domingo, 3 de mayo de 2015

Día de las madres.



Gustavo de la Torre Morales
Dentro de las celebridades que nos tocan más el corazón, se encuentra el Día de la Madre o Día de las Madres; ya que para algunas culturas, acentuar la pluralidad se hace tan esencial y evidente como expresión de solidaridad en el festejo, con las restantes progenitoras de amigos, compañeros, conocidos y demás en otros países.
Esta festividad data desde el 250 a.n.e. en las que se rendían en la antigua Grecia a la diosa Rhea, madre de Júpiter, Neptuno y Plutón.
En el mundo hay diversas fechas para esta conmemoración que honorifica a las madres. El primer domingo del mes de mayo es el señalado para celebrarlo en Portugal, Sudáfrica y España. En países como Aruba, Alemania, Bélgica, Brasil, Chile, Ecuador, Perú, Uruguay, Venezuela, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Italia, Jamaica, Puerto Rico, Bermuda, Belice, Cuba, Colombia, Canadá, Las Bahamas, Australia, Turquía, Austria, Trinidad y Tobago, Surinam, Barbados, la celebración se lleva a cabo el segundo domingo de mayo.
Así como en Francia, República Dominicana y Suecia se designó el último domingo de mayo; en la República Argentina es el tercer domingo de octubre. En Noruega se escogió el segundo domingo de febrero, en el Reino Unido es el cuarto domingo de cuaresma y en Panamá la fecha elegida es el 8 de diciembre.
Hay otros países que tienen fechas señaladas para esta festividad. Por ejemplo, en El Salvador, India, México, Guatemala, Malasia, Pakistán, Singapur, Omán lo celebran el 10 de mayo, en Samoa es el 14 de mayo, en Polonia es el 26 de mayo y en Nicaragua es el 30 de mayo. En Albania es el 8 de marzo, en Costa Rica es el 15 de agosto y en Indonesia es el 22 de diciembre.
Realmente lo importante no es la fecha ni la época del año, sino el rendirle meritorio respeto y cariño a nuestras madres; a todas aquellas que sin pensar en el sacrificio que hacen, entregan desde su mismo epicentro del alma, todo el posible amor con que llenan la vida.
Sin restar felicidad a tan magnánimo festejo, no puedo dejar de expresar mi solidaridad hacia todas esas madres que lloran a sus hijas e hijos: consumidos por la hambruna, desaparecidos, secuestrados, torturados, asesinados u obligados a emigrar por políticas engendradas en gobiernos serviles a los cantos de sirena neoliberales, o por las guerras de rapiñas impuestas por las apetencias de potencias imperiales. A estas madres también todo mi respeto.
Mi mayor expresión de admiración a todas esas madres cubanas que, como Marianas Grajales, vieron a sus Titanes levantar el machete mientras cabalgaban en la manigua contra el coloniaje durante el siglo XIX o levantaron el fusil en la sierra Maestra o transitaron el túnel del clandestinaje en el llano, para darle a la Patria, Cuba, su verdadera libertad e independencia, alcanzada el 1º de enero de 1959. También a todas esas madres que hoy siguen aportando en la construcción del socialismo y se imponen, con tesón, a todas las dificultades impuestas por políticas genocidas del imperialismo y sus lacayos.
Mi admiración a las abuelas de Plaza de Mayo, signo eterno de lucha,  resistencia y firmeza; a todas las madres catalanas, que le dieron a la historia de esta nación miles de Isidre Lluçàs i Casanoves, niño que a ritmo de tambor derrotó a las bien pertrechadas tropas francesas, y persisten en la actualidad como valientes timbaleros que siguen retumbando la historia de esta tierra para rescatar sus valores culturales identitarios, mientras cantan con gran orgullo: “Nací en el Mediterráneo”.
También mis respetos a todas las madres de España, que dieron sus mayores riquezas humanas por una República arrebatada a golpe de fascismo y hoy siguen en el empeño de levantar banderas contra estos gobiernos herederos del franquismo, para darle un mejor mañana a sus futuras generaciones.
Y, por supuesto, así mismo celebro a todas las madres, en cualquier rincón de este mundo, que dieron y dan a sus hijas e hijos dignas muestras de altruismo, de abnegación y denuedo; siendo consecuentes en sembrar en sus pequeñas y pequeños, aquellos valores que nos dignifican como seres humanos: sinceridad, honestidad, modestia, compañerismo, responsabilidad, autocrítica, firmeza de principios y solidaridad.
Junto a ellas, a mi madre, a mi hermana y a mi compañera que hoy camina junto a mí, construyendo nuestro futuro.
MADRE:
Me busco en tu rostro
y en el palpitar de colibrí
que brota como manantial
en tu pecho de arcoíris.

Descubro un mundo de mariposas
y el calor de una roja rosa en tus ojos.
Me sorprenden las notas de tus labios
y la caricia de tu sonrisa.

Reposo en tus manos
como un príncipe en su aventura,
porque estás ahí como fértil brisa
que tempestuosamente acaricia con dulzura.

Y cada día me pinto tu amor en el alma
y navego por las tierras de los sueños
y miro el sol levantarse con alas de zunzún
y me siento grande por tenerte a mi lado.

La primavera suena sus campanas
en cada rincón de mi diminuto cuerpo
y sé que interrumpo tu paz
con las travesuras de duendecillo.

Soy esa gema del futuro.
Me vestiré con lo que pongas sobre mi alma,
viajaré con los pasos que calces en mis pies
y yo seré el eco de tu voz desde el fondo del pasado.

Te quiero por ser mi hada,
por romper tu descanso sin exégesis,
por ser lo más importante para mí,
forjando a mi lado el mañana.

Para ti, mamá, todo mi amor.
¡FELICIDADES!

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