Este artículo lo encontré gracias a aucalatinoamericano
La hermosa capital de
Namibia, la ciudad de Windhoek, es un
conglomerado urbano de sólo 250 000 habitantes, en un país de poco mas de 2
millones y medio de habitantes.
Se observa un dinámico ritmo
constructivo en las los nuevos espacios urbanos. Muchas zonas de las ciudad
presentan numerosos solares yermos en espera ser edificados, en un desarrollo extensivo, caracterizado por
edificaciones de una sola planta, en su zona residencial y algunas edificaciones en alturas, en su centro de servicio,
que todos identificamos por su nombre en Inglés y simplemente nos referimos
al “Town”, cuando deseamos señalar un punto notable de
la ciudad.
En su espacio parecen
convivir la modernidad, con algunos patrones, en sus edificaciones, que se
corresponden a códigos de las culturas de sus antiguos colonizadores, en especial Alemania y Sudáfrica.
Su suelo arenoso, de un
color beis, a veces con tonalidades rosadas, queda al descubierto, en su
entramado edificado, donde es posible apreciar sus acatadas regulaciones
urbanas, que separan las edificaciones,
a más de 4 metros de las vías, corriendo a cargo del propietario del terreno la
edificación del espacio empedrado, que no siempre se cumple con la prontitud
requerida.
Lo que le da una imagen, tal
vez, ruralizada, contrastando con los
sobrios diseños arquitectónicos, en sus numerosas moles de servicios, que parecen atender
a una población mucho mayor que la que realmente dispone.
Un índice importante de
motorización, presiona la edificación de numerosas avenidas
para aliviar los embotellamientos en
las horas pico. Algunas de ellas tienen nombres emblemáticos y
reconocidos por los pueblos del Mundo: Sam Nujoma, líder histórico del pueblo
namibio y su primer Presidente, Nelson Mandela, Fidel Castros Ruz…
Para un cubano representa un
raro sentimiento poder contemplar el nombre del líder histórico de la
revolución Cubana. Por eso, cuando escribía un artículo de denuncia sobre la permanencia de Cuba en la
“Lista de Estado Patrocinadores del Terrorismo”, que cada años
emite el Departamento de Estado norteamericano, recordaba una frase de
Malcom X que expresa, “si no estás prevenido contra los Medios de Comunicación,
te harán amar al opresor y odiar al oprimido”
Tenía el propósito de
demostrar, tal vez, para algún confundido de buena fe, lo absurdo de tal planteamiento que sólo
lesiona la credibilidad de quien sostiene tan endebles argumentos, que
sólo sirven de justificación a la política de bloqueo contra la Isla y están en
consonancia con intereses de la política doméstica del país norteño, y añadía,
en todo caso, sólo puedo brindar una mínima parte de las sin razones que
tiene Estados Unidos para etiquetar a Cuba con tan desacertado
calificativo.
Realmente no le dije a
mis interlocutores, con los que dialogaba sobre el tema cubano, todo lo que
pensaba, nada le expresé de la profunda impresión que me causó la señalética
con el nombre de Fidel en la esquina de una importante avenida local o el
nombre de una escuela que lleva el nombre del líder del la Revolución Cubana y
que los colaboradores cubanos apadrinamos de forma solidaria.
Algo totalmente inusual en
nuestro país, donde se comprende el valor relativo del papel de las
personalidades en la historia y es principio Martiano, expresado reiteradamente
por Fidel, de que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”.
Nada dije, que para el
pueblo nativo, conocedor de la discriminación racial y la pobreza extrema en el
pasado, ese hito, en una esquina de Windhoek, es su forma de homenajear a un
pueblo, en que Fidel es su digno representante, reconociendo el
importante papel jugado por Cuba en la liberación de muchos pueblos
africanos y su contribución al fin del Apartheid, al costo de enormes
sacrificios en defensa de las causas justa de este Continente.
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