Por Arthur González.
El 24.02.2014, con total falta a la verdad el senador republicano Marco
Rubio, aseveró que ``los responsables de las muertes durante el Gobierno
de los hermanos Castro tendrán que pagar las consecuencias y
enfrentarse a la justicia``, según comentó el sitio financiado por la
CIA, Diario de Cuba/España.
¿De qué muertes blasfema este Senador, en su evidentemente interés por hacer campaña política? Quizás por su edad no conozca la penurias que sufrió el pueblo cubano durante las dictaduras que gobernaron la isla en diferentes etapas, especialmente la del tirano Fulgencio Batista, pero sus padre sí y por esas razones se vieron obligados a emigrar hacia el norte en busca de seguridad para sus vidas.
Los asesinos de los que sus padres huyeron antes de diciembre de 1958, se radicaron precisamente en Miami al amparo de las autoridades norteamericanas.
Ahí vivieron plácidamente Esteban Ventura, Rolando Masferrer, Mariano Faget Díaz, jefe del Buró para la represión de actividades comunistas (BRAC) Pilar Danilo García García, jefe de la policía bastistiana, Orlando Eleno Piedra Negueruela, Inspector del Buró de Investigaciones, Julio Stelio Laurent Rodríguez, del Servicio de Inteligencia naval, Carlos Tabernilla Palmero, jefe de la fuerza aérea, todos reclamados oficialmente por Cuba en notas diplomáticas.
Otros como Andrés Nazario Sargén, jefe de la organización terrorista Alpha 66, Manuel Artime, Orlando Bosch, Guillermo Novo Sampoll, Reinol Rodríguez, Ángel de Fana Serrano, Luís Zuñiga, Carlos Alberto Montaner y Luís Posada Carriles, han provocado dolor y luto en miles de familias cubanas, paseándose libremente por las calles norteamericanas, bajo el manto protector de la CIA, FBI y los congresistas hijos de testaferros del dictador Batista, como Ileana Ros, Mario y Lincoln Díaz-Balart, Albio Sires y unos cuantos más.
La cifra de actos terroristas contra Cuba desde 1959 al 2000, suman mil, 604 hechos.Niños, mujeres, ancianos y otros civiles están entre los muertos. Alfabetizadores, maestros, estudiantes y trabajadores han sido sus blancos preferidos para causar terror entre la población.
Antes de hablar, el senador debe leer un poco de historia, incluidos algunos documentos desclasificados del Gobierno que representa, como es el testimonio del Coronel Jack Hawkins, jefe de la sección de personal paramilitar en el Centro de Operaciones de la Fuerza de Tarea de la CIA, en la denominada “Operación Cubana”, quien afirmó sin el más mínimo pudor que:
``Durante el período comprendido entre octubre de 1960 y el 15 de abril de 1961, se perpetraron alrededor de 110 atentados dinamiteros contra objetivos políticos y económicos en Cuba. Se colocaron más de 200 bombas; se descarrilaron 6 trenes; se dejó inactiva la refinería de Santiago de Cuba durante una semana, como resultado de un ataque sorpresivo desde el mar; se provocaron más de 150 incendios contra centros estatales y privados, incluyendo 21 viviendas de comunistas y 800 incendios en plantaciones de caña``.
Según los propios informes desclasificados de la CIA, desde el 28 de septiembre de 1960 hasta el mes de abril de 1961, intentaron introducir ilegalmente en Cuba 75 toneladas de explosivos y armamentos, en 30 misiones aéreas, más 46,5 toneladas en 33 misiones de infiltración marítima, para abastecer a grupos terroristas urbanos y bandas de alzados en zonas montañosas, creadas, entrenadas y financiadas por la propia CIA.
Si el senador Rubio desea saber más, solo debe visitar la biblioteca del Congreso, la JF Kennedy, o el Archivo de Seguridad Nacional y solicitar algunos de los Programas de Acción Encubierta de la CIA contra Cuba, aprobados por diferentes Presidentes de Estados Unidos, para darse cuenta dónde y quiénes son los verdaderos criminales, después podrá sacar sus propias conclusiones para hablar con la verdad sin engañar a la opinión pública.
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