Por José Manzaneda
¿El País contra las agencias de la ONU?
Antes, la
prensa internacional silenciaba declaraciones, informes o estadísticas de
Naciones Unidas que respaldaran los logros de Cuba en materia de salud (1),
educación (2), nutrición (3) o desarrollo humano (4).
Pero ahora
hay medios que se atreven... a desmentirlos.
“¿Cómo
consigue Cuba una sanidad con índices de un país rico?”: leíamos este sugerente
título en el diario español El País, que parecía anticipar un reconocimiento al
exitoso sistema de salud cubano (5).
Pero no. El
reportaje tenía como objetivo, justamente, el contrario: su descrédito.
El texto reconocía, ciertamente: que “el sistema médico
cubano está situado a la vanguardia de América y muy por encima de la media
mundial”; que la inversión en salud, en relación al PIB, es superior a la de EE
UU o Alemania; o que la Isla ha sido “el primer país (...) en eliminar la
transmisión materno-infantil del VIH”.
Sin
embargo, lo relevante para El País no es cómo
ha conseguido esto un país bloqueado del Tercer Mundo, sino las supuestas
“sombras” de su sistema de salud,
que describía como “dividido en dos: uno (…) para los cubanos y otro para los
extranjeros”, con “clínicas exclusivas para turistas, gobernantes o altos
mandatarios”, “mientras desatiende (…) al cubano de a pie”.
Todo un
sistema compuesto por 12.000 consultorios, policlínicos, hospitales y otros
centros (6), quedaba reducido así a una estampa grotesca, para magnificar la existencia de unas pocas clínicas internacionales,
también propiedad del Estado cubano que, lejos de enriquecer a nadie, destinan
sus ingresos a financiar –precisamente- el sistema público gratuito
nacional (7).
Y algo que
no cuadra: ¿cómo un sistema de salud con
“instalaciones en ruinas” –tal como se lee en el reportaje- consigue “unos
indicadores sanitarios elogiados por la directora de la Organización Mundial de
la Salud”, (…) quien “estimó al sistema de
salud cubano como ejemplo a seguir” –algo que también se lee en el texto-?
Esta
contradicción informativa tiene fácil explicación: la fuente que informaba de
las supuestas “sombras” del sistema cubano es una organización llamada
“Solidaridad sin Fronteras”, cuyo director era presentado en el texto como un
indefenso “médico cubano exiliado en Miami” (8).
Pero El
País se callaba casi todo sobre esta supuesta ONG. Por ejemplo, que desde 2006
ha trabajado mano a mano con el Departamento de Estado en el llamado “Cuban
Medical Professional Parole” (CMPP) (9). Este programa, eliminado en sus
últimos días de mandato por Barack Obama, tuvo por objetivo destruir la
cooperación médica cubana en el mundo, mediante el ofrecimiento de asilo
político a todo cooperante sanitario que lo solicitara (10).
En su web, “Solidaridad sin Fronteras” afirma
que está trabajando “arduamente junto a nuestros congresistas cubano–americanos
(…) Mario Díaz-Ballart, Ileana Ros-Lethinen y Carlos Curbelo y el senador Marco
Rubio (…) para el pronto restablecimiento del CMPP con la nueva administración
del presidente Donald Trump”.
Todo ello antes de acabar con un “que Dios Bendiga a los Estados Unidos de
América” (11).
Es decir,
la opinión “experta” que emplea El País para explicar las “sombras” sanitarias
de Cuba es una organización de la Mafia de ultraderecha de Miami y cuya misión
es despojar, a millones de seres humanos de África, Asia y América Latina, de
su única posibilidad de asistencia médica gratuita: la de las brigadas cubanas (12).
Pero este escándalo moral era presentado en el reportaje como un inocente
“programa de visado especial (...) para asistir a trabajadores (cubanos) de la
salud”.
La
solidaridad médica de Cuba, una de cuyas experiencias, la Brigada “Henry
Reeve”, recibía en enero el Premio de Salud Pública de la OMS (13), era
calificada en el reportaje como “una lucrativa herramienta diplomática” y un
gran “negocio” para el Estado cubano. Otra reducción grotesca. Recordemos que,
de los 66 países en los que está presente, en los 40 más pobres Cuba asume
todos los gastos (14). En los 26 restantes, se comparten con el país receptor,
o bien –en unos pocos con recursos, como Sudáfrica o Qatar- estos abonan los
servicios (15). En cualquier caso, dichos ingresos no benefician a ningún
magnate sanitario, sino que sirven para financiar el sistema de salud gratuito
de la Isla.
El País
sostiene, además, que “es tan grande el negocio (de la cooperación médica) que
ha dejado a los hospitales y policlínicas (de la Isla) bajo mínimos en
personal”. Cierto es que tener 50.000 profesionales sanitarios en el exterior,
la mitad médicos, tiene un impacto en el sistema nacional. Pero, incluso así, descontando el
personal cooperante, Cuba sigue teniendo una cifra casi record en el mundo de
médicos por cada mil habitantes: 5,4 (16).
Por cierto,
este reportaje fue publicado en “Planeta futuro” (17), sección de El País que
es patrocinada por la Fundación Bill y Melinda Gates (18). Algo que puede
explicar semejante retrato de la asistencia médica solidaria de Cuba. Gratuita
y vinculada al fortalecimiento del sistema público de salud de los países
receptores, contrasta demasiado con las iniciativas sufragadas por Bill Gates,
basadas en “franquicias sociales”, consultas médicas previo pago o
“telemedicina” (19). Un modelo de supuesta “solidaridad” denunciado en
excelentes investigaciones periodísticas que –gracias a la “libertad de prensa”
que disfrutamos- jamás leeremos en las páginas de El País.
(4) http://www.granma.cu/cuba/2016-01-04/cuba-su-alto-indice-de-desarrollo-humano-04-01-2016-23-01-50
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