
Texto y fotos por autor del blog: Luis Britto Gracía.
(CONFERENCIA MAGISTRAL EN LA CELEBRACIÓN DE LOS DIEZ AÑOS DEL ALBA EN LA UNIVERSIDAD DE PANAMÁ).
1
Durante nuestras guerras de
independencia todos los próceres formularon proyectos de unidad latinoamericana
y caribeña, pero durante los doscientos años consecutivos todas las
iniciativas de integración fueron manejadas por nuestros adversarios. Resumamos
una larga historia. En 1826 se van disipando los dos proyectos claves del
Libertador: el Congreso Anfictiónico de Panamá, y el plan de liberación de las
Grandes Antillas del Caribe. Hay una vital conexión entre ambos. Bolívar prevé
desde mucho antes el trazado de un canal de Panamá, donde, en su concepto “bien
podría situarse la capital del mundo”. Ese canal habría colocado la llave de la
conexión entre los océanos Pacífico y Atlántico, primero, en manos de la
Gran Colombia; en definitiva, en poder de la confederación americana que
se forjara precisamente en Panamá. El dominio de ese prodigioso paso de
comunicación entre las dos mitades del mundo requería un Caribe independiente,
una Cuba, un Puerto Rico, un Santo Domingo, un Haití, unas Antillas menores
libres, que no sirvieran de instrumento a la Santa Alianza ni a
ninguna otra potencia para bloquear la comunicación entre mundos.
2
Contra este proyecto latinoamericanista y caribeño opone Estados Unidos desde
ese entonces la doctrina del Destino Manifiesto: Cuba y las Antillas deben caer
como por gravitación en poder de la potencia norteña. Para ello, la
Guerra de Independencia de Cuba ha de ser intervenida en 1898 para colocar
a la isla bajo el protectorado de la Enmienda Platt, y a Puerto Rico
en la condición de Estado Libre Asociado, vale decir, colonia; y otra
intervención estadounidense favorece en 1903 la independencia de Panamá. Poco
antes, en 1890, comienza Estados Unidos el proceso de creación de la
Unión Panamericana, una organización para mantener bajo su hegemonía a
los países latinoamericanos y caribeños cuya sede, significativamente, es
instalada en Washington en 1905, y cuyo edificio, más significativamente
todavía, es ocupado por la Organización de Estados Americanos desde
su creación en 1948. Las Conferencias Interamericanas sirven desde entonces
para legitimar las intervenciones estadounidenses, como la que se lanza contra
Guatemala en 1954. A partir de allí, casi todas las
organizaciones de integración latinoamericanas están bajo la influencia y el
financiamiento, cuando no la directa autoridad estadounidense. Así transcurren
dos siglos. Apenas en 1991 el Mercosur, constituido actualmente por
Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Venezuela, Bolivia y Ecuador, plantea
algún desafío a la hegemonía económica de la potencia norteña.
3
El presidente Hugo Chávez Frías propuso
en la III Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la
Asociación de Estados del Caribe, realizada en Margarita en 2001, los
principios rectores de una integración de América Latina y el Caribe
fundamentada en la justicia y la solidaridad entre los pueblos, con el
auspicioso nombre de ALBA o Alternativa Bolivariana para las Américas. Según
expresó el mandatario venezolano, "Es hora de repensar y reinventar los
debilitados y agonizantes procesos de integración subregional y regional, cuya
crisis es la más clara manifestación de la carencia de un proyecto político
compartido.
Afortunadamente, en América Latina y el Caribe sopla viento a favor
para lanzar el ALBA como un nuevo esquema integrador que no se limita al mero
hecho comercial sino que sobre nuestras bases históricas y culturales comunes,
apunta su mirada hacia la integración política, social, cultural, científica,
tecnológica y física" (Colussi, Marcelo: “ALBA: Una alternativa real para
Latinoamérica: de la integración neoliberal a la integración popular y
solidaria”; Rebelión, 30-3-2005).

