Tomado de Descubriendo Verdades
Por Percy Francisco Alvarado Godoy
Nada resulta
casual cuando se trata de la política de Estados Unidos hacia Cuba y los
pretendidos cambios “significativos” dentro de la USAID, tienen una clara
explicación, siempre que resulten ciertos y este anuncio no sea más que una
maniobra de distracción.
La primera e
irrebatible verdad es que todo el diseño de la política norteamericana ha sido
un rotundo fracaso desde el triunfo revolucionario de 1959. Administración tras
administración, la promesa de cada estrenado presidente de revertir el proceso
histórico cubano se ha convertido, a lo largo de cada mandato, en un fiasco.
Esto ha sido un mal evitable si se hubiera actuado con cordura y franca
diplomacia, si se hubiera respetado nuestra soberanía y no se hubieran tramado
operaciones encubiertas ni otros tipos de acciones violatorias del derecho
internacional. Pero ni un solo presidente USA entró en razón al respecto.
Ni el
criminal y sostenido bloqueo, ni el terrorismo criminal y desmedido, ni la más
tenebrosa guerra mediática, han podido con la Revolución Cubana. El no
reconocer este fracaso y continuar actuando con prepotencia y tozudez, ha sido
el principal error de EE UU durante décadas.
Esa es la principal causa del replanteamiento de la labor de la USAID con
respecto a Cuba, notificado por Asociated Press en los último días, según la
cual se estarían preparando nuevas “normas internas” que prohibirían el empleo
de acciones y programas encubiertos para subvertir nuestro orden
constitucional.
Otra de las
causas a tener en cuenta sobre la necesidad de un cambio en la política USA con
respecto a Cuba lo ha sido la lenta toma de conciencia por parte de algunos
medios de comunicación –entiéndase AP y The New York Times-, así como el
impacto provocado por las recientes denuncias de estos medios no solo sobre los
programas subversivos implementados por la USAID, sino sobre la necesidad de un
cambio total en la vieja y añeja política norteamericana hacia nuestra patria.
Uno de los
más absurdos errores de la USAID es manejar equivocadamente el concepto de sociedad
civil al referirse a una insignificante contrarrevolución interna, cuando la
sociedad civil cubana apoya mayoritariamente a la Revolución, por cuanto sus
programas comienzan con un fallo de raíz al ser concebidos e implementados.
El
escandaloso empleo del dinero de los contribuyentes norteamericanos en
programas secretos como ZunZuneo, remedo de Twitter encaminado a influir en
nuestra juventud con matrices de opinión preestablecidas desde el exterior, así
como otros planes desestabilizadores, cuya eficacia ha sido puesta en
entredicho, también ha sido motivo de críticas en los últimos tiempos.

El
entarimado de estas operaciones, caracterizado en promover una supuesta
democracia de forma injerencista, empleando subcontratistas para disfrazar
dichos procedimientos, enviando a personal para realizar actividades ilegales
sin seguridad alguna y desconocimiento de las leyes que rigen en el terreno de
sus actividades, así como otras irregularidades que esconden el uso inadecuado
de los millonarios recursos desembolsados, serán debatidos en audiencias dentro
del Senado norteamericano. Sobre todo, como tema crucial, el balance de los
casi pobres resultados obtenidos con su implementación.
Por su
parte, arrinconada por el escrutinio público, la USAID pretende mantener estos
programas, aunque dotándolos de "transparencia y seguridad" para sus
agentes de campo, aunque ya se maneja la posibilidad de reasignar los programas
secretos a otras dependencias dentro del Departamento de Estado.
La USAID,
ciertamente, ha pasado por momentos difíciles en los últimos tiempos, sacudida
por frecuentes denuncias sobre sus actividades secretas en naciones a las que
no se les ha declarado la guerra y donde se pretende vulnerar y destruir la
institucionalidad, en franca violación de la Ley de neutralidad aún vigente.
