Por Percy Francisco Alvarado Godoy
La mano de la
CIA se encuentra detrás de muchas de las más sonadas muertes de personalidades
en las últimas décadas. La lista es larga y la sospecha mayor.
Mencionaré
algunos casos, tal vez no los más sobresalientes, pero todos dejan en nosotros
serias sospechas sobre cómo el gobierno norteamericano se sacude a los
obstáculos mediante acciones ejecutivas de asesinatos selectivos.
Uno de estos
casos es la muerte de Robin Cook, segundo del entonces primer ministro de
Tony Blair, quien dejó su puesto de canciller al no aceptar la versión USA que
sirvió como pretexto para la invasión aliada a Irak. Cook declaró días antes de
sus sospechosa muerte en agosto 2005, mientras daba un paseo en Escocia -disfrazada
de ataque al corazón-, que Al-Qaeda no era más que un engendro de la CIA y que
en sus filas se encontraban operativos de la Agencia.
Dejando atrás
las dictaduras vendidas a EEUU, en 1981 Ecuador eligió a Jaime Roldos como
presidente, quien se propuso que los recursos de su país fuesen usados
para ayudar a la gente. Cuando falló el soborno, fue asesinado en un sospechoso
accidente de aviación. Su avioneta se estrelló cerca de una base americana que
fue quién retiró rápidamente todos los restos de la misma, cuando se llevo a
cabo una investigación para aclarar lo sucedido, dos de los testigos claves,
murieron también en accidentes antes de testificar.
Omar Torrijos,
líder panameño que logró que el Consejo de Seguridad de la ONU se reuniera en
su país en marzo de 1973, para discutir lo relativo al Canal. El Consejo, en su
mayoría, se pronunció en favor de las exigencias panameñas y exhortó a
Washington a revisar su tratado con Panamá. Pero, aplicando el veto, EEUU
rechazó la resolución propuesta en torno al Canal. Con todo, lo que no se logró
con Nixon, sí se logró con Carter: En septiembre de 1977, en Washington, se
firmaron los acuerdos Carter-Torrijos, según los cuales, a partir del 31 de
diciembre de 1999, el Canal sería devuelto en propiedad plena e
incondicionalmente a Panamá. Restaba sólo la ratificación de dichos tratados
por el Senado de EEUU, lo que se logró, con cláusulas y enmiendas, el 18 de abril
de 1978, con sólo dos votos de ventaja.
En Panamá
tienen pocas dudas de quién estuvo detrás del accidente que costó la vida a su
presidente Omar Torrijos el 31 de julio de 1981. Tras conseguir la devolución
del Canal de Panamá por parte de Estados Unidos y comenzar a establecer una
política de alianzas internacionales al margen de los estadounidenses, ese día
su avión se estrelló. Investigaciones posteriores defendieron la tesis de que
el accidente había sido un asesinato de la CIA, porque las conversaciones que
había emprendido Torrijos con empresarios japoneses para construir un canal a
nivel por Panamá perjudicaban los intereses estadounidenses. Las
investigaciones sobre el posible sabotaje del avión desaparecieron durante la
invasión de Panamá por EEUU en 1989. Aunque nadie previó que Manuel Antonio
Noriega –el depuesto presidente– dispusiera de una copia de los documentos en
los que se acusaba a la CIA– del asesinato. Su abogado presentó los papeles
ante el juzgado en EEUU, pero no fueron aceptados alegando que era información
clasificada. Unos meses antes del fallecimiento de Torrijos el entonces
presidente de Ecuador, Jaime Roldós, elegido democráticamente tras una década
de dictaduras, perdió la vida... en un accidente de avión.
En efecto, las
fuerzas de derecha de EEUU lograron la inclusión de dos enmiendas en las
negociaciones en torno al Canal que afectaban la soberanía de Panamá. Una,
otorgaba a los barcos de guerra de esa potencia el derecho al tránsito
extraordinario por el Canal en caso de emergencia. La otra, le permitía la
intervención militar bajo el pretexto de defender el Canal, incluso después de
que éste pasara bajo el control de Panamá.
Su pecado: Devolver los derechos del canal de Panamá a Panamá.
Causa de la
muerte: Poco después, un agente de la CIA, Howard Hunt,
declaró que si Torrijos no colaboraba con EEUU debía ser eliminado. Nixon quiso
comprarlo con un millón de dólares. Por rechazar la “oferta”, se decidió
asesinarlo. Antes, para desacreditarlo, se le quiso implicar en narcotráfico.
Pero Torrijos neutralizó la maniobra. Frustró tres planes más para eliminarlo.
No obstante, se vio convertido en víctima de la CIA cuando el 31 de Julio de
1981, el pequeño avión en el que viajaba se estrelló, producto de un sabotaje.
Cierta prensa
de EEUU expresó su júbilo ante tan lamentable suceso.
El 9 de mayo de
1978, las Brigadas Rojas asesinaron al que había sido dos veces primer ministro
de Italia, Aldo Moro. Casi dos meses antes había sido secuestrado en una
operación en la que sus cinco escoltas fueron asesinados. Un acto terrorista
difícil de entender cuando la Democracia Cristiana, a la que él representaba, y
el Partido Comunista habían firmado un pacto para erradicar la corrupción
política.
En junio y
julio de 1982, la viuda de Aldo Moro declaró que el asesinato de su marido se
produjo tras unas amenazas llevadas a cabo por "una figura de la política
americana de alto rango". Cuando el juez le preguntó en qué consistía la
amenaza, la señora Eleanora Moro repitió la misma frase que Guerzoni atribuye a
Kissinger en su testimonio: "O abandonas tu línea política o lo pagarás
con tu vida."
En una de las
páginas más escalofriantes de su libro, Coleman escribe lo siguiente: "El
juez le preguntó a Guerzoni si podía identificar a la persona de la que hablaba
la señora Moro. Guerzoni contestó que se trataba de Henry Kissinger, como ya
había declarado"».
¿Por qué
querría un diplomático estadounidense de alto rango amenazar a un político de
una nación independiente europea? La respuesta es que, obviamente, Kissinger no
estaba representando los intereses de Estados Unidos, sino que «actuaba
siguiendo instrucciones» recibidas por parte del Grupo Bilderberg.
Su pecado: Aldo Moro pretendía estabilizar Italia a través del pleno empleo y la paz
industrial. Y había empezado a tomar unas medias que iban a conseguirlo.
Causa de la
muerte: Secuestrado y tiroteado supuestamente por las
brigadas rojas. Antes de morir, el todopoderoso empresario Gianni Agnelli,
l'Avvocato, dijo bromeando y con cierto aire de intriga: "¿El asesinato de
Aldo Moro? Nada se sabrá mientras los asesinos vivan. ¿Las Brigadas Rojas? No,
no... Ellos fueron los ejecutores, sí, pero no los verdaderos protagonistas".
Fuentes:
http://www.tiempodehoy.com/mundo/especial-jfk/los-asesinatos-secretos-de-la-cia
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