4
El primer paso del ALBA se
concreta tres años más tarde con la suscripción de una “Declaración sobre el
Alba” y de un “Acuerdo entre el presidente de la República
Bolivariana de Venezuela y el presidente del Consejo de Estado de Cuba
para la aplicación de la Alternativa Bolivariana para las Américas”
en La Habana el 14 de diciembre de 2004. Hace una década, dos
hombres se reúnen para asumir los planes de integración latinoamericana y
caribeña de nuestros próceres bajo “un proyecto político compartido”. Son los
mandatarios, significativamente, del primero y del último de nuestros países en
obtener su Independencia. De la colaboración entre Fidel Castro Ruz y
Hugo Chávez Frías surge la Alternativa Bolivariana para Nuestra
América, hoy Alianza Bolivariana de los pueblos de América. En ese
entonces podría parecer un desafío desesperado, como el de los patriotas que
enfrentaron al que había sido el más grande imperio del mundo. Por lo pronto,
el ALBA es un amanecer de la esperanza. Bajo su inspiración, es derrotado en
2005 el ALCA, el Área de Libre Comercio para las Américas, que pretendía
reservar para Estado Unidos el tráfico con la Cuarta Parte del
Mundo. Es la más grande derrota diplomática de la
Gran Potencia del Norte, pero no la última.
5
De inmediato, el ALBA parece
constituirse en preámbulo de organismos de integración tales como la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, (CELAC) constituida en
2010 con todos los países americanos, a excepción de Canadá y Estados Unidos;
una Comunidad de 33 países latinoamericanos y del Caribe, con 540 millones de
personas sobre 20 millones de kilómetros cuadrados; una unión regional que
posee los mayores recursos naturales del mundo y en su conjunto podría ser
considerada como la tercera economía del mundo. También el ALBA es prólogo
de la Unión de Naciones del Sur, Unasur, constituida en 2011 con 14
países de América del Sur, El sueño de Bolívar de una América Latina y el
Caribe integrados, está en vías de cumplimiento.
6
Parecería el ALBA sobrepasada por estas uniones colosales a las cuales ha
servido de prólogo. Examinemos algunas cifras para contemplar la situación en
perspectiva. ALBA es una unión de 9 países, con dos más en proceso de
incorporación; casi la tercera parte de los 33 que integran la extensa CELAC.
Su territorio cubre en total 2.513.337 kilómetros cuadrados poco más
de un décimo de los 22.222.000 que abarcan toda América Latina y el Caribe.
Actualmente, la población de la Alianza Bolivariana es de
69.513.221 habitantes; bastante más de la décima parte de los 605.353.428 que
pueblan el total de Nuestra América.
7
Estas cifras encierran una
muestra significativa de la caribeñidad y la latinoamericanidad. En los países
de la región distinguió Darcy Ribeiro entre sociedades testimonio, con
significativos grupos de la población ligados a los idiomas y los usos
precolombinos; sociedades trasplantadas, en las cuales una mayoría descendiente
de inmigrantes europeos intenta mimetizar la cultura del Viejo Mundo, y
sociedades nuevas, en las cuales el mestizaje étnico y cultural infunde una
poderosa dinámica abierta al cambio, a la renovación y por momentos a las
revoluciones. En el ALBA hay por lo menos dos sociedades testimonio, Ecuador y
Bolivia, con significativos porcentajes de población indígena que conservan sus
culturas y formas de vida. El resto, incluidas Cuba, Nicaragua, Venezuela y las
naciones caribeñas, son sociedades nuevas, con dinámicos procesos de mestizaje
y transformación social. No es raro que por lo menos en cuatro de ellas avancen
procesos revolucionarios que han cambiado, no sólo los órdenes internos, sino las
orientaciones de la política de la región.
