jueves, 27 de noviembre de 2014

¿Quién es el que debe aprender a convivir con quienes tienen puntos diferentes?

Ministro español junto a Eusebio Leal, historiador de La Habana.
Por editor del blog: Gustavo de la Torre Morales.



Cuba recibió en estos días pasados al ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien dentro de su agenda tuvo encuentros con el primer vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, el canciller Bruno Rodríguez, el ministro de Comercio Exterior, Rodrigo Malmierca, y con el vicepresidente del Consejo de Ministros, Ricardo Cabrisas. Además, realizó un recorrido por el casco histórico de La Habana, gozando de la compañía del historiador de la ciudad, Eusebio Leal.

Sin incumplir los requisitos exigidos allende las fronteras de España, el ministro quiso hacer su papel de mediador entre la Unión Europea, abriendo espacios a posibles acuerdos con Cuba, con vistas a  la Conferencia entre esa entidad y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) convocada para el próximo año. Un escenario que puede prometer oportunidades de negocios.

Dentro de las conversaciones sostenidas con las autoridades cubanas, García-Margallo expresó su “preocupación” por doce personas procesadas judicialmente (integrantes de los grupitos que crearon disturbios en la mal llamada Primavera Negra de 2003 por parte de la prensa extranjera) y que en estos momentos se encuentran excarcelados bajo licencia extrapenal, pero que mantiene vigentes sus condenas y por ello no obtienen permisos para viajar al exterior.

¿Por qué el ministro español no es capaz de dirigir su preocupación hacia esos cubanos llegados al Estado Español, producto de las negociaciones entre Gobierno español y la Iglesia católica cubana con el Gobierno cubano en el 2010, y que desprovistos de las garantías prometidas, estuvieron casi dos años frente a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, en la Plaza de la Provincia, Madrid, España, y que fueron desalojados el pasado 4 de marzo del presente año; cubanos que por el desespero de verse desahuciados o desamparados en ese “democrático paraíso” del capitalismo, llevó a Alberto Santiago Du Bouchet al suicidio?
“Disidentes” cubanos protestan contra las autoridades españolas. Foto: Público
manifestación de ex presos cubanos y familiares en Málaga. | Efe
Manifestación de ex presos cubanos y familiares en Málaga. | Efe
Ismara Sánchez vivía en Alicante y junto con su familia fue desahuciada en mayo de 2013 porque el gobierno de España le recortó la "ayuda". Por mucha resistencia que dieron miembros de Stop Desahucios, la policía no se detuvo en sacarlos del inmueble y dejarlos literalmente en la calle.
Igualmente, García-Margallo, tuvo un encuentro con la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba (la cual agrupa a representantes de unas 250 firmas, entre operadas por españoles y asociadas con el Estado cubano), en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales, donde tuvo la posibilidad de impartir una conferencia sobre la transición española. Una conferencia donde con gran disimulo el ministro español intentó guiñarle al gobierno cubano un esquema de cambios.

Por supuesto, los cambios “solicitados” a La Habana por parte del ministro español, son los mismos que están en sintonía con los intereses imperiales: la aceptación de una transición hacia la “democracia” sumisa a las administraciones estadounidenses. Sin tener el valor para especificarlo, pero la “transición” que esperan de Cuba es la restauración de la pretérita tradición de gobiernos de turnos serviles al imperialismo, que se rompió una vez Cuba se trazó un camino propio, a partir de enero de 1959, con el triunfo de la Revolución.

“La perspectiva histórica que me da haber vivido el franquismo, haber participado activamente en la Transición y haber visto en lo que se ha convertido mi país en estos ya casi cuarenta años de democracia, me permite afirmar que, a pesar de las dificultades que hemos pasado, el esfuerzo ha merecido la pena”, según expresó el ministro español en su conferencia. Sin embargo, es muy simbólico que se vanaglorie de la realidad actual de su país, siendo él miembro del Partido Popular, el cual desde los inicios del mandato de Mariano Rajoy, su presidente y secretario general de su órgano político, se ha visto envuelto en constantes escándalos de corrupción y ha demostrado a todo un país las vías factibles para ver cómo  el “Estado de Bienestar” en España se desangra, donde las grandes empresas españolas despojan de derechos o despiden a miles de empleados, acogiéndose a las facilidades que le otorga la reforma laboral aprobada y recrudecida por su gobierno, los bancos son rescatados a costa de las desgracias de la población… o se rehúsa a colaborar con la justicia argentina, encubriendo y protegiendo a ex dirigentes franquistas implicados en acontecimientos, que pudieran estar considerados como crímenes de lesa humanidad.

Pero el ministro José María García-Margallo sobrepasó todo límite de cinismo al apuntar que es “muy difícil convencerse de que el pluralismo es una riqueza, es muy difícil darse cuenta de que otros puedan tener un punto de vista distinto, del que se puede aprender y con el que hay que convivir”.

Olvidó el “ilustre” ministro en su “¿profunda y magistral?” reflexión, que su gobierno ha sido cómplice de la política agresiva del gobierno estadounidense, donde organizaciones afines a su partido apoyan con diversos recursos a medios des-informativos que sostienen la propaganda anticubana como principal currículum o se han inmiscuido en los asuntos internos de Cuba, financiando a los grupúsculos de la contrarrevolución (edulcoradamente llamados disidencia). ¿No le sonará cercano el nombre de Ángel Francisco Carromero Barrios y la muerte de dos ciudadanos cubanos por la imprudencia de conducir de manera temeraria, o los fondos dados por la FAES (relacionada con José María Aznar) a la diáspora contrarrevolucionaria en el exterior? Parece que in-voluntariamente el ministro español olvidó que fue José María Aznar, durante su período en funciones de primer ministro, quien sirvió de instrumento entre el gobierno estadounidense y la Unión Europea para establecer el acuerdo de “Posición Común”, aprobado en 1996.

Es muy poco congruente que el ministro español quiera dar lecciones de pluralismo y convivencias, cuando desborda con sutileza la intolerancia y todo su empeño lo traduce simplemente en reclamar cambios a un pueblo y gobierno que decidió labrarse un camino con “un punto de vista distinto”.

Entonces, ¿quién es el que debe aprender a convivir con quienes tienen puntos diferentes?

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