viernes, 7 de marzo de 2014

Artistas o Esclavos. El caso Cuba

Calle 13 cantando en La Habana. El dúo tuvo el recibimiento de una gran oleada de jóvenes cubanos.
Tomado de Razones de Cuba.
Por Ramón Bernal Godoy.

Mi sobrino, de solo 16 años de edad pero muy conocedor de la “farándula” y el circuito musical mundial, me preguntaba porque artistas internacionales tan difundidos en nuestra radio no incluían la capital cubana entre uno de los puntos de sus giras promocionales, o simplemente porque no hacían un megaconcierto que de seguro no tendría nada que envidiar en acogida popular a las presentaciones que hacen en otros lugares del mundo.

“Si artistas latinos reconocidos como Gilberto Santa Rosa, Marc Anthony, Víctor Manuelle, Ricardo Arjona, Maná se muestran tan conocedores de la música cubana, si enriquecen tanto su obra musical -y sus bolsillos- con composiciones y arreglos surgidos del talento de este verde caimán, si incluso algunos viajan de “turismo oculto” hasta la isla, resulta ilógico que no deseen palpar con sus propias manos la alegría de un pueblo que masiva y alegremente les recibiría”, fue la esencia de lo que me trasmitió el muchacho, aunque no literalmente sino en su simpática jerga adolescente.

El hecho es bien conocido, varias generaciones de cubanos han vivido –y vivimos-  la decepción de ver como por más de medio siglo los artistas internacionales evitan Cuba entre las plazas de sus presentaciones -para no adentrarnos en el irrespeto que constituye el que no pocos de ellos sin conocer nuestras “interioridades” se alistan a repetir lo que por años han escuchado decir a nuestros enemigos- , y aquí sin quererlo, solo reflexionando, he llegado al núcleo central de la respuesta que debo mañana dar a mi sobrino, la subordinación consciente o inconsciente a los círculos de poder.

Los enemigos de Cuba, es decir, del proceso de transformaciones revolucionarias que en 1959 inició toda una nación que a lo largo de los años se enfrentó –y enfrenta- a las más crueles y burdas de las agresiones, radican a solo 90 millas de las costas cubanas, en el Sur de la Florida, EE.UU, casualmente justo donde se basifica la mayor parte de la industria del entretenimiento que vincula al sector artístico de origen Latino.

Un artista Latino requiere necesariamente de muchos “apoyos” para triunfar con su arte, el talento y la buena intención no alcanza. Si usted quiere triunfar necesita cantar, promocionarse en los medios de comunicación, producir, vender y así sucesivamente. Para ello requiere recursos, relaciones y todo aquello que solo los magnates y empresarios adueñados de ese “submundo” poseen. Por ejemplo, el autodenominado “empresario y productor cubano-americano” Emilio Estefan es el que mueve los hilos musicales del mercado floridano, si le agradas y te subordinas puedes convertirte en una estrella, incluso sin talento, como es el caso de su esposa, la recalcitrante Gloria Esteffan.

Aquel artista que desee viajar a Cuba, cantar en Cuba, expresarse a favor de los logros del sistema cubano, mostrar determinada simpatía o simplemente negarse a realizar una declaración o asumir determinada posición cuando esta es “requerida” puede ganarse la ira de los Estefan, entiéndase el odio, el chantaje, las presiones financieras y el fin de su carrera artística, incluso en el supuesto que no esté asociado a una de sus disqueras pues el empresario –probadamente vinculado al sector terrorista de la ultraderecha cubana- es quien decide quien se promueve en la radio, la TV y hasta quien canta en los clubes nocturnos miamenses.

Así de sencillo funciona todo, le diré a mi sobrino, querer a Cuba no solo requiere ser una persona objetiva y superar la barrera de desinformación que fijan los medios de prensa y el monopolio capitalista de la información –cual ya es bastante- sino tener el “valor suicida” de resistir “ciclones de ofensas” que pueden llegar desde los pasillos del Congreso hasta la amenaza pública a manos del viejo y desacreditado “exilio” anticubano, ese cuyo pasado batistiano y terrateniente no logra extraerse de su sangre.

