Tomado de Impresiones de una Periodista en Paro.
Por Luisa Sánchez.
Si
se va a Google y se busca ‘Marchas de la Dignidad’ aparecen en 0.32 segundos 4.060.000
resultados. Estos recogen información de la propia organización, de medios
digitales y de escasos medios de papel de ámbito regional o provincial. Pero ni
una sola de esas noticias aparece recogida en los medios ‘de papel’ de ámbito nacional o en las
televisiones generalistas. Es la constatación de la servidumbre de los llamados
‘medios oficiales’ con el sistema. Ninguno de ellos quiere informar de la
existencia ni del propósito de unas marchas que quieren llegar el 22 de marzo a
Madrid para clamar masivamente en una gran movilización ‘contra el pago de la
deuda, por el empleo digno, por la renta básica, por los derechos sociales, por
las libertades democráticas, contra los recortes, la represión y la corrupción,
por una sociedad de hombres y mujeres libres, una movilización contra un
sistema, un régimen y unos gobiernos que nos agreden y no nos representan’. Así
lo hacen constar en su web, en un manifiesto en el que exigen ‘que se vaya el
Gobierno del PP y, también, todos los gobiernos que recortan derechos sociales
básicos, todos los que colaboran con las políticas de la troika’. (http://marchasdeladignidadmadrid.wordpress.com/)
Hace
semanas que las columnas de las Marchas de la Dignidad comenzaron salir de sus destinos para llegar a Madrid el
día 22. Desde entonces no hay un solo medio de los que enfocan su información -
o su manipulación-, a servir al sistema que dé noticia de ellas. Es significativo que los
escasos periódicos regionales o provinciales que hablan de ellas lo hagan casi
siempre para dar cuenta de altercados o protestas de políticos del PP que, o prohíben
el paso por sus pueblos, vulnerando
el derecho constitucional de todo ciudadano a circular libremente por el
territorio nacional, o hacen frente, llegando al insulto, a quienes marchan pacíficamente
hacia la capital del Estado a mostrar su protesta contra un sistema injusto que
está acabando con la dignidad y los derechos de todo un pueblo.
Tampoco
las televisiones dan cuenta de ellas, ni en los informativos, ni en magacines o
tertulias. Para la información del sistema, esa que se paga con el dinero de
inversores financieros, de grupos mediáticos en poder de los defensores del
capitalismo, no existen las Marchas de la Dignidad; no sea que la gente se
entere de su existencia y decidan sumarse a la protesta y esta acabe siendo tan
nutrida que termine por conseguir lo que consiguió el pueblo islandés, que se
negó a pagar la deuda, encarceló a los banqueros especuladores y ahora crece y
ha salido del marasmo de la crisis.
La
prensa llamada ‘oficial’, esa cuyo paradigma en papel pueden ser El País, El
Mundo, la Vanguardia o el ABC, y no digamos medios cavernarios que semejan más
a tebeos que a diarios, como La Razón, oculta sistemáticamente las convocatoria
de protestas ciudadanas, alguna de ella da cuenta de las manifestaciones una
vez producidas haciendo cuánto más hincapié mejor si se producen altercados con
los antidisturbios justificando siempre la violencia de estos en la quema de contenedores
o la agresión a alguna entidad bancaria de esas que dejan a las personas sin
hogar después de haberlas estafado con cláusulas abusivas y otros engaños.
Para
esos periódicos, como para las televisiones generalistas, el bueno es el
sistema, los antidisturbios, que suelen comportarse como gorilas furiosos,
cumpliendo o no órdenes de la superioridad. Un sistema a cuyo servicio están
los medios que trasmiten arteramente que el pueblo al que se hurtan derechos y
dignidad no tiene derecho a reaccionar contra los abusos del poder.
Crea
así en esa mayoría silenciosa y acobardada que tanto complace al presidente del
Gobierno Mariano Raxoi, el sentimiento de que participar en protestas en contra
de la insufrible situación que se da en nuestro país es ponerse a la altura de
aquellos que han dado en llamar ‘antisistema; cuando los que están acabando con
el sistema de bienestar, derechos, democracia y libertades del que se medio
gozaba hasta que estalló la crisis son aquellos que colaboran con los bancos
ladrones, los políticos corruptos y los gobernantes filofascistas.
Esos
medios defensores del sistema, que son parte de él, no explican a los
espectadores o lectores que el actual sistema que creen que no se debe
cuestionar es el que está robando los derechos más básicos, los que defiende
una Constitución que dicen preservar, los mismos que la vienen ignorando en
todos principios de defensa de los ciudadanos.
Son periódicos, como El País, los que la invocan con insistencia un día sí y otro
también, en sus secciones de opinión, a la hora de cuestionar el referéndum por
la independencia de Catalunya, pero en cuyas páginas no aparece nunca artículos
recordando a los políticos que la Constitución protege el derecho a una
vivienda digna de todos los ciudadanos o que señala que la fiscalidad ha de ser
progresiva.
En
estos días en los que se van conociendo detalles de esa reforma fiscal
elaborada por expertos defensores del más rancio capitalismo, esos medios que
callan sobre las Marchas de la Dignidad y sobre el incumplimiento
constitucional de los derechos que recoge nuestra Carta Magna, no explicarán a
sus lectores que lo que pretende es volver a castigar a quien menos tiene, bajando
algunos tramos de IRPF a las clases medias, mientras que los que ya han descendido
a los niveles de pobreza absoluta se verán castigados con la subida del IVA que
recomiendan una UE ciega y sorda a las necesidades de una población que está
siendo laminada en beneficio de los bancos, los especuladores y las grandes
empresas explotadoras con la colaboración de políticos sin alma.
No
informan los que ignoran las Marchas de la Dignidad, porque tienen
miedo que una marea humana acabe por vencer las compuertas de un sistema
injusto y especulador del que forman parte, que engaña al pueblo con falacias
como que vivió por encima de sus posibilidades cuando la realidad es que fue
engañado y manipulado por encima de su dignidad.
Es
de esperar que los digitales, las redes sociales y la inquebrantable
decisión de un pueblo harto de injusticias, latrocinios y corrupción hagan
llegar a todo el país la necesidad de participar en esas marchas, de llegar a
la capital del Estado el día 22 para hacer saber al poder especulador,
manipulador e injusto, que hasta aquí ha llegado y que por encima de espurios intereses
está la dignidad y los derechos de todo un pueblo.
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