8
Igualmente significativa es la
geografía de la Alianza. El ALBA incluye por lo menos tres países
andinos, Venezuela, Ecuador y Bolivia, con participación en los problemas y
oportunidades que plantea la región cordillerana, alguna vez unida bajo la
Comunidad Andina de Naciones, hoy desbaratada por los Tratados de
Libre Comercio con Estados Unidos. Esos tres países son asimismo amazónicos,
con extensos territorios, recursos e intereses en la Amazonia, que acumula
parte significativa del bosque tropical, la biodiversidad y los recursos
hídricos del planeta. Tres de ellos, Venezuela, Ecuador y Bolivia, poseen el
potencial nada despreciable de significativos recursos de energía fósil,
gerenciados por empresas de propiedad nacional; Venezuela dispone de las
mayores reservas del planeta. Dos países, Ecuador y Nicaragua, pertenecen a la
vertiente del Pacífico, nuevo eje de la economía mundial, y otro de ellos,
Bolivia, mantiene una justiciera reclamación por la recuperación de la salida a
dicho Océano. Nicaragua ostenta una privilegiada situación, con costas en el
Atlántico y el Caribe: es la sede prevista para un segundo canal interoceánico,
cuya importancia estratégica y económica sería equiparable al de Panamá, y rompería
el virtual dominio sobre el paso entre océanos hasta el presente ejercido en
forma directa o indirecta por Estados Unidos. Honduras, miembro del ALBA entre
2008 y 2009, también presenta salidas a ambos océanos. Los restantes países del
ALBA son caribeños. Sus votos han sido decisivos en varias conflictivas
discusiones en los organismos internacionales. Sus puertos pueden ser enormes
emporios cuando el segundo canal interoceánico amplíe y potencie el tráfico
marítimo con el Pacífico y con las economías dominantes del mundo, ahora con
costas en él.
9
Esto replantea el gran
proyecto geopolítico de Bolívar. Un nuevo paso entre océanos, al servicio
de países progresistas y productores de energía fósil situados estratégicamente
entre ambos cuerpos de agua constituye un bloque de poder de decisiva
influencia en la nueva configuración del mundo. En estos diez años, prestando
oídos a repetidos llamamientos de Hugo Chávez Frías y de los restantes
mandatarios de la unión, el ALBA ha integrado casi un país por año. Sus
relaciones con las grandes organizaciones regionales, Mercosur, la Celac,
Unasur, son más que cordiales. El ALBA es en la actualidad factor decisivo en
las relaciones del hemisferio.
10
Si son innegables los poderes económicos y estratégicos del ALBA, no es
menos significativa su proyección política y cultural. Por lo menos en cuatro
de sus países, Cuba, Bolivia, Ecuador y Venezuela, avanzan procesos
revolucionarios que han abierto perspectivas para la autonomía y la
independencia de Nuestra América. En otro de sus países, Honduras, el avance de
un proceso progresista fue interrumpido en 2009 por un brutal golpe de Estado
manejado desde la base estadounidense de Palmasola. El ALBA es el patente
ejemplo de que se puede promover exitosamente proyectos revolucionarios en
democracia, con impresionantes avances en el campo económico y social, y
rompiendo el bloqueo que el imperialismo usualmente impone a tales proyectos.

11
Puesto que hay una simetría
entre los proyectos socialistas comprendidos en el ALBA y la política exterior
que éstos proponen en su Alianza. Largo sería detallar sus propósitos,
principios y logros. Reiteremos apenas algunos puntos básicos.
Para alcanzar sus objetivos, el Alba se guía por los
siguientes principios y bases cardinales:
1.- El comercio y la inversión no deben ser fines en
sí mismos, sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable,
pues la verdadera integración latinoamericana y caribeña no puede ser hija
ciega del mercado, ni tampoco una simple estrategia para ampliar los mercados
externos o estimular el comercio. Para lograrlo, se requiere una efectiva
participación del Estado como regulador y coordinador de la actividad económica.
2.- Trato especial y diferenciado, que tenga en cuenta
el nivel de desarrollo de los diversos países y la dimensión de sus economías,
y que garantice el acceso de todas las naciones que participen en los
beneficios que se deriven del proceso de integración.
3.-La complementariedad económica y la cooperación
entre los países participantes y no la competencia entre países y producciones,
de tal modo que se promueva una especialización productiva, eficiente y
competitiva que sea compatible con el desarrollo económico equilibrado de cada
país, con las estrategias de lucha contra la pobreza y con la preservación de
la identidad cultural de los pueblos.
4.- Cooperación y solidaridad que se exprese en planes
especiales para los países menos desarrollados en la región, que incluya un
Plan Continental contra el Analfabetismo, utilizando modernas tecnologías que
ya fueron probadas en Venezuela; un plan latinoamericano de tratamiento
gratuito de salud a ciudadanos que carecen de tales servicios y un plan de
becas de carácter regional en las áreas de mayor interés para el desarrollo
económico y social.
5.- Creación del Fondo de Emergencia Social, propuesto
por el Presidente Hugo Chávez en la Cumbre de los Países
Sudamericanos, celebrada recientemente en Ayacucho.
