Tomado de ALAI, Agencia Latinoamericana de Información. América Latina en Movimiento.
Por Germán Gorraiz López.
Según
el Financial Times, Zbigniew Brzezinski, ex-consejero de Seguridad
Nacional durante el mandato de Carter, en una audiencia ante la Comisión
de Relaciones Exteriores del Senado en el 2007, explicó que: «Un
escenario posible para un enfrentamiento militar con Irán implica un
acto terrorista en suelo americano del cual se haría responsable a Irán.
Esto pudiera culminar con una acción militar americana “defensiva”
contra Irán en el que estarían incluidos Irán, Irak, Afganistán y
Pakistán”, de lo que se deduce la posibilidad de un nuevo atentado en
EEUU que sería falsamente atribuido a Irán para provocar su invasión y
una posterior deriva totalitaria de EUU, similar a la registrada con
George W. Bush tras el 11-S del 2001.
Así,
un mes después del atentado del 11-S, el gobierno de George W. Bush
decidió secretamente anular una de las principales protecciones
constitucionales de este país (habeas corpus) mediante la ley conocida
como USA-Patriot Act bajo la justificación de su “lucha contra el
“terrorismo” según documentos oficiales revelados a finales de 2005 en
una serie de reportajes en el New York Times.
Como
colofón a esta deriva totalitaria de EEUU, estaría la firma con
objeciones por Obama de la Ley de Autorización de Defensa Nacional
(NDAA), que permite a las autoridades militares la detención
indiscriminada de ciudadanos estadounidenses en cualquier parte del
mundo (sin especificar los cargos que se le imputan ni el tiempo de
detención), reservándose Obama la interpretación personal de la sección
1.021 de dicha Ley para según sus palabras ”asegurarse que cualquier
detención autorizada se llevará a cabo conforme a la Constitución y a
las leyes de guerra”.
Wright
Mills en su libro The Power Elite (1956), indica que la clave para
entender la inquietud norteamericana se encontraría en la
sobre-organización de su sociedad. Así, stablishment sería “el grupo
élite formado por la unión de las sub-élites política, militar,
económica, universitaria y mass media de EEUU”, lobbys de presión que
estarían interconectadas mediante “una alianza inquieta basada en su
comunidad de intereses y dirigidas por la metafísica militar”, concepto
que se apoya en una definición militar de la realidad y que habría
transformado la economía en una guerra económica permanente.
Por su parte, Brzezinski en su libro Entre dos edades: El papel de Estados Unidos en la era tecnotrónica
(1971) aboga por el control de la población por una élite mediante la
“manipulación cibernética”, control iniciado tras la II Guerra Mundial
con la implementación del programa ECHELON (la mayor red de espionaje y
análisis para interceptar comunicaciones electrónicas de la historia) y
cuya existencia fue denunciada en 1976 por Winslow Peck y
posteriormente constatada por el Parlamento Europeo en el 2001. Dicho
“Control estratégico de las telecomunicaciones” estaría controlado por
la comunidad UKUSA (Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia, y
Nueva Zelanda) controla más de tres mil millones de comunicaciones cada
día e incluye análisis automático y clasificación de las
interceptaciones que serían utilizados para el espionaje económico
además de la invasión de la privacidad.
Posteriormente,
asistimos a la implementación en EEUU del Programa PRISM o Big Brother,
(programa aprobado por el Congreso de EEUU a instancias de la
Administración Bush en el 2007 pero que por inercia apática habría
continuado bajo el mandato de Obama) y que sería una herramienta para
monitorizar las comunicaciones de ciudadanos no estadounidenses a través
de sus metadatos y devenido en verdadero monstruo virtual que habría
extendido sus tentáculos hasta los servidores de compañías como Google,
Apple, Micros Eloft, AOL, Facebook y Yahoo.
Por
su parte, el diario “Le Monde” asegura que los servicios de
inteligencia franceses habrían utilizado un sistema similar al PRISM
pero menos sofisticado gracias a un mega-ordenador basado en FPGA y
situado en la sede de la DGSE (Direction Générale de la Sécurité
Extérieure) en París con el que habría almacenado de forma sistemática
información de llamadas telefónicas y de correos electrónicos con origen
en Francia y destino en el propio país y en el extranjero con el
agravante de ser ilegal al permanecer reflectario al control
parlamentario francés.
Asimismo,
el citado Brzezinski advirtió que “la dominación estadounidense ya no
era posible debido a una aceleración del cambio social impulsado por la
comunicación instantánea que han provocado el despertar universal de la
conciencia política de las masas (Global Political Awakening) y que está
resultando perjudicial para la dominación externa como la que
prevaleció en la época del colonialismo y el imperialismo”.
En
consecuencia, tras el intento de controlar la nube mediante programas
secretos como los citados Programa PRISM o Echelon, en los próximos años
asistiremos al final de la democratización de la información (siguiendo
la senda emprendida por “países totalitarios” mediante la imposición de
leyes que prohíben el uso de determinados términos (en China, por
ejemplo, "democracia" o "derechos humanos") para continuar con la
implementación de filtros en los servidores de los ISP, de lo que sería
paradigma el SmartFilter fabricado por la compañía estadounidense Secure
Computing.
Así,
según un estudio de la organización OpenNet (integrada por las
universidades de Oxford, Cambridge, Harvard y Toronto), 25 países
ejercerían la censura de webs con contenidos políticos o sociales
“peligrosos” e impedirían asimismo el acceso a aplicaciones como YouTube
o Google Maps aplicando sofisticados métodos de censura gracias a la
colaboración de empresas occidentales, lo que tendrá como efectos
colaterales la imposibilidad del acceso universal a la red en la próxima
década y el retorno a sus orígenes de la Red de Redes, al quedar
Internet convertido en herramienta exclusiva de las élites políticas,
económicas y militares, lo que de facto constituirá una deriva
totalitaria y la implementación del déficit democrático como estigma
recurrente de las llamadas democracias formales occidentales (estilo
Westminster).
Germán Gorraiz López
Analista internacional
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