de la contrarrevolución interna. Aunque Earnest fue enfático en que
Obama no se reunirá con Fidel, muchos ven la ocasión como posible. La agenda parece
incluir también el reclamo de la parte norteamericana de que Cuba “indemnice
a propietarios de negocios e inmuebles confiscados después de la Revolución
Cubana”.
Un tema que despierta expectativas se relaciona con
los integrantes de la comitiva de Obama en su visita a Cuba, adelantándose que
la misma estará integrada por miembros de su gabinete, varios representantes
del bipartidismo en el Congreso, así como otros invitados por definir o dar a
conocer, lo que no excluye a algunos cubano americanos cuya presencia podría
levantar polémicas en diversos medios.
Como decíamos al principio, la opinión sobre la visita
de Obama es vista positivamente por la gran mayoría de los medios y
personalidades, así como por los estadounidenses, quedándose aislados por su
rechazo e intolerancia determinados sectores políticos de extrema derecha en
EEUU, así como varios connotados contrarrevolucionarios internos y externos
coligados a estas posiciones. Todos ellos emplean los manidos argumentos de la
satanización mediática contra Cuba para sostener su desaprobación al gesto de
Obama.
Aspirantes republicanos de extrema derecha como Jeb
Bush y Marco Rubio han sido enfáticos en manifestar su desaprobación. De la
misma manera, reaccionaron airadamente los miembros de la mafia anticubana en
el Congreso, como son los casos de Ileana Ros-Lehtinen, Carlos Curbelo,
Bob Menéndez, Mario Díaz-Balart, entre otros.
No podían faltar las críticas provenientes de los
grupúsculos reaccionarios vinculados a una turbia historia de terrorismo y
subversión contra Cuba, entre los que se destacaron por su histérica reacción
los casos del terrorista Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento
Democracia; Orlando Gutiérrez Boronat, del Directorio Democrático, el también
provocador y terrorista José Basulto, de hermanos al Rescate; Alberto García
Menocal, presidente de La Peña Rosell; y Silvia G. Iriondo, presidenta de
Madres y Mujeres contra la Represión (MAR por Cuba). Otros grupúsculos y
figuras más conocidos se han abstenido de hacer declaraciones por cuanto
esperan incorporarse como invitados al evento, entre ellos la FNCA.
Los oportunistas contrarrevolucionarios internos se
encuentran divididos en sus posiciones. Unos se aferran al discurso
incriminatorio de la ultraderecha anticubana y otros ven la visita como una
forma de apalancarse mediáticamente. En este diapasón de posturas se han movido
Guillermo Fariñas, José Daniel Ferrer, Manuel Cuesta Morúa, Yoani
Sánchez, Reynaldo Escobar, Elizardo Sánchez, Dagoberto Valdés, Eduardo Cardet, Martha
Beatriz Roque Cabello, entre otros. Aún más ásperos en sus comentarios fueron
Antonio G. Rodiles y Berta Soler.
Yo me limitaré a pronosticar los que sucederá el 23 de
marzo: Obama cumplirá su agenda y habrá un encuentro forzosamente respetuoso
pues Cuba no acepta ya procónsules que vengan a dirigirla. La ultraderecha
frustrada, arremeterá con saña contra Obama y los mercenarios internos que
puedan encontrarse o no por breves minutos con el mandatario se sentirán más
defraudados que apoyados. La Revolución saldrá fortalecida en la medida en que
esta visita sirva para acercar, compartir criterios, explorar diferencias y
forjar entendimientos. El gran perdedor será el enemigo acérrimo de Cuba. Un
Obama tranquilo, forjador de un legado, habrá hecho historia. Se llevará
consigo el calor de nuestra hospitalidad y, ¿Por qué, no? …El deseo de regresar.
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