Sobre ella
penden las siguientes acusaciones, por citar algunas:
► Dan
Anthony Mitrione, un instructor norteamericano en técnicas de tortura y
posteriormente ejecutado por fuerzas de izquierda, actuó en Uruguay con
credenciales de la USAID a fines de los 70, encargado del adiestramiento de
torturadores.
► La USAID
colaboró estrechamente con los autores del golpe de Estado en Honduras.
► La USAID
promovió el golpe de estado contra Fernando Lugo en Paraguay.
► La USAID
fue usada como tapadera para preparar un plan de atentado contra Fidel en
Chile, usando a Antonio Veciana, quien fungía como miembro de la USAID en
Bolivia.
► La USAID
fraguó el secuestro y la grotesco despojo del presidente Jean-Bertrand
Aristide.
► La USAID
estuvo implicada en el financiamiento y apoyo al golpe de estado contra Chávez
en Venezuela, el 11 de abril del 2002.
► La USAID
promovió el separatismo en Bolivia y acciones de corte violento contra el
gobierno de Evo Morales.
Otro estigma
que carga consigo es la corrupción generalizada dentro de la misma y la
apropiación y desvío de considerables sumas de dinero por parte de los
intermediarios en los programas subversivos implementados en otras naciones.
Tampoco ha escapado del escándalo sobre la vida lisonjera de sus propios
directivos, como fue el caso de Randall Tobias, entonces jefe de la USAID desde
el 2006, envuelto en un affaire de prostitución de lujo y cuya ramificación
comprendía la extorsión y el lavado de dinero.
Para el
gobierno norteamericano, la USAID ha significado un gasto inefectivo de
recursos y el fracaso de las campañas financiadas por la misma. La neutralización
de programas secretos dentro de Cuba, el uso inadecuado y el continuado robo
del dinero enviado a los grupúsculos contrarrevolucionarios por parte de sus
inescrupulosos liderzuelos, el bajo aprovechamiento de los mercenarios en los
cursos de entrenamientos y las deserciones de algunos de ellos, así como el
desvío de las ayudas enviadas para lucro y beneficio personal, son frenos y
obstáculos difíciles de evitar dada la catadura moral y la falta real de
compromiso de sus mercenarios.
Dentro de
los factores de la ineptitud de la USAID para la implementación de sus
programas subversivos contra Cuba también debe considerarse el total
desconocimiento de la realidad cubana por parte de quienes los diseñan, así
como una subestimación de la capacidad de respuesta de las autoridades para
detectarlos y neutralizarlos. Los usan como camisas de fuerza una vez que han
sido probados con relativo éxito en otras naciones y contextos, lo que entraña
un craso error. La detención de Alan P. Gross es fruto de esta errónea
concepción.
Ha sido un
error para la USAID el empleo de organizaciones vinculadas al terrorismo, el
narcotráfico, la trata de personas y otras actividades ilícitas radicadas,
fundamentalmente, en Miami. Este marco de corruptos y oportunistas, a los que los
mueve la sinceridad de un cambio político en Cuba, sino el lucro y el
protagonismo, es parte del talón de Aquiles de cualquier tipo de programa
implementado para promover la subversión en Cuba. La lucha despiadada entre
estos grupúsculos para “canalizar” los fondos de la USAID. Los cambios de
administración y otros intereses dentro de los grupos de poder, hacen que esta
variación de los intermediarios se modifiquen sustancialmente, así como aumenta
la corruptela dentro de los mismos.
El panorama
del empleo de los grupúsculos radicados en Miami por parte de la USAID no deja
de ser desolador. Fermenta entre ellos la división y la sucia competencia, los
ataques y acusaciones, así como la consabida desviación de dichos fondos.
Tampoco existe una certeza sobre cómo esos fondos son usados tantos por los
intermediarios como sus destinatarios finales: la contrarrevolución interna.
