Tomado de Radio Villa Francia
Por Ana María Tijoux
El Feminismo otro
Estamos enfrentadas y
enfrentados a la inexorable violencia y vivimos tiempos muy álgidos, estamos
frente a momentos históricos donde la velocidad del mercado y la depravación de
esta no solo parece carcomer la esencia de la humanidad, tornando el mundo hacia
un oscurantismo de un fascismo exacerbado sin precedentes, si no que provoca la
tremenda barbarie de un genocidio perpetuado por siglos y siglos en contra de
la mujer. Un fascismo naturalizado, estatizado, normalizado y hasta
profundizado, la ola de violencia de esta parece tomar una envergadura de pasos
gigantes, “es un monstruo grande que pisa fuerte”, cantaban, y la historia,
nuestra historia, parece ser testigo inexorable de esto.
Me toca el privilegio de
viajar por mi trabajo y con este de observar, oír, colaborar, mirar reconocer y
reconocerme, sin embargo no existe viaje alguno donde la violencia de género no
se me refriegue en mis pliegues y no interpele mi conciencia, desde loa
compañeras y compañeros en México, antropólogos forenses que ejecutan un trabajo
milimétrico, de reconocimiento de osamentas de miles de mujeres asesinadas,
hasta compartir con la hija de Berta Cáceres, cruelmente asesinada en Honduras,
que conocí durante su viaje en España mientras interpelaba a las empresas
Multinacionales culpables del asesinato de su madre u oír el relato de Rut,
compañera ecuatoriana, cuya hija de 11 años fue encontrada brutalmente violada
y asesinada en su colegio, hasta leer las historias de las compañeras
asesinadas en Wallmapu, Macarena Valdés, colgada por un aparente suicidio,
cuando luchaba de forma paralela contra una central Hidroeléctrica que se
pretende instalar en Tranguil, Panguipulli.
Y acá la preguntaba es
clave: ¿Cuándo hablamos de Feminismo? porque esto no puede quedar sujeto a la
liviandad de un modelo que solo busca quitar la esencia de su fuerza, haciendo
poleras (remeras) para multitiendas porque esta lucha es mucho más grande que
una simple consiga de televisión y de rostros, es aquella lucha y que se
reproduce de la recuperación de la memoria histórica de nuestras luchadoras,
aquellas olvidadas en los cajones de las revoluciones, hasta las lecturas que
despiertan las sinapsis del pensar, contra este Patriarcado reproducido en
nuestros cuerpos y nuestras vidas, desde el colegio, desde lo social, y hasta
lo más ínfimo e intimo.
No podemos pensar un
feminismo, un antipatriarcado, sin un anticapitalismo, sin un antifascismo, sin
un antirracismo y sin una lucha de clases, todas estas luchas, son una lucha y
que requieren un empuje político histórico, de una sincronía diametralmente
perfecta, pues nos toca de forma imperante la tarea de volver a empoderarnos
del concepto feminismo, y romper con las cadenas de la publicidad engañosa y
victimizadora, las mujeres que luchan tienen las faldas puestas compañeras y
compañeros, contra esta guerra que se ha ido perpetuando a lo largo de la
historia y por todas ellas nos toca alinearnos profundizarnos y accionarnos.
Porque el feminismo es
liberación, y por ello debemos liberarnos de la opresión del capital, porque el
feminismo otro no es un slogan, es acción cotidiana, sencilla pero fuerte, es
transformación, es comunidad, es libertad.
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