6.- Desarrollo integrador de las comunicaciones y el
transporte entre los países latinoamericanos y caribeños, que incluya planes
conjuntos de carreteras, ferrocarriles, líneas marítimas y aéreas,
telecomunicaciones y otras.
7.- Acciones para propiciar la sostenibilidad del
desarrollo mediante normas que protejan el medio ambiente, estimulen un uso
racional de los recursos e impidan la proliferación de patrones de consumo,
derrochadores y ajenos a las realidades de nuestros pueblos.
8.- Integración energética entre los países de la
región, que asegure el suministro estable de productos energéticos en beneficio
de las sociedades latinoamericanas y caribeñas, como promueve la República
Bolivariana de Venezuela con la creación de Petroamérica.
9.- Fomento de las inversiones de capitales
latinoamericanos en la propia América Latina y el Caribe, con el objetivo de
reducir la dependencia de los países de la región de los inversionistas
foráneos. Para ello se crearían, entre otros, un Fondo Latinoamericano de
Inversiones, un Banco de Desarrollo del Sur, y la Sociedad de Garantías
Recíprocas Latinoamericanas.
10.- Defensa de la cultura latinoamericana y caribeña
y de la identidad de los pueblos de la región, con particular respeto y fomento
de las culturas autóctonas e indígenas. Creación de laTelevisora del Sur (TELESUR)
como instrumento alternativo al servicio de la difusión de nuestras realidades.
11.- Medidas para que las normas de propiedad intelectual, al tiempo que protejan el patrimonio de los países latinoamericanos y caribeños frente a la voracidad de las empresas transnacionales, no se conviertan en un freno a la necesaria cooperación en todos los terrenos entre nuestros países.
12.- Concertación de posiciones en la esfera
multilateral y en los procesos de negociación de todo tipo con países y bloques
de otras regiones, incluida la lucha por la democratización y la transparencia
en los organismos internacionales, particularmente en las Naciones Unidas y sus
órganos.
En virtud de lo cual, el ALBA se organiza en función
de un conjunto de principios rectores, que, citados in extenso, son los
siguientes:
1. La integración neoliberal prioriza la
liberalización del comercio y las inversiones.
2. La Alternativa Bolivariana para América
Latina (ALBA) es una propuesta que centra su atención en la lucha contra la
pobreza y la exclusión social.
3. En la propuesta del ALBA se le otorga una
importancia crucial a los derechos humanos, laborales y de la mujer, a la
defensa del ambiente y a la integración física.
4. En el ALBA, la lucha contra las políticas
proteccionistas y los ruinosos subsidios de los países industrializados no
puede negar el derecho de los países pobres de proteger a sus campesinos y
productores agrícolas.
5. Para los países pobres donde la actividad agrícola
es fundamental, las condiciones de vida de millones de campesinos e indígenas
se verían irreversiblemente afectados si ocurre una inundación de bienes
agrícolas importados, aún en los casos en los cuales no exista subsidio.
6. La producción agrícola es mucho más que la
producción de una mercancía. Es la base para preservar opciones culturales, es
una forma de ocupación del territorio, define modalidades de relación con la
naturaleza, tiene que ver directamente con la seguridad y autosuficiencia
alimentaria. En estos países la agricultura es, más bien, un modo de vida y no
puede ser tratado como cualquier otra actividad económica.
7. ALBA tiene que atacar los obstáculos a la
integración desde su raíz, a saber:
a. La pobreza de la mayoría de la
población;
b. Las profundas desigualdades y
asimetrías entre países
c. Intercambio desigual y
condiciones inequitativas de las relaciones internacionales
d. El peso de una deuda impagable
e. La imposición de las políticas de
ajuste estructural del FMI y el BM y de las rígidas reglas de la
OMC que socavan las bases de apoyo social y político
f. Los obstáculos para tener acceso
a la información, el conocimiento y la tecnología que se derivan de los
actuales acuerdos de propiedad intelectual; y,
g. Prestar atención a los problemas
que afectan la consolidación de una verdadera democracia, tales como la
monopolización de los medios de comunicación social.
8. Enfrentar la llamada Reforma del Estado que solo
llevó a brutales procesos de desregulación, privatización y desmontaje de las
capacidades de gestión pública.