Los grupos
encargados de abastecer a la contrarrevolución usan canales poco confiables
para abastecer a sus mercenarios patrocinados por ellos, favoreciendo
principalmente a aquellos a quienes usan para montar un discurso político más
apegado a sus concepciones y apreciaciones políticas. La frecuente detección,
seguimiento y neutralización de estos emisarios por parte de las autoridades
cubanas es un hecho que poco importa a quienes les envía, por cuanto la tajada
mayor ha quedado a buen resguardo en sus bolsillos y arcas.
Sonado fue
el caso de Felipe E. Sixto, ex administrador del Center for a Free Cuba (CFC) y
ex asesor de George W Bush, quien fue culpable de robar cerca de 600 000
dólares USD de los fondos destinados a la contrarrevolución interna en Cuba.
Esta fue una parte del dinero robado dentro del CFC, ya que otra parte
sustancial fue a parar a manos de del jefe de esta organización, connotado
agente de la CIA y corrupto sin escrúpulos. El entonces jefe de la USAID,
Adolfo Franco, encubrió tales robos y estafas descaradas, sabiéndose partícipe
de estas podredumbres. Lo absurdo, es que luego de una congelación de la
entrega de fondos al CFC, por parte del Congreso, aún siguen recibiendo su
mesada. Este no es un hecho aislado, pues auditoria oficiales han demostrado
sobradamente la complicidad de los jefes de la USAID con tradicionales
estafadores que aún siguen inscritos en su lista de beneficiarios.
Recientemente,
la USAID se vio involucrada en otro escándalo de corrupción, tras publicarse
los datos de una investigación al respecto y como puede observarse en el
siguiente video.
La reciente
editorialización de un importante medio como The New York Times y el creciente
cuestionamiento al papel de la USAID, tanto en Cuba como América Latina, pone
sobre el tapete la necesidad de suspender inmediatamente todos sus programas
secretos encaminados a la subversión y a la guerra mediática contra otras
naciones.
La actual
parcialización de la USAID hacia la FNCA y su fachada, la Fundación para los
Derechos Humanos en Cuba (FDHC), desde el 2011, otorgándole el monopolio del
financiamiento a la actividad contrarrevolucionaria dentro de Cuba, levanta
serias preocupaciones no solo en los grupúsculos competidores, sino también en
la opinión pública.
Poca
transparencia puede esperarse de la FNCA y de su clon. El dinero desembolsado a
la misma no solo ha servido para financiar actividades subversivas, sino
también para ejecutar acciones terroristas. Desde 1992, cuando la FDHC comenzó
a recibir partidas de la USAID, la FNCA desarrolló acciones terroristas de
envergadura que culminaron en los ataques con bombas y otros planes violentos
entre 1993 y el 2001.
Aunque se
pretenda que gran parte de estos fondos se destinen a un reacomodo de las
maltrechas y mal paradas fuerzas de la contrarrevolución interna, evitando
cismas y conflictos internos, lo cierto es que la mayor parte de ese dinero
engrosa los bolsillos de los líderes de la FNCA. El propio Francisco José
Hernández Calvo se encarga de remediar a toda costa las pugnas entre contrarrevolucionarios
como las actuales entre las Damas de Blanco y las “Damas de UNPACU”,
repartiendo dinero para contentarlas, persuadiendo a Eulalia San Pedro (Laly)
–madrina incondicional de la estafadora Berta Soler-, de hacer las paces con
las damas orientales. Por otra parte, la FNCA puja por lograr un aparente clima
de unidad aumentado las migajas que reciben UNPACU, FLAMUR, el Partido
Republicano de Cuba y otros grupúsculos.
A la par,
existen indicios de que este dinero no solo se usa para supuestas acciones
“pacíficas”, sino también se emplean para preparar planes secretos de
terrorismo contra Cuba.
En el próximo trabajo analizaremos cómo la FNCA se ha encargado de
desarrollar actividades terroristas contra Cuba, pasando de financista de
grupos como Alpha 66 y otros, a convertirse en ejecutora directa de estas
acciones.
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