Mi sobrino podría decirme: “tío eso es muela, aterriza”. Entonces tendré que aclararle que la lista de ejemplos sería interminable y que por ello me concentraré en algunos artistas que él pudiera conocer… le haré la historia del megaconcierto por la paz organizado por Juanes, Olga Tañón y otros artistas, las amenazas de muerte que recibieron, las presiones para que abandonaran sus planes, y el costo que tuvo para sus carreras el haberse mantenido firme en sus propósitos, de cómo los artistas cubanos que arriban a Miami deben hacer sendas declaraciones políticas contra el gobierno cubano si allí quieren radicarse y hacer carrera artística, como si se salen de ese guión y denuncian parte del estado de cosas que sucede en esa “oscura” ciudad son sentenciados a la “indiferencia musical” cual acaba de suceder al cantante de música popular Manolín, conocido como el Médico de la Salsa o si simplemente van de paso y no dicen lo que se espera que digan son boicoteados, amenazados y casi expulsados del territorio estadounidense y quien lo dude que recuerde los casos de Compay Segundo, Ibrahim Ferrer o pregunte a los populares Juan Formell y Paulo FG .

Incluso artistas del más alto nivel mundial pueden sufrir la “pataleta anticubana” con alcance hasta el despacho oval[1], tal y como le sucedió a Beyoncé y Jay-Z cuando regresaron de unas vacaciones turísticas en nuestra capital. ¿Cree alguien que con estos truenos podremos disfrutar de conciertos en vivo de figuras internacionales? La mayoría de los artistas que nos visitan y nos brindan su arte ya están en los últimos años de su carrera o -para que suene mejor- ya tienen una carrera hecha, por ejemplo Cheo Feliciano, Air Suplay, Álvaro Torres, entre otros cuya generosidad no deja de constituir un tremendo mérito para nuestro pueblo. Obviamente también –aunque pocos- existen de esos “valientes suicidas” que van contra cualquier ley de mercado y posible chantaje, ejemplo Andy Montañez y Calle 13.

Precisamente tomaré de ejemplo para mi sobrino ese grupo de rap llamado Calle 13, muy conocido en Cuba, le ejemplificaré con algunas de las letras en las que la agrupación hace hincapié en estas concesiones “entendibles” pero inmorales que la mayoría de los  artistas hacen a sus “dueños”, o mejor dicho, a los dueños de sus “carreras”, por ejemplo, le citaré este fragmento de una de ellas:
…..
Sería muy fácil para mí escribir un bolero
O hacer un video rapeando encima de un velero
Con mujeres en pelotas acariciándome los huevos
Sacrificar mis ideales pa’ venderte un disco nuevo
Si es así mejor me quedo
No se puede escribir sobre el dolor
Cuando se escribe con miedo (Oye!)
Conformarse y dejar de insistir
Es como ver a alguien ahogándose y dejarlo morir
No importa si me escucha una sola persona por esta vez
Cuando conecto a uno conecto a diez
Que importa si no sueno en la radio de mi país
Tengo el mundo dando vueltas con las letras que escribí
Me censuraron por razonas obvias
Porque fui más honesto con ustedes
Que lo que fui con mi ex-novia
……
Calle 13 junto a Kelvin Ochoa levantan camisetas alegóricas a ambos países: Cuba y Puerto Rico.
En fin, esta noche tendré una charla “político musical” con mi sobri, en definitiva será un placer invertir mi tiempo en demostrarle lo qué hay “detrás de la fachada”, incluso dejaré algo para mañana si le interesa, le propondré comentarle como esto no sucede solo con Cuba sino con toda nación que huela a autodeterminación, por ejemplo Venezuela.

[1] El Despacho Oval (The Oval Office, en inglés) es la oficina oficial del Presidente de los Estados Unidos de América. Situada en el Ala Oeste de la Casa Blanca.
Tomado del Blog Miradas Encontradas

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