9. Como respuesta a la brutal disolución que éste
sufrió durante más de una década de hegemonía neoliberal, se impone ahora el
fortalecimiento del Estado con base en la participación del ciudadano en los
asuntos públicos.
10. Hay que cuestionar la apología al libre comercio
per se, como si sólo esto bastara para garantizar automáticamente el avance
hacia mayores niveles de crecimiento y bienestar colectivo.
11. Sin una clara intervención del Estado dirigida a
reducir las disparidades entre países, la libre competencia entre desiguales no
puede conducir sino al fortalecimiento de los más fuertes en perjuicio de los
más débiles.
12. Profundizar la integración latinoamericana
requiere una agenda económica definida por los Estados soberanos, fuera de toda
influencia nefasta de los organismos internacionales (http://www.alternativabolivariana.org/).
De lo
expuesto se concluye que el ALBA no está planteada en forma alguna como un
espacio libre de trabas para la acción de las fuerzas del capital, sino como un
ámbito en el cual los Estados de manera deliberada harán valer sus potestades
como representantes de los pueblos para garantizar a éstos las mejores condiciones
para un desenvolvimiento económico, social y cultural integrado. Y en efecto,
hemos visto que la mera integración comercial produce irremisiblemente el
avasallamiento de las economías de menor tamaño y grado de desarrollo por las
mayores y más desarrolladas. La implantación del TLC significó la subordinación
de las economías de Canadá y México a la de Estados Unidos; la creación del
Mercosur reportó decisivas ventajas a la economía brasileña en comparación con
la de Argentina, y así sucesivamente. Si América Latina y el Caribe quieren
unirse, deben romper este circuito en el cual integración significa
subordinación e intensificación de las asimetrías.
12
La respuesta
estadounidense no se hace esperar. Marcelo Colussi cita la expresión del ex
secretario de Estado adjunto para asuntos del Hemisferio Occidental Otto Reich,
quien en 2005 califica a Fidel Castro y a Chávez como “los dos terribles de
América Latina” en la derechista National Review, y especifica
que “Hay una alianza izquierdista y populista en la mayor parte de
América del Sur. Esta es una realidad que los políticos de Estados Unidos deben
enfrentar, y nuestro mayor desafío es neutralizar el eje Cuba-Venezuela”
(Colussi, Marcelo: “ALBA: Una alternativa real para Latinoamérica: de la integración
neoliberal a la integración popular y solidaria”; Rebelión,
30-3-2005). Imposible le ha sido al Imperio durante medio siglo neutralizar a
Cuba: podría encontrar más difícil neutralizar una alianza que comprende el
decisivo poderío energético venezolano, ecuatoriano y boliviano y las poderosas
fuerzas sociales que emergen en el continente, que en definitiva podrían
consolidar las restantes potencialidades latentes de América Latina y el
Caribe.

Luis Britto García. Caracas, 1940. Narrador, ensayista, dramaturgo,
dibujante, explorador submarino, autor de más de 60 títulos. En
narrativa destacan Rajatabla (Premio Casa de las Américas 1970)
Abrapalabra, (Premio Casa de las Américas 1969) Los fugitivos, Vela de
armas, La orgía imaginaria, Pirata, Andanada y Arca. En teatro, La
misa del Esclavo (Premio Latinoamericano de Dramaturgia Andrés Bello
1980) El Tirano Aguirre (Premio Municipal de Teatro1975) Venezuela Tuya
(Premio de Teatro Juana Sujo en 1971) y La Opera Salsa, con música de
Cheo Reyes. Con Me río del mundo obtuvo el Premio de Literatura
Humorística Pedro León Zapata. Como ensayista publica La máscara del
poder en 1989 y El Imperio contracultural: del Rock a la
postmodernidad, en 1990, Elogio del panfleto y de los géneros malditos
en el 2000; Investigación de unos medios por encima de toda sospecha
(Premio Ezequiel Martínez Estrada 2005), Demonios del Mar: Corsarios y
piratas en Venezuela 1528-1727, ganadora del Premio Municipal mención
Ensayo 1999. En 2002 recibe el Premio Nacional de Literatura, y en 2010
el Premio Alba Cultural en la mención Letras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario